La violencia de los desahucios continúa: el ejemplo de Barcelona

Hace unas horas han quedado en libertad las cinco personas que ayer fueron detenidas, en un desahucio ejecutado por los antidisturbios de los Mossos d’Esquadra en el barrio del Raval de Barcelona, en el que cargaron violentamente contra la gente concentrada, provocaron diversos heridos e identificaron a más de cincuenta personas. La familia desahuciada había tenido que dejar de pagar la hipoteca en 2016 por problemas económicos; desde entonces, el piso ha pasado por las manos del BBVA, de la SAREB y finalmente de UnivnessSL, una inmobiliaria que es quien finalmente les ha expulsado, después de que ninguno de todos estos grandes propietarios les ofreciera un alquiler social que pudieran pagar.

 En las últimas semanas, en la ciudad de Barcelona se está normalizando la militarización de las calles, el despliegue de amplios dispositivos policiales para ejecutar desahucios y para perseguir y reprimir a unos colectivos de vivienda que parecen estar en el punto de mira de la Conselleria de Interior.

También se está normalizando el que los jueces incumplan hasta sus propias leyes y hagan lo que sea necesario con tal de facilitar que la rueda del beneficio de la especulación siga girando: desahucios sin notificar, otros que se ejecutan aunque cumplan todos los requisitos para la suspensión, unas fechas en abierto que sobre el papel son ilegales pero que continúan existiendo… Cuando las leyes no benefician al capital todo lo que este necesita, estas pasan a ser papel mojado y la justicia, los cuerpos policiales, no titubean a la hora de saltárselas.

El último hecho ha ocurrido en la mañana de hoy, cuando se ha realizado una manifestación en el barrio de Poble Sec, para denunciar un desahucio ejecutado la semana pasada, en el que la persona afectada se intentó quitar la vida, y para exigir que se le otorgue un realojo digno. Al llegar a las oficinas de Servicios Sociales para pedir un realojo digno -una práctica habitual en muchos de estos colectivos de vivienda-, se les ha recibido con gas pimienta y un cordón policial ha acabado protegiendo las oficinas.

 Mientras el gobierno más progresista de la historia hace alarde de haber prohibido los desahucios, mientras siguen las peleas entre los partidos independentistas por ver quién compone el nuevo gobierno de la Generalitat -y quién estará al mando de su policía-, mientras se van anunciando cada día nuevos rescates o medidas antipopulares esta es la realidad, el día a día para mucha gente. Y lo peor está aún por llegar.

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