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Argentina :: 05/09/2023

Milei: dinosaurio o adelantado de la nueva política

Guillermo Cieza
Javier Milei no solo hace política pastoral. También tiene nexos con grupos ultraconservadores evangélicos, fracción neopentecostal adherida a la “teología de la prosperidad”.

La aparición pública de Javier Milei como aspirante a la candidatura presidencial provocó sonrisas piadosas y comentarios descalificadores de los analistas políticos. Su postulación mereció la atención del ingreso de un payaso con peluca al circo electoral. Las primeras encuestas que lo posicionaron entre los políticos con mejor imagen causaron perplejidad, y su triunfo en las PASO [primarias], causó desconcierto. Pero: ¿Quién es Javier Milei?

Quien ha visto en acción a Javier Milei, no puede menos que recordar a los pastores evangelistas. Es un showman, que compensa la fragilidad política de sus diagnósticos y propuestas con un fuerte histrionismo capaz de crear esperanza en una clientela de desesperados.

De la misma manera que la estadística reconoce a los pastores un porcentaje de la sociedad que busca atajos para evadir situaciones angustiantes, Milei ha incorporado entre sus admiradores una vasta clientela de damnificados que emergen en Argentina después de décadas de decadencia.

En nuestro país queda muy poco de lo que teníamos hace 50 años: salarios y convenios de trabajo de avanzada en el continente, apenas un 3% de desocupación, un fuerte sector estatal de empresas públicas, y un desarrollado mercado interno abastecido por la industria nacional. Esta decadencia ha dejado un tendal de víctimas y desesperanzadxs que incluye a más de la mitad de lxs jóvenes entre 14 y 25 que son pobres. Y en muchas familias, se han acumulado generaciones sin que ninguno de sus miembros tenga un trabajo estable.

Pero también, la desesperanza alcanza a cientos de miles de cuentapropistas, profesionales, comerciantes, pequeñxs y medianxs productores rurales, propietarixs de pequeños talleres o miniempresas industriales, que no han podido realizar su sueño de tener una vida acomodada y que, por el contrario, ven descender sus ingresos y sus expectativas futuras.

Javier Milei no solo hace política como un pastor. También tiene nexos con grupos ultraconservadores evangélicos que constituyen una fracción neopentecostal adherida a la “teología de la prosperidad”. El neopentecostalismo se caracteriza por la utilización masiva de los nuevos recursos tecnológicos de comunicación (redes sociales) y por la promoción de grandes espectáculos que convocan a miles de personas.

La teología de la prosperidad asocia al fracaso o a la fortuna económica a la relación con Dios. Quienes son supermillonarios, como Trump o Macri, son exitosos porque han sabido interpretar el mensaje de Cristo. Quienes han perdido la senda del cristianismo y se han dejado engatusar por el populismo o el socialismo, han abonado su condición miserable.

La estrategia comunicacional de Milei sigue las mismas pautas que utiliza el neopentecostalismo. Desarrolla un trabajo sistemático en las redes sociales, utilizando inteligencia artificial para identificar prejuicios y creencias falsas de la población que son reutilizadas, convertidas en argumentos que se viralizan mediante trolls, bots y besnet.

Su aparato de difusión de ideas combina núcleos profesionalizados de youtubers y analistas de tendencias en las redes, con un ejército de voluntarios que trabajan gratis, sintiéndose parte de una gran cruzada que les permite expresar sus enconos y prejuicios. Esos voluntarios han sido previamente identificados y son alimentados con abundante material que les aporta a hacer su tarea. Como las vendedoras de Avon o de Tupper Ware, sienten que tienen un trabajo que les permite reafirmar su independencia económica y su libertad, pero el producto que venden no les pertenece.

Milei se presenta como alguien surgido de la nada, como un redentor, pero no está solo. Durante muchos años trabajó como investigador de la Red Atlas, un lobby capitalista de extrema derecha, y hoy se ha convertido en su gran apuesta en la Argentina.

La Atlas Economic Research Foundation, o la Red Atlas, es una organización fundada en 1981 en EEUU. A ella aportan 450 fundaciones, ONG y grupos de reflexión y presión con presencia en todo el mundo. Su objetivo expreso es la derrota del socialismo, definición donde también incluyen cualquier tendencia populista o progresista.

El escritor Mario Vargas Llosa aparece como su mascarón de proa, pero también son parte de la Red el fallido presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, el ex presidente español, José María Aznar, el ex mandatario chileno, Sebastián Piñera, y el abogado y multimillonario mexicano Roberto Salinas León. Por casualidad o causalidad, prominentes dirigentes de la Red Atlas, entre ellos Macri y Lasso, aparecieron mencionados en los Panamá Papers como fugadores de ingresos y lavadores de dinero.

El concepto de libertad expresado por Milei se opone a cualquier regulación desde el estado, a la que caracteriza como una invasión a la libertad individual y a la actividad privada. Desde esa lógica propuso la liberación del tráfico de órganos y tendría en reserva, para no perder votos, la liberación del comercio y consumo de todas las drogas. La vinculación de grandes lavadores de dinero con promotores de la venta y consumo libre de drogas resulta, por lo menos, sospechosa.

Javier Milei es mucho más que un espantapájaros funcional para correr la agenda a la derecha. Es la punta de un iceberg, con mucho dinero y vinculaciones internacionales, que si puede empalmar con la reelección de Trump puede ser muy peligroso. Sin embargo, por ahora no cuenta con el apoyo de la embajada de EEUU ni con el del circulo rojo de los grandes empresarios locales, que no hicieron una buena experiencia con Macri y no están dispuestos a ceder negocios por razones ideológicas.

La economía argentina es competidora con la estadounidense en la venta de granos y carnes y complementaria con la de China y Brasil. Argentina le vende soja y carnes a China, y Brasil es el principal importador de trigo, y de nuestras exportaciones automotrices.

Por ultimo debe mencionarse la vinculación de Milei con sectores residuales de las fuerzas armadas mediante la interlocución de su candidata a vicepresidente, Victoria Villarruel. Esta dirigente ha sido una militante muy cercana a genocidas como Videla y Etchecolaz, y reivindica al genocidio como “guerra contra el terrorismo”. Este sector, que ha perdido la batalla ideológica en la sociedad argentina, parece tener poca influencia en las fuerzas armadas, excepto entre los militares retirados.

Finalmente el discurso de Milei disputa sus posibilidades de trascendencia en un país como Argentina, mucho más complejo y avanzado políticamente que EEUU, España, Italia, o los países del Este Europeo, donde las ideas de la ultraderecha se han encarnado en sectores muy importantes de la población. El apoyo electoral a Milei por ahora es más bronca y deseo de castigar a los últimos gobiernos, que adhesión a sus postulados ideológicos.

Aún con todas las limitaciones que impone la burocracia sindical, existe un movimiento obrero con tradición de lucha, están presentes movimientos de precarizados con inserción territorial, se han sostenido organizaciones de DDHH con prestigio y ha quedado un saldo de conciencia en el movimiento de mujeres y disidencias con capacidad de volver a movilizarse para resistir una ofensiva contra sus derechos.

Seguramente las inconsecuencias del populismo, la desmovilización promovida desde sucesivos gobiernos y la bastardización de ideas con arraigo popular, han pavimentado el regreso de la derecha. Pero el destino nacional no depende de las supuestas astucias dirigenciales, sino de un patrimonio de experiencia popular acumulada, y de vocación de lucha, que no va a ser fácil de doblegar.

Sobre la pregunta inicial de si Milei es un dinosaurio o un avanzado de la política, creo que la respuesta es que vende ideas viejas en un envase comunicacional de última generación.

www.tramas.ar

 

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