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Asia :: 07/07/2022

Detrás de la cortina de hojalata: BRICS versus OTAN/G7

Pepe Escobar
En la contemporánea era del tecno-feudalismo ahora existe lo que se debería llamar “la cortina de hojalata” de un occidente colectivo temeroso y despistado

Érase una vez una Cortina de Hierro que dividía el continente europeo. Acuñado por el ex primer ministro británico Winston Churchill, el término se refería a los esfuerzos de la entonces Unión Soviética por crear una frontera física con Occidente. Este último, por su parte, siguió una política de contención frente a la influencia de las ideas del comunismo.

En la contemporánea era del tecno-feudalismo ahora existe lo que se debería llamar “la cortina de hojalata” de un occidente colectivo temeroso y despistado construido básicamente por el G7 y la OTAN: esta vez, esencialmente para contener la integración del Sur Global.

BRICS contra el G7

El ejemplo más reciente y significativo la integración del Sur Global ha sido la presentación de BRICS PLUS en la cumbre organizada por Beijing. La reunión de la pasada semana fue mucho más allá de establecer los lineamientos para un ‘nuevo G8’, como una alternativa al G7.

Junto a los cinco BRICS históricos (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) participaron en la reunión online lo que podríamos decir que fue “un microcosmos” del Sur Global, que abarca el Sudeste Asiático, Asia Central, Asia Occidental, África y América del Sur.

De manera reveladora, los mensajes del presidente ruso, Vladimir Putin, durante la cumbre de Beijing, marcaron un fuerte contraste con la propaganda del G7. En realidad, sus palabras estaban dirigidos a todo el Sur Global:

– Rusia cumplirá con sus obligaciones de suministro de energía y fertilizantes.

– Rusia espera una buena cosecha de cereales, y suministrar hasta 50 millones de toneladas a los mercados mundiales.

– Rusia garantizará el paso de los barcos de granos a aguas internacionales a pesar que fue Kiev el que minó los puertos.

– La situación negativa del grano ucraniano se ha exagerado artificialmente.

– El fuerte aumento de la inflación en todo el mundo es el resultado de la irresponsabilidad de los países del G7, no de la Operación Z en Ucrania.

– El desequilibrio de las relaciones mundiales se ha estado gestando durante mucho tiempo y su resultado ha sido la erosión del derecho internacional.

Un sistema alternativo

Putin también abordó directamente uno de los temas clave que los BRICS han estado discutiendo en profundidad desde la década de 2000: el diseño y la implementación de una moneda de reserva internacional:

«El sistema de mensajería financiera de Rusia está abierto para la conexión con los bancos de los países BRICS. El sistema de pago MIR ruso está ampliando su presencia. Estamos explorando la posibilidad de crear una moneda de reserva internacional basada en la canasta de monedas BRICS”

Este desafío al dólar era inevitable después de las histéricas sanciones occidentales posteriores a la Operación Z. La desdolarización impuesta a Moscú y el aumento del comercio entre las naciones BRICS pronostica, para 2030, que una cuarta parte de la demanda de petróleo del planeta provendrá de China e India, y Rusia será el proveedor principal.

Lógicamente Rusia, India y China no puede correr el riesgo de quedar excluidos de un sistema financiero dominado por el G7. Incluso la India, que camina sobre la cuerda floja, está empezando a ir en este sentido.

¿Cual “comunidad internacional”?

En su etapa actual, los BRICS representan el 40 % de la población mundial, el 25 % de la economía mundial, el 18 % del comercio mundial y contribuyen con más del 50 % del crecimiento económico mundial. Todos los indicadores están en alza.

Sergey Storchak, CEO del banco ruso VEG, lo ha dicho manera bastante diplomática: “Si las voces de los mercados emergentes no se escuchan en los próximos años, debemos pensar muy seriamente en establecer un sistema regional paralelo, o tal vez un nuevo sistema global”.

Ya se está discutiendo un «sistema regional paralelo» entre la Unión Económica de Eurasia (EAEU) y China, coordinado por el Comisionado de Integración y Macroeconomía ruso, Sergey Glazyev, quien recientemente escribió un sorprendente manifiesto que amplía sus ideas sobre la soberanía económica mundial.

Desarrollando el ‘mundo en desarrollo’

Lo que suceda en el frente financiero trans-euroasiático sucederá en paralelo con la estrategia de desarrollo china hasta ahora poco conocida: la Iniciativa de Desarrollo Global (GDI), anunciada por el presidente Xi Jinping en la Asamblea General de la ONU el año pasado.

En el diálogo de los BRICS se conoció un poco más sobre GDI, una organización creada en 2015 que es parte de la estrategia general de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road, BRI) – conocida como las Nuevas Rutas de la Seda-. En pocas palabras, el GDI tiene como objetivo potenciar la cooperación internacional para el desarrollo complementando el financiamiento de una gran cantidad de organismos, a saber: el Fondo de Cooperación Sur-Sur, la Asociación Internacional de Fomento (AIF), el Fondo Asiático de Desarrollo (ADF) y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM).

Las prioridades incluyen “reducción de la pobreza, seguridad alimentaria, vacunas contra el COVID-19”, industrialización e infraestructuras digitales. Posteriormente se estableció un grupo de Amigos de GDI a principios de 2022 y ya ha atraído a más de 50 países.

BRI y GDI deberían avanzar en conjunto. Durante la Cumbre Xi dejó en claro su análisis de la coyuntura: “algunos países están politizando y marginando esta agenda de desarrollo al construir muros y aplicar sanciones paralizantes a países del BRICS”.

Por otra parte, el cacareado desarrollo sostenible no es exactamente un “mar de tranquilidad” para el G7, y mucho menos de la OTAN.

Siete contra el mundo

El principal objetivo declarado de la cumbre del G7 en los Alpes bávaros es “proyectar la unidad”, con incondicionales del occidente colectivo (incluido Japón) en un “apoyo” sostenible e indefinido a un estado ucraniano irremediablemente fallido.

Esto es parte de lo que llaman con descaro la “lucha contra el imperialismo de Putin”, pero también estaría “la lucha contra el hambre, la pobreza, la crisis sanitaria y el cambio climático”, según el canciller alemán.

En Baviera, Scholz presionó por un Plan Marshall para Ucrania: un concepto ridículo, considerando que Kiev y sus alrededores bien podrían reducirse a un país insignificante para fines de 2022. La idea que el G7 puede funcionar para “prevenir una hambruna catastrófica" alcanza el paroxismo de la incongruencia, ya que la hambruna que se avecina es una consecuencia directa de la histeria de las sanciones impuestas por el G7.

El hecho que Berlín invitara a India, Indonesia, Sudáfrica y Senegal como complementos al G7 sirvió como un alivio casi cómico para los líderes occidentales.

Sería inútil esperar que la colección de mediocridades reunidas en Baviera – bajo el liderazgo de la Führer, Úrsula von der Leyen – hiciera algún análisis sustancial sobre la ruptura de las cadenas de suministro globales y las razones por las que obligó a Moscú a reducir los flujos de gas a Europa. En cambio, se conformaron con echar la culpa de todo a Putin y a Xi.

Ideada por el Imperio de las Mentiras, en la cumbre del G7 se discutió el “Intermarium”, una agrupación político-militar que iría desde el Mar Báltico hasta el Mar Negro, con una Ucrania absorbida parcialmente por Polonia, los Tres países enanos del Báltico más Bulgaria, Rumania, Eslovenia, Chequia y probablemente Suecia y Finlandia, aspirantes hasta el momento a la OTAN

¿Un ejemplo a seguir?: Una UE sin control democrático

El modelo impuesto en la UE es particularmente instructivo, especialmente ahora que Gran Bretaña ha vuelto al estatus de un estado insular intrascendente.

Cada año Bruselas emite más de 60 “directrices”. Estas normas se deben transponer al derecho interno de cada Estado miembro de la UE. Estas “directrices” deben aplicarse imperativamente; los parlamentos nacionales, donde supuestamente está representada la voluntad popular, no tienen atribuciones para discutir las “directrices” emanadas desde el Olimpo Bruselense.

Luego hay más de 10.000 “disposiciones europeas”, que los “expertos” de la Comisión Europea han emitido como “recomendaciones” a los gobiernos; son normas de un rígido canon neoliberal que impone gastos, ingresos y ‘reformas’ (reducciones en salud, educación, pensiones) que deben ser obedecidas sin discusión.

Por lo tanto, los procesos electorales “democráticos” de todos los países miembros de la UE no tienen ningún sentido. Los jefes de los gobiernos nacionales de Europa son meros ejecutores de los dictámenes de Bruselas. No hay debate democrático verdadero: la “democracia” al igual que los “valores de la UE”, no son más que cortinas de humo de un poder foráneo.

El gobierno real lo ejerce un puñado de apparatchiks elegidos entre los poderes ejecutivos, que actuan de una manera tremendamente opaca en beneficio de los lobbies empresariales.

La CE está fuera del más mínimo control democrático. Así fue como una mediocre Úrsula von der Leyen (la peor ministra de Defensa de la Alemania moderna) fue encumbrada hasta convertirse en la actual Führer de la CE, y hoy impone no sólo la política exterior de la UE, también la energética y la económica.

¿Qué hay tras la cortina de hojalata?

Desde la perspectiva de Occidente, la Cortina de Hojalata, a pesar de todos sus siniestros matices, es simplemente un entrante antes del plato principal: una confrontación pura y dura en Asia-Pacífico, rebautizada por el Imperio como «Indo-Pacífico», en realidad una copia del conflicto en Ucrania, diseñado para contener las iniciativas BRI y GDI de China.

Como contragolpe, es esclarecedor observar cómo el Ministerio de Relaciones Exteriores de China destaca en detalle el contraste entre el BRICS+ y el combo imperial AUKUS/Quad/IPEF.

BRICS significa multilateralismo; centrarse en el desarrollo global; cooperación para la recuperación económica; y mejorar la gobernanza global. La armazón inventada por los EEUU representa la mentalidad de la Guerra Fría: explotar a los países en desarrollo, “unirse” para contener a China, y la política de “EEUU primero” que pretende consagrar con un “orden internacional basado en reglas”.

Hubiera sido un error esperar que las luminarias del G7 reunidas en Baviera entiendan lo absurdo que es imponer un precio máximo a las exportaciones rusas de petróleo y gas, por ejemplo. Si eso realmente sucediera, Moscú no tendría problemas para cortar completamente el suministro de energía al G7. Y como se excluiría a otras naciones, el precio del petróleo y el gas que importan aumentaría drásticamente.

BRICS allanando el camino a seguir

Así que no es de extrañar que el futuro sea ominoso. En una sorprendente entrevista a la televisión estatal de Bielorrusia, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, resumió cómo “Occidente teme a la competencia honesta”.

De ahí, el vértice de la cultura de la cancelación, y “la supresión de todo lo que contradiga de alguna manera la visión y ordenamiento neoliberal del mundo”. Lavrov también resumió una posible hoja de ruta del Sur Global:

“No necesitamos un nuevo G8. Ya tenemos estructuras… principalmente en Eurasia. La EAEU está promoviendo activamente los procesos de integración con la República Popular China, alineando la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China con los planes de integración de Eurasia. Los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático están examinando de cerca estos planes. Varios de ellos están firmando acuerdos de zona de libre comercio con la EAEU. La Organización de Cooperación de Shanghái también es parte de estos procesos…

"Hay una estructura más allá de las fronteras geográficas de Eurasia. Son los BRICS. Esta asociación depende cada vez menos del estilo occidental de hacer negocios y de las reglas occidentales para las instituciones monetarias, financieras y comerciales internacionales. Prefieren métodos más equitativos que no hagan depender ningún proceso del papel dominante del dólar o de alguna otra moneda. En el G20 están representados los BRICS y cinco países más que comparten las posiciones de los BRICS, mientras que al otro lado de las barricadas está el G7 y sus partidarios”.

“Hay un equilibrio. Pero el G20 puede deteriorarse si Occidente lo utiliza para avivar la confrontación. Las estructuras que mencioné (SCO, BRICS, ASEAN, EAEU y CIS) se basan en el consenso, el respeto mutuo y en un equilibrio de intereses, en lugar la exigencia de EEUU de aceptar un mundo unipolar”.

¿Cortina de hojalata? Más bien una cortina rasgada.

The Cradle / observatoriocrisis.com

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/gB3a