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Madrid :: 23/03/2023

Despidos, represión y explotación: la cara oculta de la Complutense

Jase Tristán
Continúan las subcontratas y despidos en la Complutense, esta vez en la cafetería.

Continúan las subcontratas y despidos en la Complutense, esta vez en la cafetería. Peleemos por una universidad organizada por estudiantes y trabajadores para la clase trabajadora, construyamos un movimiento estudiantil fuerte y que de la mano de la clase trabajadora consiga todo esto y más.

Hace una semana se hacía público en la Facultad de Filosofía y Filología de la Universidad Complutense de Madrid el cambio de subcontratación de la cafetería de la facultad y el posible despido de hasta ocho trabajadores.

Se trata de trabajadores y trabajadoras precarias, que no tienen ni voz ni voto en la universidad (ni siquiera votan al rector pese a que este decide su sueldo) y para los que la universidad no tiene ningún plan.

El problema de fondo es que se trata de servicios subcontratados donde las trabajadoras tienen muchos menos derechos que si fueran trabajadoras de la universidad. No es el único caso de conflicto laboral de este tipo en las universidades: en la Universidad Autónoma de Madrid los trabajadores de deportes (NOTA) pelean ahora por sus derechos laborales en un contexto en el que la universidad se desentiende, y el año pasado las trabajadoras de la cafetería de Psicología, Sociología y Políticas de la UCM tuvieron que ponerse en pie de lucha contra el rectorado y la empresa subcontratada que no pagaban a las empleadas y además encubrían este impago.

El Rectorado de la UCM (en pleno proceso electoral), en concreto a través del Departamento de Contratación, así como los decanatos de la Facultad de Filología y Filosofía son los responsables del cambio de subcontrata, decisión tomada en base al aumento de pago de alquiler por parte de la nueva empresa, es decir, a través de un soborno legal a la UCM.

Este problema tiene que ver también con la falta de representatividad con la que contamos trabajadores y estudiantes en los órganos de gobierno de la universidad así como el aumento de la representación de grandes empresas en estos mismos órganos a través de las leyes universitarias Castells-Subirats promulgadas por el gobierno “progresista”. Esta infrarrepresentación no solo facilita la toma de decisiones de grandes empresas y casta universitaria a potenciar el modelo de universidad-empresa sino que también es representativo de la falta de democracia en la universidad.

Esto se suma a la situación de otros sectores de trabajadores de la universidad. Las limpiadoras de facultades de Derecho, Historia, Filología y Filosofía etcétera también van a ser despedidas de manera masiva con el fin de sus contratos COVID sin una sustitución. Así mismo las secretarias encargadas de administración estudiantil van a ser despedidas para facilitar la telematización de la secretaría supuestamente para facilitar la administración a les alumnes.

Esto ni siquiera se restringe a un campus sino que se extiende también a otras universidades como la UAM en la que los profesores asociados se están sumando a la huelga contra la recién aprobada LOSU del gobierno más “progresista” de la historia. Como vemos es un momento clave para plantear la unión de todos los sectores de trabajadores y estudiantes en la comunidad universitaria.

Toda esta lucha se suma a una situación de represión continua tanto a los trabajadores de la universidad como a les estudiantes. Ejemplo de ello fue la represión recibida por parte de los decanatos de Filología y Filosofía a Contracorriente y Pan y Rosas a quienes nos retiran pancartas y carteles, nos censuran charlas sobre la cuestión LGTB y la lucha de clases y se nos vigila e impide la legalización en el campus. Así mismo se añade que el decanato de la facultad de Filología ha prohibido la pegada de carteles en las paredes a lo que una de las asociaciones de la facultad, Phisys, respondió con una gran pegada de carteles por toda la facultad tanto protestando contra la medida como en defensa de los trabajadores de la cafetería.

Pero también se observa en la militarización completa de campus de CIU en el que se hace cada vez más común la presencia policial para la represión de estudiantes, trabajadores de la universidad o incluso sanitarias en lucha como en la manifestación contra el nombramiento de Ayuso como Alumna Ilustre, así como cuando se identificó y detuvo a manifestantes contra un acto de la embajada Israelí en el campus, o en la continua represión policial o por parte de la seguridad privada del campus en las sangriadas o el vallado de espacios supuestamente públicos como los jardines de Filosofía y Filología.

La represión a cargo de los decanatos de cada facultad y el rectorado vienen con el sello de aprobación del gobierno progresista que además infrafinancia la universidad pública para el aumento de los presupuestos militaristas que sirven para reforzar la represión y que promulga leyes como la LCU y la LOSU que sirven para facilitar esta represión.

Los despidos indiscriminados, el aumento de la presencia policial y la represión y la persecución a la organización estudiantil no pueden seguir normalizándose entre los trabajadores y alumnes de la comunidad universitaria.

Debemos luchar por acabar con la subcontratación que lleva a la explotación extrema de los trabajadores de limpieza, cafetería y mantenimiento. Sumémonos a las demandas de los trabajadores y busquemos una universidad con una financiación suficiente para su mantenimiento de servicios esenciales con contratos dignos y por una universidad verdaderamente democrática en la que estudiantes y trabajadores tomemos el control de ésta.

Creemos una alianza entre los trabajadores y estudiantes para acabar con la represión de parte de decanato, rectorado, policía al servicio del gobierno y la seguridad privada. Solo con la unión obrera-estudiantil podremos tener la fuerza para imponernos y poder crear los espacios para la autoorganización de la universidad al margen de las grandes empresas y la casta universitaria.

Desde Contracorriente y Pan y Rosas nos proponemos conseguir una universidad en la que ningún trabajador sea despedido ni explotado, defendiendo el pase a plantilla fija y pública, bajo control obrero, que permita a los trabajadores decidir sus horas de trabajo y con un sueldo digno, luchamos por una universidad verdaderamente democrática en la que podamos decidirlo todo qué estudiamos y como se imparte, donde no haya profesores ni trabajadores precarios y en la que podamos verdaderamente poner la investigación a nuestro servicio y no al de las grandes fortunas, sus representantes y la casta universitaria que los respalda.

Peleemos por una universidad organizada por estudiantes y trabajadores para la clase trabajadora, construyamos un movimiento estudiantil fuerte y que de la mano de la clase trabajadora consiga todo esto y más.

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