El Ejército del régimen israelí mató al menos a 100 personas e hirió a otras 440 en el último día de ataques sobre la Franja de Gaza, según el recuento diario del Ministerio de Sanidad palestino citado por el medio catarí Al Jazeera, basado en la llegada de víctimas a los hospitales. Muchos de los muertos habían fallecido por disparos mientras esperaban acceder a ayuda humanitaria. En paralelo, una supuesta ONG respaldada por Israel y EEUU, encargada de gestionar la distribución de alimentos en el enclave, suspendió sus operaciones en tres puntos de reparto tras una serie de ataques sionistas mortales cerca de sus instalaciones.
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), formalmente independiente pero con apoyo de Washington y Tel Aviv, y que responde a la CIA,, anunció que sus centros de distribución permanecerán cerrados un día para “mejorar la eficiencia”.
Tanto Israel como EEUU defienden este sistema de asistencia como un método para evitar que Hamas intercepte la ayuda y la utilice con fines propios, aunque los analistas coinciden en que el objetivo es expulsar a la ONU de Gaza para que no haya testigos de las atrocidades. Para confirmarlo, las fuerzas israelíes admitieron haber disparado contra personas que se dirigían hacia uno de los centros en Rafah, área que consideran zona militar restringida.
Estos ataques se suman a la serie de bombardeos a lo largo del enclave, particularmente sobre las zonas de Ciudad de Gaza y Yan Junis, que las autoridades sanitarias reportan podrían haber causado más de 70 muertes en toda la Franja.
La GHF suspendió sus operaciones en tres de sus centros tras recibir advertencias del Ejército israelí, que calificó las rutas hacia los puntos de distribución como “zonas de combate”. Las fuerzas armadas avisaron a la población la prohibición circular por estas áreas, a pesar de que son actualmente las únicas autorizadas para el ingreso de ayuda humanitaria.
Desde la apertura de los centros, el pasado 27 de mayo, al menos 180 personas murieron en las inmediaciones, muchas de ellas entre el domingo y el lunes. “Esto no es ayuda humanitaria, es una trampa”, denunció Mohamed Zidan, esposo de Reem al-Akhras, asesinada el martes cuando intentaba conseguir alimentos para su familia. Según su hijo Zain, Reem “solo quería traernos comida”.
La ONU criticó duramente este modelo de distribución, cuestionando su “falta de transparencia y responsabilidad”. El portavoz del ente, Stéphane Dujarric, rechazó que una organización con apoyo estadounidense e israelí actúe al margen de los mecanismos oficiales de Naciones Unidas, lo que ha derivado en caos y pánico entre la población que espera asistencia.
La GHF afirma haber distribuido seis millones de paquetes de comida desde su creación, pero esa cifra fue puesta en duda por Dujarric, quien remarcó que no existe forma independiente de verificarla. Mientras tanto, el Ejército del régimen israelí continúa "supervisando" las operaciones, situación que ha llevado a la ONU a distanciarse del proyecto por su "falta de imparcialidad".
Bombardear hospitales
El Ministerio de Sanidad gazatí también denunció ayer un nuevo ataque israelí contra el Hospital Mártires de Al Aqsa, en Deir al Balah, donde tres drones bombardearon el techo del edificio principal. Se trata del undécimo ataque a ese hospital desde el inicio del conflicto.
La oficina calificó el ataque como “deliberado” y denunció que viola el derecho internacional. “La ocupación mantiene su política sistemática de socavar el sistema sanitario”, afirmó en un comunicado difundido a través de Telegram.
Fuentes médicas citadas por la agencia WAFA aseguraron que los hospitales en Gaza operan sólo al 30 por ciento de su capacidad, debido a la escasez de suministros y la destrucción de equipos. Tom Fletcher, jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, acusó a Israel de tomar decisiones “deliberadas” para impedir que los palestinos accedan a los medios básicos de subsistencia. “El mundo observa, día tras día, escenas horrorosas de palestinos que reciben disparos, resultan heridos o mueren en Gaza mientras intentan comer”, declaró, exigiendo un alto el fuego y la liberación de rehenes.