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Medio Oriente :: 26/06/2025

Irán gana y redefine las ecuaciones

Ghadeer Wazneh
La República Islámica demostró una clara capacidad de resistencia y respuesta, y confirmó que no permitirá que ningún ataque a su integridad territorial y soberanía quede impune

Después del ataque iraní a la base aérea estadounidense Al Udeid en Catar y los mensajes que transmitió basados en el principio de "reciprocidad", Trump anunció un alto al fuego entre Irán e Israel al amanecer del martes 24 de junio, que entró en vigor a las 7:00 am. de ese mismo día.

La guerra, que el régimen de Netanyahu inició con ataques aéreos concentrados contra instalaciones militares y estratégicas iraníes, dirigidos contra líderes militares y científicos nucleares, fue decidida por el momento oportuno iraní, marcado por misiles balísticos y drones que pusieron a la ocupación en un callejón sin salida tras su claro fracaso en el logro de sus objetivos, a pesar de la intervención militar directa de EEUU, representada por el ataque a tres instalaciones nucleares civiles iraníes, que no produjeron mayores daños.

El general de reserva israelí Yom Tov Samia reconoció en un contexto relacionado que Irán fue quien controló y determinó el momento del alto al fuego con Israel.

La República Islámica demostró una clara capacidad de resistencia y respuesta, como lo demuestran las múltiples rondas de la Operación Promesa Veraz III, confirmando que no permitirá que ningún ataque a su integridad territorial y soberanía quede impune. Los objetivos bélicos de la ocupación fracasaron

Datos políticos y de campo revelaron el fracaso de la agresión en lograr sus objetivos más importantes, en particular el derrocamiento del régimen iraní, el descabezamiento de su cúpula militar, la destrucción del programa nuclear iraní y la eliminación de su capacidad misilística.

El miembro del Likud en la Knéset, Amit Halevy, reconoció al respecto que «el régimen iraní llegó para quedarse, y aún posee muchos misiles y la capacidad de disparar contra Israel».

El fracaso en el derrocamiento del régimen iraní

Si bien el derrocamiento del régimen iraní no figuraba entre los objetivos declarados al comienzo de la guerra, las declaraciones del primer ministro del régimen israelí, Benjamín Netanyahu, y de Trump lo indicaron posteriormente, acompañadas de amenazas explícitas contra el Líder de la Revolución y la República Islámica de Irán, Sayyed Ali Khamenei.

Tras los ataques estadounidenses a las instalaciones nucleares iraníes, el presidente estadounidense cuestionó la posibilidad de un cambio de régimen en Irán. Netanyahu declaró hace unos días que el derrocamiento del régimen en Irán "podría ser el resultado" y que Israel estaba creando las condiciones propicias para ello.

En aquel momento, Netanyahu creía que, al imponer la guerra a Irán y cooperar con algunas células internas, podría debilitar al régimen. Sin embargo, le sorprendió la unidad iraní y el apoyo popular a sus líderes.

Grupos populares y políticos de todo tipo, tanto opositores como partidarios del régimen, salieron a la calle para alzar la voz, uniéndose a la nación contra sus enemigos. La República Islámica no es simplemente un gobierno; es un Estado con una larga historia de firmeza frente a las principales potencias coloniales.

El programa nuclear iraní es de momento invencible

La destrucción del programa nuclear iraní fue uno de los principales objetivos de los ataques israelíes, seguidos por los ataques estadounidenses contra las instalaciones de Fordow, Natanz e Isfahán.

A pesar de los ataques aéreos estadounidenses, en los que el Comando Central de EEUU desplegó 125 aeronaves militares y una serie de misiles anti búnkeres, estos no lograron sus objetivos.

Esmail Kowsari, miembro de la Comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento iraní, indicó al respecto que se habían tomado con antelación las medidas necesarias para proteger las instalaciones nucleares, negando lo que describió como afirmaciones sobre la destrucción del programa nuclear iraní.

Reconocido por las autoridades israelíes, el general de reserva israelí Yom Tov Samia afirmó:

«Un programa nuclear no puede destruirse únicamente con ataques aéreos. El material restante puede transferirse y enriquecerse en otro lugar. Esto hace que cualquier ataque, por potente que sea, sea insuficiente para poner fin al proyecto nuclear iraní».

Tov Samia también puso en duda la destrucción del programa nuclear iraní, afirmando:

«No hay ninguna certeza de que el programa nuclear iraní haya sido realmente destruido».

Las fortificaciones profundas, en particular en las instalaciones de Fordow e Isfahán, impidieron la penetración por las defensas internas. Los informes también indicaron que Teherán realizó evacuaciones preventivas horas antes de los ataques, lo que redujo las pérdidas.

Si bien Washington calificó los daños como "graves", Irán afirmó que las instalaciones seguían operativas y que el programa nuclear "no se vio afectado fundamentalmente", lo que se puede aprecia<r en muchas fotos.

Fracaso en la destrucción de los misiles y la capacidad militar iraníes

Con el apoyo de la inteligencia estadounidense, Israel atacó instalaciones militares iraníes en un intento de debilitar la capacidad de respuesta de Irán. Sin embargo, los misiles iraníes demostraron ser más diversos y capaces de lo que la ocupación previó.

Cientos de misiles y drones fueron lanzados por la República Islámica durante la Operación Promesa Verdadera III, la mayoría de los cuales impactaron bases militares e instalaciones vitales y estratégicas de la ocupación.

A pesar de la magnitud del golpe que sufrió Irán al comienzo de la agresión, continuó desarrollando nuevos tipos de misiles balísticos e hipersónicos, y sus potentes y sistemáticos lanzamientos siguieron produciéndose, una clara indicación del fracaso del intento de debilitar la capacidad militar de Irán.

Como resultado, la agresión no logró destruir el programa nuclear, neutralizar su fuerza de misiles ni socavar la seguridad interna.

La victoria iraní: Causas y factores

La resiliencia de Irán y su incapacidad para frustrar los objetivos de la agresión fueron el resultado de una combinación de factores estratégicos, militares y populares.

Paralizar al frente interno israelí

La respuesta iraní no fue convencional, sino excepcional. Cientos de misiles balísticos y drones atacaron el interior de Israel, incluyendo instalaciones militares, infraestructura y centros de mando, lo que provocó caos interno en la ocupación y paralizó el movimiento en importantes ciudades como Tel Aviv y Beersheba.

La estrategia gradual: escalada sistemática

Irán adoptó un enfoque de escalada para su respuesta, comenzando con operaciones limitadas, similares a advertencias, y luego escalando gradualmente a ataques directos y dolorosos que se dirigieron a todos los territorios palestinos ocupados y desbordaron el sistema de defensa de la ocupación. Esta estrategia psicológico-militar confundió a los responsables del régimen israelí, obligándolos a replegarse tácticamente para evitar una destrucción más amplia.

El ataque a Al-Udeid y su mensaje sustancial

Al bombardear la mayor base militar estadounidense en Meddio Oriente, la base aérea de Al-Udeid en Qatar, Irán envió un mensaje claro: no hay límites cuando su seguridad se ve amenazada. El ataque fue calculado y deliberado, pero conmocionó a los centros de decisión occidentales por su capacidad de destrucción y por la cantidad de misiles que no consiguieron ser interceptados.

Frustración de complots y operaciones de seguridad interna

Durante la agresión, los servicios de seguridad iraníes descubrieron varias células internas vinculadas a agencias de inteligencia extranjeras, lideradas por el Mossad, que pretendían llevar a cabo asesinatos, atentados y lanzamiento de drones dentro de Irán. Esta rápida represión y castigo a los implicados (ya hay unos 700 espías detenidos) frustró los intentos de crear caos interno.

Congregación popular en torno al liderazgo

A pesar de los intentos de sembrar la discordia interna, Teherán y otras provincias fueron testigos de manifestaciones públicas de apoyo sin precedentes, incluso en todo el país, incluyendo a figuras de la oposición. Esta fue una clara demostración de unidad popular y de rechazo a la sumisión, así como de una postura política unificada en apoyo al liderazgo iraní.

Amplia solidaridad internacional con el derecho de Irán a defenderse

Desde países árabes hasta China, Rusia, Latinoamérica y otros, los pueblos libres del mundo expresaron su solidaridad con Irán mediante manifestaciones en diversos países, afirmando su legítimo derecho a la defensa.

“Levantamos la bandera blanca” ante Irán

Hacemos un repaso de las reacciones sionistas. El exministro de Defensa israelí, Avigdor Lieberman consideró que "el resultado de la guerra contra Irán fue amargo para Israel".

Por su parte, el general de reserva israelí Yom Tov Samia reconoció que Irán fue quien controló y determinó el momento del alto el fuego. Además puso en duda la destrucción del programa nuclear iraní, afirmando: “No hay ninguna certeza de que este haya sido realmente destruido”. Criticó el alto el fuego con Irán, afirmando: “Pagamos unos años de calma a un alto precio y dejamos una cicatriz para generaciones”.

Asimismo, el miembro del Likud en la Knéset, Amit Halevy, reconoció que el régimen iraní ha llegado para quedarse y que "posee muchos misiles y la capacidad de dispararlos contra Israel".

El periódico Maariv admitió que “Irán emergió de la guerra fortalecido”. Reconoció que “en el momento en que un enemigo que odia a Israel asesta el golpe final, no solo se trata de un fracaso estratégico… sino más bien de que Israel iza la bandera blanca'”.

Señaló que “las armas nucleares son peligrosas, pero la conciencia de victoria en el corazón de los enemigos… es mucho más peligrosa”.

Continuó: “Un alto al fuego como este no detiene la guerra… sino que invita a la próxima confrontación desde Judea y Samaria (Cisjordania), desde los árabes de Israel (los territorios palestinos ocupados en 1948), desde el Sinaí, y quizás desde lugares inesperados…”.

Irán dispara el último tiro

El alto al fuego entró en vigor, y quien disparó el tiro final fue Irán, que emergió de la guerra imponiendo nuevas reglas de combate y demostrando que la disuasión no es una teoría, sino una realidad sobre el terreno.

Hoy, Irán es más fuerte política y militarmente, y aborda cualquier negociación futura desde una posición de fuerza, no de sumisión. La firmeza de Irán frente a la agresión no fue solo un logro nacional, sino una victoria de toda la nación contra el proyecto de hegemonía y arrogancia global, que tendrá importantes repercusiones para toda la región.

Al Mayadeen / lahaine.org

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/gL9D