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Chile :: 31/07/2025

Fin del ciclo de Boric: del octubrismo al Estado Policial

elporteno.cl
El cierre del ciclo político de Boric, su carácter contrainsurgente, y el nuevo orden que se cocina bajo la sombra del calendario electoral

El gobierno de Boric no fue un proyecto de transformación, sino una operación quirúrgica para desactivar el potencial revolucionario del levantamiento popular de octubre de 2019.

Su mandato debe entenderse como la culminación del «abrazo del Estado» a una generación de luchadores que, con el paso de los años, fueron absorbidos, cooptados y reconvertidos en administradores de lo existente.

La represión sistemática, la militarización del Wallmapu, la Ley Naín-Retamal, la prisión política de decenas de luchadores y el abandono total del programa original son síntomas de esta regresión política cuidadosamente planificada.

La coyuntura electoral refuerza este viraje reaccionario. Las opciones que se ofrecen al electorado no escapan del marco del orden contrarrevolucionario: por la derecha, José Antonio Kast; por la “izquierda”, Jeannette Jara.

Esta polarización ficticia solo encubre una continuidad institucional del proyecto de restauración, con una sola prioridad impuesta por los medios hegemónicos: la «inseguridad», entendida exclusivamente como delincuencia común e inmigración, desplazando así los verdaderos flagelos sociales —precariedad laboral, represión, colusión empresarial, corrupción política— del centro del debate.

En un repaso de eventos clave de las últimas semanas: Uno de ellos fue el foro “Democracia Siempre”, verdadera cumbre de la 'izquierda' domesticada. Sólo hace falta ver los participantes: los presidentes Gabriel Boric, Luiz Inácio Lula da Silva, Pedro Sánchez, Gustavo Petro y Yamandú Orsi. Reunida bajo el ala del imperialismo liberal y el financiamiento europeo, estuvo destinada a blindar el régimen.

Se discutió también la crisis interna de la derecha, expresada en la carta de un sector empresarial que, aunque con ruido, no logró sumar a los principales grupos económicos del país: ni Luksic, ni Angelini, ni Matte, ni Saieh suscribieron el documento, reflejando una fractura entre los gestores políticos y los detentores reales del poder económico.

La situación de Mauricio Hernández Norambuena, el “Comandante Ramiro”, prisionero político chileno sometido a condiciones de aislamiento extremo, tanto en Brasil como actualmente en Chile, pone a prueba el 'izquierdismo' de Boric.

Riquelme, ex preso político y camarada de Hernández, expuso la necesidad urgente de luchar por su libertad, ya sea por la vía del indulto o mediante una amplia campaña de denuncia internacional.

El caso de Ramiro es paradigmático: revela no solo la continuidad de la prisión política en democracia, sino la complicidad de los gobiernos postdictatoriales en el castigo ejemplar a quienes encarnaron la resistencia armada contra la dictadura.

 

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