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Argentina :: 11/09/2025

Hoy cantemos y brindemos que mañana ayunaremos

Sergio Zeta
Algunas notas tras la paliza electoral que le dimos a Milei en las elecciones de la provincia de Buenos Aires

El gobierno nacional sufrió una aplastante derrota. Creyó que nacionalizar la elección le daría similares resultados favorables a los que obtuvo en la ciudad capital. Pero mucha agua viene corriendo bajo el puente, sobre todo en el breve tiempo entre ambas elecciones y el tiro le salió por la culata, siendo derrotado por casi cinco veces más que el 3% que en estos tiempos lo caracteriza. Mientras en las elecciones legislativas del 2023 la suma de los votos de La Libertad Avanza (LLA) y de Juntos por el Cambio habían alcanzado de conjunto un 51,96% de los votos, casi 5 millones, en estas elecciones apenas superaron los 2.700.000 votos, un 33% del total.

El peronismo -aún sin propuestas y en un rejunte de candidatos en donde no faltaron las zancadillas- obtuvo el triunfo, sobre todo gracias a las luchas populares que, aún diseminadas, respondieron a cada ataque del gobierno desgastándolo, y gracias también al propio Milei y a su hermana en jefe, que fueron perdiendo la aureola de "lo nuevo" que supieron construir. El peronismo salió triunfante a pesar de haber perdido medio millón de votos en relación a las legislativas del 2023, lo que le alcanzó sin embargo para superar la pobre performance de la ultraderecha y ungir a Axel Kicillof como posible futuro candidato.

Los votos perdidos por LLA engrosaron en su mayoría el abstencionismo, que creció hasta alcanzar el 61% del padrón, a lo que hay que sumar casi 7% de votos en blanco, confirmando que se profundiza la sensación -con dispar conciencia que habrá que calibrar- de que esta "democracia" restringida a votar cada tanto, nada tiene que ver con su etimología de "gobierno del pueblo". Y que hartos de los viejos partidos, pocos se sintieron convocados por la promesa de volver a un mítico e irrepetible pasado, o a votar para que "kirchnerismo nunca más". Cualquier alusión a un futuro mejor y diferente -así como las vías para construirlo- estuvo ausente en las propuestas mayoritarias.

El domingo votó la gente. Ahora vota el "mercado" mientras prepara, crisis mediante, la reconstrucción del consenso ajustador

En la antigüedad se creía que para "sanar" a un enfermo había que aplicarle sanguijuelas que lo desangraban, extrayendo junto con la sangre la enfermedad. Un pequeño "detalle" era que muchas veces, el enfermo fallecía junto con su dolencia. La receta de Milei se asemeja bastante, convocando a las sanguijuelas que vienen desangrando el país -el poder económico local e internacional- para que sean quienes nos saquen de la crisis.

Y motosierra en mano, reorganizó el Estado al servicio de estas sanguijuelas externas e internas. Enarbolando banderas anti casta y déficit cero, se dedicó a desangrar al pueblo desde el día que asumió. Mintiendo respecto a que lo que produce el déficit fiscal es el gasto en salud, educación, jubilaciones, transporte y otras necesidades populares. Y ocultando adrede las verdaderas razones de la recurrente crisis en nuestro país: la fuga de divisas, las remesas de ganancias, la subfacturación de exportaciones, la evasión de impuestos, las subvenciones estatales a sectores empresariales, la priorización de economías de enclave extractivista, la bicicleta financiera, el pago de intereses de deudas fraguadas y todas las reformas -como la laboral, previsional y tributaria- que estas insaciables sanguijuelas devenidas en "héroes" exigen para embolsar mayores ganancias a costa de las mayorías.

El costo a pagar para supuestamente salir de la crisis recayó sobre los jubilados y jubiladas, los y las trabajadores y trabajadoras, discapacitados y discapacitadas, mujeres, las niñeces y adolescencias, los pueblos originarios, la salud, las universidades, la cultura y la ciencia. Con enorme placer y mayor crueldad, comenzaron a dinamitar y destruir derechos obtenidos por las luchas populares en más de un siglo, lo que entusiasmó a estas sanguijuelas que celebraron al borde del éxtasis y no hubo cámara empresarial ni grupo económico -con el beneplácito del FMI y el gobierno yanqui- que le retaceara su apoyo. Incluso gran parte de la "casta política", sabiendo que la cosa -más allá de las puteadas- no era contra ella, apoyó en su mayoría.

Nada de esto cambió con el resultado electoral en la provincia de Buenos Aires. Pero la confianza del poder económico en que el gobierno de Milei, un rejunte de advenedizos, terraplanistas, jugadores de bolsa, trolls, coimeros y sociópatas, sea capaz de garantizar la profundización y correcciones del programa económico social y sostener al mismo tiempo la gobernabilidad, se fue resquebrajando. Las palabras de Milei en las que prometió una "autocrítica" pero cuyo contenido fue no solo el de seguir haciendo lo mismo sino profundizarlo, no conformó al poder económico que presiona a través del mercado. El lunes siguiente a las elecciones provinciales ya el dólar había atravesado el techo de la banda de flotación, el riesgo país había traspasado los mil puntos -encareciendo el crédito-, y los bonos argentinos se desplomaban en las bolsas, al tiempo que crecen las dudas de que el gobierno pueda hacer frente a los próximos vencimientos de deuda.

Esto no significa que el gobierno de Milei esté pronto a terminar. Muy probablemente lo seguirán sosteniendo hasta el fin de su gobierno para que termine de hacer el trabajo "sucio", pero rodeándolo y presionando, para que rueden algunas cabezas -quizás la de Lule Menem- y haya cambios de gabinete que mantengan el rumbo, pero eviten los desequilibrios dictados por la carencia de estructura política de LLA. Posiblemente tengan que nombrar también a alguien encargado de evitar que Milei se saltee alguna medicación.

Si bien disfrutamos y celebramos mucho la derrota electoral del gobierno el domingo, no será solamente con las urnas que derrotaremos a este gobierno de cipayos y perversos. Es la fuerza de nuestro pueblo en las calles, en cada lucha que estamos dando en cada rincón del país lo que va a frenar a los grupos de poder que no pierden tiempo en reorganizarse con quien le les sea útil y funcional para ir cocinando el continuismo. Ya vienen amasando lo que ellos denominan como "centro político" que no es más que una derecha más orgánica- que, por el momento, se viene gestando en dos espacios diferentes.

Por un lado, el de la liga de gobernadores, que en la provincia se presentó como Somos, pero incluye a Maximiliano Pullaro de Santa Fe, Martín Llaryora de Córdoba, Rogelio Frigerio de Entre Ríos, Carlos Sadir de Jujuy, Gustavo Valdés de Corrientes, Claudio Vidal de Santa Cruz, Ignacio Torres de Chubut, entre otros. Con ellos juegan otras figuras de la política, como Miguel Ángel Pichetto, que como facho no tiene mucho que envidiar a Milei.

Por otro lado, quienes optan por una herramienta ya conocida y que demostró su utilidad como fuerza estabilizadora frente a situaciones de crisis y de conflictos populares, el peronismo. Sergio Massa, de una consecuente trayectoria neoliberal, que apoyó al gobierno de Macri y se jugó por entonces a construir esa "avenida del centro", volvió al peronismo sin cambiar de proyecto. Muchos de los caudillos territoriales del PJ, cuyo único objetivo es conservar el poder, sin dudas lo acompañarán. El acuerdo tejido por Massa con Kicillof, sin dudas le servirá para ir acumulando fuerzas.

Pero todo está en veremos aún y las derechas continuistas se están reorganizando. Estos proyectos tienen a su favor que el foco de la crítica está puesto en la corrupción mientras deja de lado los aspectos más estructurales del proyecto del gobierno. Y que, sin dudas, importantes sectores seguirán optando por el malmenorismo que supimos conseguir, a pesar de que nunca dio resultados y los males menores devinieron en males mayores. Y para muestra basta un Milei...

Algunas palabras sobre los resultados de la izquierda

La izquierda logró ocupar un digno cuarto lugar en la provincia, alcanzando el tercer puesto en las zonas más populosas, así como logró renovar las dos bancas que puso en juego. Y no es menor que sus candidatos y militancia sean valorados, (incluso por quienes no los votan) como luchadores consecuentes y que no tranzan con los enemigos del pueblo.

No obstante, en el marco de urgencia en que el capitalismo, en su crisis, amenaza con hundir a toda la humanidad, para avanzar y crecer necesitamos más que nunca ser capaces de interpelar y confluir con aquellos sectores empobrecidos que fueron los primeros en alejarse del gobierno nacional y con quienes dejaron de ver una alternativa en el peronismo. El FITu (trotskista), que conservó casi todos los votos de la elección legislativa del 2023, no pudo sin embargo confluir con ellos. Será necesario abrir un debate serio y fraterno acerca de las razones de esta imposibilidad, que nos condena a marchar en el mismo lugar, sin retroceder, pero sin avances significativos.

La izquierda ya es visualizada por gran parte del pueblo, como apoyo incondicional de las luchas del pueblo trabajador. Urge también que sea vista con perspectiva de llegar al poder para dar vuelta la tortilla y que sea el pueblo quien realmente delibere, decida y gobierne, a través de nuevas instituciones democráticas, contra lo que sanciona nuestra oligárquica y reaccionaria Constitución.

Sin dudas, en nuestro país, la izquierda es mucho más amplia que la que se organiza en partidos. Siendo estos imprescindibles hoy, pueden constituir una palanca esencial para ampliar las izquierdas a otras tradiciones anticapitalistas y a otras formas organizativas no partidarias del pueblo que vive de su propio trabajo. Urge asimismo encontrar vías de articulación y de construcción de alternativas entre las izquierdas y tantos compañeros y compañeras peronistas de a pie, luchadores, para que el pueblo, como señala Alfredo Grande, deje de ser a lo sumo sujeto de derechos, para pasar a constituirse como sujeto político, tomando colectivamente en sus propias manos la construcción de otro país y sociedad.

La construcción de la figura de Myriam Bregman, como alguien con capacidad de diálogo mucho más allá de las fronteras partidarias, es señal de que resulta una tarea posible a multiplicar, más allá del voto. La incorporación a las candidaturas del FITu de compañeros y compañeras de Vientos del Pueblo, una articulación de ocho agrupaciones, es otra pequeña señal de que se puede avanzar por ese camino, en las elecciones, pero principalmente, mucho más allá de ellas.

A las izquierdas se nos presenta una oportunidad. La batalla ideológica y cultural que libra el gobierno de Milei encuentra al peronismo y el resto de los partidos del sistema incapaces de intervenir en ella, limitados por su horizonte de, a lo sumo, algunas mejoras en el marco del capital. No ocurre lo mismo con las izquierdas, que pueden desplegar una enorme riqueza política, ideológica y cultural sin esos estrechos márgenes. Y que puede aportar a construir, desde abajo, un programa, una agenda colectiva del pueblo trabajador, alternativa al capitalismo dependiente, colonial y ecocida. La dignidad que ha demostrado nuestro pueblo, sin dejarse amilanar por el gobierno ultraderechista y represor, es una base fundamental para estas y próximas batallas.

huelladelsur.ar

 

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