Con más de 50 libros publicados, Mariano Sánchez Soler ha trabajado más de treinta años como periodista de investigación en diversas publicaciones. La Editorial Roca acaba de reeditar La familia Franco S.A., una obra imprescindible sobre los negocios y el entramado económico del dictador y su entorno más cercano.
Ahora que vuelve a asomar el fantasma de la corrupción política, desde el cuñadismo de la extrema derecha volvemos a escuchar eso de 'con Franco no pasaba', sin embargo, tu trabajo de investigación demuestra todo lo contrario, que aquel era un régimen corrupto, y más que el 'todo por la patria' era el 'todo por la pasta'. ¿Cómo comienzas a interesarte por el patrimonio atesorado por la familia Franco y que es lo que más te sorprendió cuando fuiste avanzando en la investigación?
Lo que pasa con el periodismo y la historia es que, a veces, suceden cosas por casualidad. En 1988 murió Carmen Polo, y yo en ese momento era el Jefe del Equipo de Investigación de la revista Tiempo. El director me dijo que escribiera algo sobre los Franco, ¿dónde están?, ¿a qué se dedican? No había nada publicado en ningún sitio, muy poco en las revistas del corazón, tangenciales, e hice lo que se suele hacer cuando no se tiene información, buscar en la guía telefónica, ir al registro de la propiedad inmobiliaria, ir al Mercantil, revisar documentación, buscar en las grietas de lo publicado, y lo primero que me sorprendió, cuando me puse a fondo para el primer reportaje, es que no tenían nada a su nombre. Prácticamente, todas las propiedades de la familia estaban encubiertas por sociedades anónimas.
A su nombre estaba el Pazo de Meirás, la Casa Cornide, en Coruña, y el Palacio del Canto del Pico, en Torredolones, pero el resto no estaban a su nombre. Por ejemplo, Hermanos Bécquer número 8, que es donde vivía la familia, pertenecía a una empresa que llamada Ursaria S.A., que al mismo tiempo era dueña de todo el edificio y de otras propiedades inmobiliarias, pisos, aparcamientos, áticos, etc. La finca en la que Franco se retiraba después de los consejos de ministros, en la que desarrollaba su afición agropecuaria, cuidaba gallinas y esas cosas, tampoco estaba a su nombre, aunque todo el mundo le llamaba la S.A. de S.E., la Sociedad Anónima de Su Excelencia, figuraba realmente como Explotaciones Valdefuentes S.A.
Entonces, empiezo a unir todas las piezas, y en todas las piezas empiezan a salir los testaferros, como José María Sanchiz Sancho, que era el secretario particular de Franco y, además, tío del Marqués de Villaverde, y aparece en todos los consejos de administración de esta serie de empresas. Esa fue la primera sorpresa, y a partir de ahí fui investigando y así llegué a hacer un repaso de lo que era el patrimonio de la familia.
Para publicar un trabajo de esta profundidad, que se sumerge en los cimientos de aquella dictadura, gracias a la cual fueron muchos los que hicieron muy buenos negocios, ¿tuviste muchos problemas a la hora de documentarte sobre esa red de influencias y negocios opacos, y, una vez completado tu libro, tuviste dificultades para publicarlo?
En la documentación, las dificultades fueron las lógicas. Había que ir a las fuentes primarias, había que sumergirse en los periódicos, había que hablar con alcaldes del pueblo donde estaba la propiedad, había que intentar sacar testimonios que ofrecieran datos, para luego buscarlos. Más que dificultad, fue un proceso complejo, porque había que revisar y cotejar documentos, había que buscar en archivos, en informes bancarios, de empresas..., y hacerlo personalmente porque en ese momento todavía no había Internet. Fui tirando de la madeja y comenzaron a salir bastantes cosas. Por ejemplo, en el registro mercantil, cuando yo lo consulté, pedías las escrituras de tal empresa y te daban un tomo inmenso, y te pasabas la mañana tomando notas, sacando datos. El puzzle ha sido complicado de montar, más que por dificultades oficiales, por la ausencia de documentación, de papeles. Además, la propiedad de los inmuebles y fincas estaba encubierta, constaba el consejero delegado o el presidente, pero no los accionistas ni los miembros del consejo de administración. El nombre de los Franco comienza a aparecer cuando muere Sanchiz Sancho y la familia toma las riendas. Esa es la gran dificultad, es un trabajo casi detectivesco.
Para publicar el libro, el proceso fue muy interesante, porque yo escribí el primer reportaje sobre la fortuna de la familia Franco en Tiempo, en 1988, y publiqué el entramado de empresas del entorno de la familia: 52 el total. El segundo reportaje trató sobre qué que había pasado con la fortuna. Llegué hasta cinco reportajes en un año y ya tenía material suficiente para un libro. Lo moví y me lo compró Planeta porque querían relanzar la colección Espejo de España. Estuvo bien, pero el detalle interesante es que yo al libro le había llamado "Los Franco, S.A.", porque era una investigación a fondo sobre el dinero que tenían, las empresas, los negocios, pero no se atrevieron a titularlo así y lo titularon "Villaverde: fortuna y caída de la casa Franco", porque en ese momento no querían molestar demasiado a la familia, ya que -de eso me enteré más tarde- estaban en negociaciones de unas supuestas memorias de Franco, que no existieron.
Una vez publicado en 1990, el libro tuvo mucha repercusión, pero tampoco era un buen momento. Parece mentira que en el peso de la familia fuera tan grande en la industria editorial. Luego, cuando murió el marqués de Villaverde, doce años después, cuando ya había recuperado los derechos, la editorial Oberon, del grupo Anaya, me llamó para actualizarlo y lo publicó con su título original. Años después, a raíz de la muerte de Carmen Franco, Blanca Rosa Roca, editora y propietaria de Roca Editorial, me propuso una nueva edición actualizada. Lanzaron el libro muy bien, hicieron una buena campaña de promoción de "La familia Franco S.A.". que se publicó en 2019. Ese es la obra que he reeditado y actualizado ahora.
¿Qué has descubierto en estos últimos seis años sobre el legado de Franco? ¿Hay algún vínculo entre la familia del dictador y esa nueva ultraderecha que se ha convertido en la tercera fuerza política en el estado español?
Las novedades también son de tipo histórico y político, yo no toco solo el tema del dinero, sino también analizo la realidad de la familia Franco desde el punto de vista político. Todo lo que ha pasado en este tiempo, la expropiación del Pazo de Meirás, la exhumación de Cuelgamuros, la Fundación que está basada en documentos políticos de Franco que estaban en manos de la familia, y la misma existencia de la Fundación como última trinchera del franquismo. Este tipo de cuestiones van lentas, pero van. La aplicación de la Ley de Memoria Democrática, que ha conseguido hace poco ser aprobada en el Congreso a pesar de todos los intentos de bombardearla. Y el libro es una actualización de todo lo que había ido investigando, revisión de los datos... La perspectiva del tiempo te da para ver dónde estamos ahora. En el nuevo Epílogo, de hecho, se explican los fenómenos actuales, lo que está pasando en la actualidad. No solo es un libro sobre el aspecto real de la familia Franco, sino sobre la significación y los privilegios de llamarse Franco, hoy todavía.
El mito de la austeridad de la familia Franco, a la vista de este trabajo, hace aguas por todas partes. Sin embargo, aún escuchamos desde las bancadas de la extrema derecha que 'con Franco se vivía mejor', pero los que realmente vivían mejor son los mismos que ahora, ¿hay una línea que conecta a las grandes familias, no solo a los Franco, que medraron gracias al expolio económico en la dictadura y que siguen siendo importantes en el entramado empresarial actual?
El vínculo entre la familia Franco y la extrema derecha actual es evidente. El bisnieto que es quien preside honoríficamente la Fundación, y el que mantiene la significación del apellido; es socio en asociaciones de tinte conservador y amigo de dirigentes de VOX. La relación de VOX con la familia está documentada, comparten incluso negocios. Como investigador, he ido buscando hechos, datos, y los he puesto en su sitio.
En cuanto a "las grandes familias", ha habido también una continuación cronológica en los negocios. Se han sucedido cambios muy grandes en los bancos, en las empresas, pero no se ha dado ninguna ruptura. Y en cuanto a la austeridad, que a un hombre no se le conozca vicios, costumbres o historias sexuales, no quiere decir que sea austero. Durante todo su mandato, Franco vivió en un palacio, rodeado de una guardia mora, por unos fastos y una corte que le servía como si fuera un monarca absolutista, incluso entraba en las catedrales bajo palio. Su hija y sus nietas tuvieron bodas principescas, le gustaba toda esa parafernalia del lujo. A la vez estaba informado de todo lo que pasaba, ayudaba a sus hermanos, a Nicolás le salvó de más de un escándalo con Manufacturas Mecánicas Madrileñas, o el negocio de su yerno, el marqués de Villaverde, con la importación de Vespas. Siempre cubrió a su familia, permitía sus negocios y estaba informado de todo.
Aparte, la figura de Franco es muy misteriosa; nadie sabe muy bien qué había detrás, era una persona muy enigmática, hermética, incluso para la gente que vivía con él. Pero si partimos de la base de que su secretario particular, como representante de la familia, y de los miembros de la corte de El Pardo, empresarios y amigos, participaban en 52 empresas cuando murió el dictador, no sé dónde está la austeridad.
En lo que se refiere en concreto a la vida de la familia Franco, durante las cuatro décadas de la dictadura, ¿cómo era la vida que llevaban? ¿mantenían algún tipo de apariencia o no se cortaban en utilizar el Palacio del Pardo como centro de corrupción y tráfico de influencias?
Efectivamente, el Palacio del Pardo se convirtió en un centro de tráfico de influencias en el sentido de que, por mediación de Sanchiz sobretodo, o a un miembro del entorno del general, iban allí empresarios a colocar a un Franco en el consejo de administración, iban a hacer negocios. En su vida no se cortaron, porque a ver quién iba a negar un crédito o cualquier cosa a alguien que era familia del dictador. Después, los nietos vivieron esa fábula de palacio, eso está en las crónicas de sociedad.
Tal vez no sea fácil hacer un balance, dado que durante cuarenta años nadie en este país se atrevía a indagar en el patrimonio de los Franco, pero, una vez muerto el dictador, ¿cuál fue el legado económico con el que se quedó su familia? ¿y quién se hizo cargo del patrimonio de sus bienes y cuentas, tanto en España como en el extranjero?
En primer lugar, hay que distinguir entre "la herencia" y el patrimonio, que son dos cosas distintas. Los nietos recibieron, a su muerte, los sueldos de capitán general, que estaban acumulados, de dos millones de pesetas cada uno. Pero la clave no es esa, sino el patrimonio, los negocios que hicieron en vida del general, aprovechándose del boom económico que se vivió a partir del plan de estabilización del año 59. Todo el entramado de empresas y propiedades, esa es la clave, y eso estaba en manos de Carmen Franco, ella era la que lo controlaba todo. Después de su muerte, ha ido a sus hijos, y los negocios que estaban en marcha son administrados por ellos.
En el libro señalas que la empresa privada y la pública, el aparato del estado y el capital financiero eran 'los vértices del mismo poder', ¿esa hibridación entre lo público y lo privado es lo que nos ha llevado, ya en la democracia, a ver como nuestros políticos acaban en consejos de administración con total naturalidad?
Si, lo que pasa es que, si tu analizas cómo se hacía entonces y cómo se hace ahora, pues ahora es cualitativamente inferior que en la dictadura, donde nombraban ministros que eran expertos en el ramo. Durante el franquismo, el presidente de una gran empresa de fertilizantes, por ejemplo, después era ministro de agricultura y luego volvía al puesto empresarial donde estaba; saltaba del consejo de administración al consejo de ministros y regresaba. Se valoraba a los empresarios como tecnócratas capaces de sacar adelante la producción española. Y además era "normal", no llamaba la atención porque estamos hablando de un régimen muy corporativo, donde lo político y lo empresarial se unían. La banca tuvo un "statu quo" de control en todo el tema bancario desde la guerra civil hasta los años sesenta, donde tú no podías montar un banco nuevo si no te daban el visto bueno ellos. Había un oligopolio, una concentración muy importante del poder económico y político. Había bancos privados, bancos públicos y banca mixta, y los mismos personajes estaban en las tres áreas.
Existía una concentración del poder, participaban en los Planes de Desarrollo, en comisiones, eran procuradores... el aparato político del régimen les apoyaba, les hacía ministros. En España, una sociedad anónima la que controlaba todas las empresas energéticas. Esa concentración es increíble. Y eso lo veían como un aparato de estado que demostraba su capacidad empresarial y su valía tecnócrata. Claro, evidentemente la realidad empresarial actual es una herencia del franquismo.
En mi libro "Los ricos de Franco" saco las cincuenta empresas más importantes durante el año en que murió Franco, algo así como el IBEX 35, y excepto una, en todos los consejos de administración había un ex-ministro, un ex-director general, un ex-embajador; en todas había algún personaje del aparato del franquismo, en la presidencia del consejo de administración, como consejero delegado... Era el sistema. El tráfico de influencias no existía como delito. Eran prácticas de oligopolio, de concentración de poder. Cuando se hablaba de las doscientas familias que dominaban todo no era una metáfora. Los grandes dueños de la tierra, los latifundistas, eran a la vez los dueños de la industria.
En la Transición la clave fue la impunidad. Se mantuvieron intactas las estructuras militares y policiales, los jueces y funcionarios, y también se mantuvo intacta la estructura económica, nadie rindió cuentas de sus vínculos con la dictadura. ¿No es ciertamente anómalo que, en una democracia, los estamentos de poder se sigan manteniendo los mismos apellidos?
La estructura económica no se tocó lo más mínimo. El cambio en la banca fue en año 1986. Los siete grandes bancos se mantuvieron intactos durante toda la Transición, y se convirtieron en los financieros de los partidos recién legalizados. No hubo ruptura política, la transición fue un pacto. El país estaba ya desarrollado económicamente, aunque hubiera muchas desigualdades, pero no dejaba de ser la décima potencia industrial del mundo. Pero la realidad era esa, que bajo el franquismo se industrializó y evolucionó el país después de una posguerra de veinte años, nefasta, donde, por ejemplo, el ministro de industria era un militar. El progreso económico fue a costa de que los trabajadores no tuvieran derechos, que no hubiera sindicatos democráticos ni libertad de expresión. El mundo conservador ha seguido funcionando sin ningún problema, y en los mismos en los ámbitos donde se movía. Es la esencia de Transición.
Con respecto a los jueces. Hay un dato que sirve de ejemplo: Suárez, como jefe del gobierno, disolvió el Tribunal de Orden Público (el TOP) en la Nochevieja de 1976, y creó la Audiencia Nacional, días después, el día de Reyes. Los jueces que estaban en un sitio, se pasaron al otro. ¿Qué cambió? Que ser comunista no era delito ya, que no te iban a detener por ser comunista. La evolución del país se ha dado con estas características.
El Gobierno ultima los trámites para la extinción de la Fundación Francisco Franco y la suspensión de su actividad, en cumplimiento de la Ley de Memoria Democrática, ¿no va demasiado lento esto, con cuarenta años de retraso?
Va demasiado lento, pero no solo porque venga con cuarenta años de retraso, que es cierto, sino porque lo grave es que no se lo planteara antes- Pero claro, si tú haces una ruptura pactada como piedra fundacional, y si el pacto manda por encima de cualquier consideración, no es que las cosas vayan lentas es que lo sorprendente es que vayan. De todos modos, nada anuncia que vayan a conseguir ilegalizar la Fundación. Están en ello, pero hasta que no lo vea... Puede ser que vuelvan a cambiar sus estatutos, y que la cosa se complique con recursos judiciales y con otro tipo de argucias legales. De todos modos, como elemento simbólico, lo de Cuelgamuros es todo un ejemplo, aunque los restos de Franco hayan ido a una cripta que también paga el estado, con un traslado en el que le dieron honores casi de jefe de estado. Pero lo fundamental es que todo esto vaya cambiando. Es como el asunto de las fosas, esa cuestión democrática se planteaba ya a finales de los años setenta; la gente ya había salido entonces a reivindicar que se sacara a los suyos de las cunetas y que se enterraran de forma digna, pero no se hizo porque la Transición se fraguó presionada por el "ruido de sables", la amenaza del golpismo, y la violencia terrorista selectiva de grupos armados. Si tu consideras que no tienes fuerza, adoptas el camino más largo, y fue lo que pasó aquí.
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