En distintos puntos de la capital ecuatoriana movimientos sociales, artistas, estudiantes, trabajadores y comunidades indígenas protagonizan nuevas jornadas de protesta contra el régimen del presidente ultraliberal Daniel Noboa, en el marco del paro nacional que ya suma 18 días consecutivos y demanda la derogación del decreto ejecutivo que elimina el subsidio al diésel y mantener la Constitución del 2008, además de rechazar otras medidas de corte neoliberal.
En el parque El Arbolito, epicentro histórico de las movilizaciones sociales, miles de personas transformaron el espacio público en un escenario de resistencia y creación colectiva. Los manifestantes expresaron su rechazo a las políticas económicas del Ejecutivo y a la represión estatal ocurrida durante las protestas de los últimos días.
Frente a la Fiscalía General del Estado, otro grupo de activistas y movimientos sociales se concentraron para denunciar la criminalización de la protesta. Con tambores y pancartas que decían “Somos pueblos, no somos terroristas”, exigieron el cese de los abusos policiales y la apertura de investigaciones por la violencia policial durante las movilizaciones, con saldo de un muerto y manifestantes baleados, heridos, detenidos y encarcelados arbitrariamente.
“No les tenemos miedo”, gritaron los manifestantes al avanzar por el centro histórico de Quito, donde represores de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas desplegaron un fuerte operativo para impedir que las columnas de protesta ingresaran hacia la Plaza Grande.
En Calderón, al norte de Quito, los habitantes de San Miguel del Común, conocidos por su firme resistencia, mantienen bloqueada la vía principal en rechazo a los decretos económicos del régimen.
“No les tenemos miedo”, gritaron los manifestantes al avanzar por el centro histórico de Quito.
Mientras tanto, en El Quinche y Guayllabamba, no lejos de Quito, una caravana de vehículos y motocicletas recorrió las calles en respaldo a las movilizaciones nacionales. “No hay descanso cuando el pueblo está en lucha”, afirmaron los participantes, portando banderas y carteles en repudio a la eliminación del subsidio al combustible.
El paro nacional fue convocado por organizaciones indígenas a raíz de las reformas económicas impulsadas por el régimen de Daniel Noboa, que incluyen la eliminación de subsidios al diésel, el aumento de tarifas básicas y ajustes en el gasto público. La mayoría de los sindicatos y movimientos sociales han respaldado esta lucha.
Las movilizaciones han sido acompañadas por denuncias de represión policial, detenciones arbitrarias y militarización de zonas urbanas. El régimen, por su parte, sostiene que las medidas buscan estabilizar la economía y reducir el déficit fiscal, acusa a los manifestantes de promover “violencia organizada” y se niega a abrir un espacio político de diálogo para atender los reclamos populares.