Una de ellas es Cristina Simó, presidenta del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), organización nacida en plena dictadura franquista y que hoy intenta recuperar su espíritu original: el de la lucha antifascista, la solidaridad y la conciencia de clase.
Durante décadas no fueron visibles. Ni se hablaba de ellas, ni salían en los libros de historia. Sin embargo, el Movimiento Democrático de Mujeres fue fundamental para la organización y la rápida expansión del movimiento feminista de segunda ola en España.
El MDM nació en el año 64 de forma clandestina, vinculado al Partido Comunista Español (PCE), y su trabajo se desarrolló en tres frentes: el antifranquismo, la lucha en los barrios y el feminismo. Su defensa de las mujeres se encaminó, sobre todo, hacia aquellas que vivían enclaustradas en sus casas: las amas de casa.
Desde su compromiso socialista y revolucionario, Simó insiste en que la defensa de los derechos de las mujeres no se separa de la lucha contra el imperialismo. Estuvo hace unos meses en Cuba, donde viajó junto a más de cuarenta mujeres españolas en la brigada Las Pasionarias, organizada por el MDM. La experiencia, dice, la marcó profundamente.
Significados, conceptos, principios
"Significa mantener viva la esencia fundacional del movimiento. En este momento, es más necesario que nunca reconstruir una gran alianza de mujeres antifascistas", afirma.
"Los derechos no son un regalo. Se conquistan y se defienden. El MDM es una herramienta que permite a las mujeres organizarse y tomar en sus manos la solución de sus propios problemas. Y también entender que las amenazas a nuestros derechos son globales, por eso tenemos que estar unidas."
El MDM defiende los derechos humanos de todas las mujeres, sin distinciones. "Luchamos por una vida digna, sin discriminaciones por clase, género, discapacidad, color de piel u origen. Nuestras bases son la acción, la justicia social y la solidaridad internacional."
Para Cristina, las mujeres de Europa y de América Latina comparten una misma causa. "Nos enfrentamos al mismo enemigo: un imperialismo con rostro fascista que quiere borrar lo que hemos conseguido. Por eso la solidaridad entre mujeres debe ser una sola, sin fronteras."
Su postura sobre América Latina es clara. "Admiro profundamente las revoluciones de Cuba y Venezuela. Cuba cambió la vida de millones de personas y sigue resistiendo un bloqueo cruel e inhumano. Venezuela también resiste, porque decidió que sus recursos sean para su pueblo y no para las multinacionales. Los dos países ponen la vida por delante, no la guerra. Por eso los defiendo."
Sobre su papel al frente del MDM, reconoce el peso de la historia. "Asumir esta presidencia es una gran responsabilidad. Las mujeres que nos precedieron fueron antifascistas y republicanas. Dejaron el listón muy alto. Hoy el reto es reactivar el movimiento, devolverle su fuerza y su sentido internacionalista."
Ser parte de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), dice, ha ayudado a recuperar esa conexión global. "La Pasionaria es nuestra gran referente. Mantener vivo su legado es el compromiso más importante que tengo."
La brigada de Las Pasionarias en Cuba fue, según Simó, "una experiencia maravillosa y transformadora". "Fuimos más de cuarenta mujeres de todo el Estado español. Compartimos días intensos, aprendimos de la Revolución y de las mujeres de la FMC, que son verdaderas vencedoras de imposibles. Vivimos la solidaridad entre nosotras y con el pueblo cubano, que sigue de pie a pesar del castigo del imperio. Fue un punto de inflexión en nuestras vidas."
Su mensaje a las mujeres del mundo es directo: "A las de las democracias occidentales les diría que miren bien quiénes son sus enemigos. No voten a quienes financian guerras y sostienen las mismas políticas que nos oprimen. Y, sobre todo, que no se callen. La unión es la única fuerza que tenemos."
A las mujeres que viven en procesos revolucionarios les dice que sigan creyendo. Aunque las agresiones externas generen carencias, son protagonistas de su historia. "Eso no lo puede quitar nadie."
Cristina Simó me habló sin consignas ni eufemismos. Desde la convicción de quien ha visto la lucha de cerca y sabe lo que cuesta mantenerla viva.
"Las mujeres somos más de la mitad de la población mundial. Unidas, tenemos el poder de derribar este sistema imperialista que nos oprime."