Más de 100.000 personas, según los organizadores, participan en Valencia en la decimosegunda manifestación por la gestión antipopular y neoliberal de la dana que dejó 299 muertos
“No queremos que Mazón siga siendo presidente de la Generalitat, queremos que dimita porque no ha asumido ninguna responsabilidad de lo que pasó el 29 de octubre, hay muertos, familias que lloran a sus muertos, y la sociedad valenciana no podemos dejar pasar esto”. Así de rotunda se pronunció la presidenta de la Associació de Víctimes de la Dana 29O, Mariló Gradolí, en el anuncio de la manifestación que este sábado llenó las calles de València.
Bajo el lema Mazón dimisión, el mismo que el resto de protestas convocadas durante los últimos 12 meses, la marcha arrancó a la seis y media de la tarde de la plaza de San Agustín de la capital, donde se han oído gritos de "el president, a Picassent" (cárcel valenciana). La protesta, como en anteriores ocasiones, fue convocada por más de 200 entidades cívicas, sociales y sindicales en su mayoría de izquierdas de la Comunidad Valenciana, junto a las asociaciones de víctimas de la dana y otras entidades. La Policía Local, leal al gobierno de derecha, rebaja la afluencia a 32.000.
Rosa Álvarez, presidenta de la Asociación Víctimas Mortales Dana 29-O ha afirmado que estos actos son de reivindicación popular ante las políticas de la derecha corrupta. "El pueblo tiene la ocasión de demostrarnos todos los meses su apoyo y también el rechazo al president de la Generalitat y al Consell", explica. "No reconocemos ni legitimamos a Mazón como presidente porque el día 29 no estuvo donde por cargo le correspondía".

La transversalidad social, la diversidad de edades y procedencias, con vecinos de Valencia y de numerosos pueblos afectados por la dana han caracterizado a la multitud, que gritaba "Mazón, dimisión; Mazón, dimisión". Decenas de tractores de agricultores que ayudaron en la dana, seguidos de músicos tocando la muixeranga, un himno popular y tradicional de Valencia, y La Processó de la Memòria, han encabezado la marcha. A continuación, manifestantes con movilidad reducida y los familiares de las víctimas mortales portando la pancarta con el lema "Mazón dimissió".
Manifestantes de CGT portaban una pancarta de Carlos Mazón sangriento.
En el manifiesto leído frente al Palau de la Generalitat, protegido por un cordón policial, en una abarrotada plaza de la Virgen, se ha incidido en que "aún no se han asumido responsabilidades políticas y la única información que hemos recibido por parte del Gobierno valenciano han sido mentiras". Ha criticado el maltrato a las víctimas y la promoción de "políticas negacionistas del cambio climático, alabando la especulación y la construcción desmesuradas que se han hecho durante décadas".
Además de los manifestantes, la marcha estuvo permanentemente rodeada de miles de personas que la apoyaban.
El liderazgo de Mazón fue impuesto desde la jefatura del partido derechista cuando Pablo Casado presidía el PP nacional y sus principales apoyos regionales se encuentran en Alicante. En la provincia de Valencia, los dirigentes del PP callan, a la espera de cualquier gesto de Génova puede abrir la batalla de la sucesión, en la que algunos ya se están posicionando tras la dana de manera más o menos visible.
Juega a favor de Mazón el respaldo que le brinda la extrema derecha de Vox, a la que no duda en rendir pleitesía con la aprobación de medidas como la elaboración de encuestas comparativas entre los "nacionales" y los "migrantes" sobre el uso de las urgencias hospitalarias o las donaciones de sangre. Una resolución aprobada por ambos partidos que provoca malestar en el sector más moderado del partido, como señala una fuente del PP.
La manifestación llega a la plaza de la Virgen en Valencia.
Y ahora Mazón ve reforzada su alianza con Vox gracias al reciente nombramiento por parte de la banda fascista liderada por Santiago Abascal de Vicente Barrera como nuevo presidente provincial de Valencia en sustitución del histórico Ignacio Gil Lázaro, vicepresidente del Congreso. Barrera y el president forjaron una buena relación política y de amistad, según reconocieron los dos, cuando el extorero desempeñó durante un año el cargo de vicepresidente de la Generalitat.