 La tortura no es sistemática, pero es “más que esporádica” en el Estado español, según refleja el estudio del índice global de la tortura, el primero publicado de estas características
La tortura no es sistemática, pero es “más que esporádica” en el Estado español, según refleja el estudio del índice global de la tortura, el primero publicado de estas características
Hace 50 años, tras la muerte de Franco, quedaba abierto el camino para la llegada de la 'democracia'. Con ello, se superaba un régimen que hizo de la represión política su ‘modus operandi’, y que empleó la tortura y malos tratos como una herramienta de control social y castigo a las disidencias y las conductas desviadas. En el medio siglo transcurrido desde entonces, los sucesivos gobiernos no han erradicado estas prácticas, que se extendieron masivamente contra el independentismo y los movimientos sociales y políticos vascos y antifascistas, y que hoy se fija en la población migrante. La supervivencia de la tortura se basa en el desconocimiento de la mayoría de la sociedad, en los tabús con respecto a su aplicación y en la voluntad política de negarla sin perseguirla mediante directrices y decisiones tajantes.