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Medio Oriente :: 13/11/2025

¿Cumplió Israel sus objetivos en la guerra contra Gaza?

Wissam Abou Shmala
Tras el 7 de octubre y los dos años de Resistencia, colapsaron los pilares de la doctrina militar israelí, sobre todo las teorías de disuasión, alerta temprana y defensa

Tras el ataque palestino sorpresa del 7 de octubre de 2023 y el fracaso israelí rotundo en abortarlo antes de su ejecución, todos los niveles, militar, de seguridad y político, coincidieron en una conclusión: habían colapsado los pilares de la doctrina militar israelí: las teorías de disuasión, alerta temprana y defensa.

Esto impulsó un cambio de rumbo, orientándose hacia un único objetivo: una resolución definitiva conduciendo a la eliminación de las amenazas, no solo a su contención.

En la visión israelí posterior al 7 de octubre, la necesidad de disuadir se esfuma desapareciendo el sujeto de la disuasión, el concepto de resolución para el régimen de ultraderecha implica terminar con la presencia palestina mediante desplazamiento, aniquilación y colonización, o al menos, privándole de la capacidad para amenazar a Israel. Los niveles militar y de seguridad se centran en el desarme y la exclusión de la resistencia en la gestión de Gaza.

Dejó de ser un secreto para todas las partes, incluidos mediadores, la comunidad internacional e incluso el aliado estadounidense, que el régimen israelí bajo Benjamín Netanyahu, los ministros de la ultraderecha fascista y facciones influyentes dentro del gobernante Likud, buscaban perpetuar la guerra sobre Gaza.

Perseguían una destrucción sistemática y total de la Franja, forzando a sus ciudadanos a un éxodo masivo, para luego implantar colonos y asentamientos, sin importar las consecuencias de este camino infernal: poner en riesgo la vida de los cautivos, la muerte de miles de soldados israelíes, la expansión del genocidio palestino, o el profundizar el aislamiento internacional de Israel, transformándolo en un Estado paria.

La continuación de la guerra y el empeño en lograr los objetivos de la ultraderecha fascista, traspasando todas las líneas rojas incluso para amigos y aliados de Israel, como el ataque militar a Qatar, hicieron sonar las alarmas.

Las diversas partes empezaron a temer la locura israelí incendiando la región y el mundo, impulsando al gobierno estadounidense, respaldado por la comunidad internacional y con apoyo árabe, islámico y regional, a imponer un alto al fuego y un canje de prisioneros, dentro de un marco considerando sólo las principales preocupaciones israelíes, especialmente evitar una Gaza capaz de amenazar a Israel, a la vez tranquilizando a las partes árabes, palestinas e islámicas manteniendo a los palestinos en su tierra, sin desplazamientos ni anexiones.

No puede negarse una verdad crucial en Israel y el mundo durante el último mes: la guerra contra Gaza en su forma extensa y genocida se detuvo bajo una presión estadounidense firme, ejercida sobre todas las partes, incluida la israelí. A pesar de las concesiones palestinas, la difícil decisión palestina de avanzar, aceptando de manera sucinta la primera fase del plan de Trump, frustró los sueños de la ultraderecha israelí fascista de una expulsión masiva de palestinos de Gaza hacia otros países, además de impedir la continuación y expansión de la guerra genocida, particularmente tras comenzar la ocupación y destrucción de la ciudad de Gaza.

Pese a las evidentes críticas al plan estadounidense, este no satisface las ambiciones de la ultraderecha israelí. Sumado a bloquear la ruta de genocidio, desplazamiento, anexión y colonización en Gaza, el régimen de Netanyahu no digirió las referencias del plan a un horizonte político vinculando Gaza y Cisjordania en el futuro, ni el reconocimiento de la aspiración palestina de establecer un Estado, considerados líneas rojas por la ultraderecha israelí.

La situación actual no se alinea con los planes y objetivos de la ultraderecha, expresados magistralmente por el ministro israelí Bezalel Smotrich, basados en expulsar a los palestinos de la Franja de Gaza, luego de Cisjordania, anexando los territorios palestinos a Israel y sembrándolos de asentamientos.

Frente a esto, se consolida una tímida voluntad internacional manteniendo a los palestinos en su tierra, impidiendo su desplazamiento, y haciendo retornar a la Franja de Gaza y Cisjordania a constituir una única entidad política, reflejada en el tsunami político internacional coronado por importantes reconocimientos del Estado palestino.

La larga guerra y la vasta destrucción en la Franja de Gaza llevaron al mundo a comprender la importancia de hallar una solución política al conflicto israelí-palestino, agravado por el aumento del terrorismo diario ejercido por colonos supremacistas y soldados israelíes contra palestinos en Cisjordania.

Esta nueva realidad acorralando a Israel desde todos los frentes, impulsó a Trump a imponer su plan, al margen de la agenda de Netanyahu y su régimen, con el objetivo de salvar a Israel de sí misma, tras perder la brújula y sucumbir a la ceguera política y estratégica.

La capacidad de transformar las amenazas contenidas en el plan estadounidense —potencialmente convertido en resolución del Consejo de Seguridad de la ONU— en oportunidades, resulta posible existiendo una voluntad árabe e islámica de lograr los derechos palestinos mínimos.

Así como dicha voluntad impidió el escenario del desplazamiento, puede empujar a la comunidad internacional e incluso a la parte estadounidense a reconocer los derechos legítimos palestinos, no por los ojos de palestinos y árabes, sino por la estabilidad regional y la preservación del portaaviones terrestre israelí.

Las partes árabes e islámicas poseen las herramientas y cartas suficientes para materializar su voluntad, si así lo deciden, tras quedar claro al mundo que no hay paz, seguridad ni normalización sin hacer justicia al pueblo palestino y reconocer sus derechos legítimos.

* Escritor y analista político palestino.
Almayadeen.net

 

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