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Nacionales E.Herria :: 19/01/2006

Por los derechos, ni más ni menos

Editorial Gara
El auto dictado por el juez de la Audiencia Nacional española, Fernando Grande-Marlaska, tuvo ayer su primer resultado visible. La brigada de información de la Policía española precintó el local de Iruñea en el que Batasuna ha ofrecido decenas de ruedas de prensa en los últimos meses sin que de ello derivara ninguna actuación jurídico-policial.

Un primer efecto del auto judicial promulgado la víspera por el titular del Juzgado Central de Instrucción Número 5 y que ayer volvió a recabar el rechazo expreso de la mayoría de los partidos políticos y de los agentes sociales de nuestro país.

Como anunciara horas después de conocer que, más allá de quedar prohibido el acto que tenía convocado para este sábado en el BEC, también se extiende la suspensión a todas sus actividades políticas tal como decretara en agosto de 2002 el juez Baltasar Garzón, Batasuna mantuvo ayer su actividad política, centrada en valorar con los principales agentes del país las consecuencias y modos de dar respuesta a la citada decisión judicial. La formación política «reilegalizada» abrió esta ronda de contactos, que alcanzó ayer también a PNV y EB, con una delegación de EA encabezada por su presidenta. No es baladí el mensaje lanzado por la formación de Begoña Errazti, cuando está de por medio un auto judicial que advierte de que cualquier acción tendente a «auxiliar» a Batasuna puede llegar a ser considerada por el tribunal especial como «colaboración con organización terrorista». Y es de valorar, igualmente, que desde este partido integrado en el Gobierno de Lakua se reitere la vocación de buscar una fórmula que permita canalizar la denuncia política y el rechazo social a lo que entiende como una grave vulneración de derechos.

Esa es la piedra angular a la hora de articular la necesaria respuesta al nuevo ejercicio de violencia estatal. Si nos atenemos a las declaraciones contra la Ley de Partidos hechas, entre otros, por PNV, Aralar y EB, la acción de defensa, firme y sostenida, de los derechos políticos y civiles debería congregar a la mayoría política de Euskal Herria. Esta es la hora de situarse junto al agredido y de defender a su lado los derechos que se le niegan a él mismo y a este país. Sin pedir más y sin dar menos. Sin exigir para la construcción de una alternativa a la imposición, contrapartidas que ciertos partidos nunca piden a otros para mostrarles su solidaridad activa cuando consideran que han sido atacados.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/aG6e