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Europa :: 21/03/2018

Las milicias neonazis ucranianas se erigen en "vigilantes" ante la pasividad del régimen

Marc Bennetts
"El nacionalsocialismo no tiene nada intrínsecamente nocivo. No sé por qué siempre lo asocian con campos de concentración"

Justo pasada la medianoche, en un bosque nevado cerca de Kiev, cuatro hombres vestidos de negro y con porras atadas a la cintura escuchan con atención el zumbido de las motosierras de los leñadores furtivos. “Los policías de nuestro país son incompetentes, corruptos o unos borrachos”, afirma Zhenya, uno de ellos. "Por eso tenemos que tomar cartas en el asunto y solucionar los problemas”.

Estos guardabosques, todos de unos veinte años, no son los típicos activistas medioambientales. Son miembros de la Milicia Nacional, una organización ultranacionalista estrechamente vinculada al movimiento ucraniano Azov, un grupo de extrema derecha con un ala militar, abiertamente neonazi, y su escisión política, el partido Corpus Nacional.

“El nacionalsocialismo, como idea política, no tiene nada intrínsecamente nocivo”, indica Alexei, otro integrante de la milicia, mientras los hombres se mueven sigilosamente entre los árboles cubiertos por escarcha e iluminados por la luz de la Luna. "No sé por qué siempre lo asocian con los campos de concentración".

Además de la tala ilegal, la Milicia Nacional afirma que su objetivo es combatir la delincuencia, el narcotráfico y el alcoholismo callejero. "Somos muchos. No tenemos miedo de usar la fuerza para establecer el orden en el país", aseguró recientemente el grupo en un comunicado.

Curiosamente, el principal objetivo de sus persecuciones y palizas no son los drogadictos ni los borrachos, si no los jóvenes anarquistas, okupas, homosexuales y todo el que esté a la izquierda. Y esto no es difícil, en una sociedad ucraniana que dsde el Golpe de estado impulsado por EEUU se ha ido derechizando.

Seguidores de diferentes partidos neonazis llevan antorchas durante una marcha celebrada en enero en honor a Stepan Bandera, una de las primeras figuras nacional-sociaistas de ucrania.

El 29 de enero, miembros encapuchados de la milicia se presentaron en una reunión del consejo municipal en Cherkasy, en el centro de Ucrania, y se negaron a permitir que los funcionarios abandonaran el edificio hasta que hubieran aprobado el presupuesto de la ciudad, que se había estado postergando durante mucho tiempo, y que contenía partidas que favorecían a las milicias.

Sin embargo, según la Milicia Nacional, sus miembros son todos voluntarios y los gastos los cubren personas y empresas afines a sus actividades.

La Milicia Nacional está integrada por veteranos de la guerra que libra Ucrania desde hace cuatro años contra los separatistas ucranianos del Este, así como exjugadores de fútbol que participaron en la insurrección, fomentada por EEUU, que tuvo lugar en 2013 y 2014.

Algunos son 'straight edge', un movimiento de fanáticos por el estado físico que ni beben ni fuman. Muchos no han conocido el país cuando integraba la Unión Soviética, ya que crecieron en una Ucrania corrupta y neoliberal, donde las fuerzas policiales gozan de poca confianza.

Aunque la Milicia Nacional inició sus actividades hace un año y ha organizado patrullas callejeras en pueblos y ciudades bajo control del régimen ucraniano, empezó a tener más notoriedad a finales del mes pasado, cuando unos 600 miembros participaron en una marcha por el centro de Kiev.

Algunos iban vestidos de camuflaje, mientras que otros vestían de negro y se cubrían el rostro con un pasamontañas. Esta provocadora demostración de fuerza culminó con la llegada del grupo a una fortaleza iluminada con antorchas, donde los miembros de la milicia juraron lealtad a Andriy Biletsky, un parlamentario ultranacionalista que dirige el partido del Corpus Nacional.

Biletsky ha suavizado su discurso en los últimos años, pero lo cierto es que en 2010 el excomandante del batallón Azov declaró que la misión de la nación ucraniana es "liderar la raza blanca del mundo en una cruzada final... contra los Untermenschen [subhumanos] liderados por los semitas".

A muchos analistas la ceremonia en Kiev les evocó la Alemania de los años treinta y les hizo temer que la actual dictadura ucraniana se decante definitivamente en manos de una extrema derecha cada vez más segura de sí misma y del apoyo que recibe de EEUU y Europa.

El Corpus Nacional y otros partidos de extrema derecha obtienen menos del 5% de los votos, pero los analistas afirman que podrían aprovechar la inestabilidad económica y social de Ucrania para mejorar sus resultados electorales.

A Azov y al Corpus Nacional se los vincula a Arsen Avakov, el ministro de Interior, considerado como un posible sucesor del impopular dictador ucraniano, Petro Poroshenko, un multimillonario que solo gobierna para favorecer a sus empresas.

Avakov ha discrepado en público de las voces que afirmaban que la Milicia Nacional es su propio ejército privado y ha asegurado que no permitiría que unas "estructuras paralelas" desafiaran la autoridad de la policía. Aunque luego se lo ve en reuniones con líderes neonazis y en público critica muchas veces a la policía.

The Guardian. El Diario. Traducido por Emma Reverter. Extractado por La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/aI1I