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Europa :: 19/06/2022

El día que murió el periodismo

Viktor Dedaj
El periodismo no murió en un calabozo, ni por una bala en la cabeza

A pesar de las súplicas de prácticamente todas las organizaciones de derechos humanos, libertad de prensa y libertad de expresión, organizaciones de periodistas y sindicatos, Priti Patel acaba de firmar la extradición de Julian Assange. La defensa tiene 14 días para apelar. La petición puede ser rechazada.

Es una gran victoria para la prensa institucional, que ha hecho todo lo posible por reducir «el asunto periodístico más importante de nuestra existencia» (según John Pilger) a una vulgar noticia. Una prensa que retransmitió durante más de diez años todas las mentiras, calumnias y leyendas urbanas que servían de cortina de humo para ocultar los verdaderos entresijos. El resultado fue previsto y planificado desde 2010: borrar el caso Assange de la conciencia colectiva y proceder a la eliminación -mediática si es posible, física si es necesario- del periodista más innovador, premiado, eficiente y peligroso (para los poderes corruptos) del siglo XXI.

Una prensa tan rápida en el fact-checking a la hora de salvar un relato oficial pero, tan ausente a la hora de salvar al representante más consecuente de nuestro derecho a saber. Desde las acusaciones de violación (que nunca existieron) hasta el pseudo «peligro» de vidas de estadounidenses, pasando por la calidad de sus calcetines, nada se le habrá escapado. Eso si, con mención especial para todos aquellos que se lucraron y ganaron pequeñas fortunas a lomos de Wikileaks, y que no encontraron un gramo de coraje para expresar su solidaridad con él.

Y como cada vez que aparece el nombre de Julian Assange en las noticias, seremos testigos de un desfile de trolls, algunos de los cuales tienen carné de prensa, que escribirán sus gilipolleces de siempre. Estoy tentado a decir que la Historia les será ingrata, pero aún así es necesario que la Historia no se reescriba de pasada, como ya lo han hecho y como lo siguen haciendo.

Por supuesto, dirán que cuando se trata de Assange y Wikileaks, no se trataba realmente de periodismo y que la prensa corporativa siempre estará ahí para informarnos adecuadamente. Pero, ¿qué más quieres que diga la prensa multimillonaria?

El periodismo no murió en un calabozo, ni por una bala en la cabeza, ni en la explosión de un coche, ni siquiera cortado en una embajada saudí. Murió el día que eligió la complicidad dejando escapar lo mejor de ellos en el silencio y en el olvido.

observatoriocrisis.com

 

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