Principal |
Pensamiento :: 11/05/2006

Pensar para dominar el mundo

Narciso Isa Conde
Los Estados Unidos de América (USA) no son solo la sede del imperialismo más poderoso desde el punto de vista político, militar y cultural-ideológico, sino además el hogar de ciertas mentes dedicadas a pensar para dominar el mundo a como de lugar.

El actual poder supranacional no solo está conformado desde mecanismos multilaterales auspiciados por las grandes potencias capitalistas de Europa, Asia y América, dentro de los cuales es clara la hegemonía (o mas bien el dominio) del imperialismo estadouni-dense (Consejo de Seguridad de la ONU, OTAN, FMI, Banco Mundial, OMC, Grupo de los Ocho), sino que el propio Súper-Estado de ese imperialismo ha venido estructurando instancias de planeamiento de políticas y de toma de decisiones de carácter planetario bajo control de los grandes intereses privados.

El imperialismo estadounidense de hoy es más pentagonista que nunca antes, más corporativo transnacional, mas articulado a los medios masivos de comunicación, mas infectado por la robocracia wanchingtoniana, más globalista, más guerrista, más fundamentalista y más conquistador.

Eso no se hace sin cerebro, tampoco con un cerebro estrictamente nacional o regional. Se necesita un "cerebro mundial", el cerebro del poder supranacional, aun sea conformado unilateralmente y por encima del Grupo de los Ocho.

Esto para lograr mas cohesión y, sobre todo, para poner en el centro de su pensar la manera de convertir al imperialismo estadounidense en imperio global, subordinando a los demás.

A esos fines sirve el denominado Consejo de Relaciones Exteriores, convertido en "cerebro del mundo" según un magnifico análisis elaborado por Adrián Salbuchi, quien le atribuye a ese organismo dirigir "el mundo complejo e incierto hacia el que se empuja y arrastra el planeta entero".

El Consejo de Relaciones Exteriores (CRE) es una organización con bajo perfil público, pero con mucho poder y muchísima efectividad.

El mismo está integrado por los jerarcas de las grandes empresas financieras, industriales, comerciales, medios de comunicación, universidades, centros de investigación, instituciones armadas, tecnocracia oficial, funcionarios de alto nivel, ex-presidentes y entidades culturales.

Reúne a 3600 miembros del más alto calibre e influencia, entre los cuales hay representantes de corporaciones que manejan alrededor del 80% de la economía estadounidense, y emplean 25 millones de personas.

Concentran los equipos más sobresalientes de los llamados "tanques pensantes", y entre muchos otros jerarcas del poder e intelectuales orgánico del sistema dominante, incluye a David Rockefeller, Henry Kissinger, Bill Clinton, Zbigniew Brzezinski, George H. Bush, Madeleine Albright, George Soros, Stephen Breyer, Laurence A. Tisch, Collin Powell, Jack Welsh, W.Thomas Johnson, Katherine Graham, Richard Cheney, James Wolfensohn, John Reed, Alexaner Haig, Condoleeza Rice, Paul Wolfowitz y Richard Armitage.

Los objetivos globalizadores están bien precisados por el CRE:

Creación de un gobierno privado mundial.

Erosión sistemática de las estructuras de los estados-nación (aunque no de igual manera ni al mismo tiempo).

Estandarización socio-cultural.

Imposición de un sistema financiero globalizado de carácter especulativo-usurario.

Alineamiento de la opinión pública mediante una agresiva acción psicológica desde los medios de comunicación y a escala planetaria.

Administración de un sistema de guerra global mediante el permanente azuzamiento contra algún "enemigo".

El Consejo de Relaciones Exteriores es el cerebro del poder real, ubicado por encima del poder formal que opera desde Washington. El poder real esta ubicado en New York y no pasa por elecciones. Necesita continuidad y permanencia más allá de la conformación del gobierno, incluida la del Departamento de Estado.

La democracia, aun sea la democracia burguesa liberal o neoliberal, es incompatible con el poder real permanente. Su perfil público y sus mutaciones conspiran contra la decisión de dictar en secreto, no solo respecto a la política interna de los EEUU, sino -y sobre todo- respecto al discurrir planetario y a los requerimientos de estrategias duraderas no sujeta al escrutinio público.

Por eso el Consejo de Relaciones Exteriores opera discretamente y nunca lo hace como organismo, sino a través de sus individualidades. Algo así como el poder detrás de los tronos.

No se debe dudar de la inteligencia contenida en ese "cerebro del mundo", capaz de reunir tantos talentos y tanto poder. Pruebas de más han sido ofrecidas por el CRE:

El sistema de deuda externa diseñado desde ese centro es una mecanismo de saqueo y coloniaje eficaz.

Las "áreas de libre comercio" posibilitan liquidar todos los mercados nacionales y garantizar que la "libre competencia" sirva exclusivamente a los monopolios y oligopolios.

Las privatizaciones permiten absorber a favor de las corporaciones transnacionales las empresas públicas y los patrimonios naturales. Pero no solo. Facilita también la privatización del poder y el avasallamiento de todo lo social y colectivo.

La guerra "antiterrorista" es un magnífico instrumento para conquistar territorios ricos en gas, petróleo, uranio, agua, opio

Las desregulaciones de las relaciones laborales absolutiza las explotación del trabajo asalariado y precariza en extremo el componente trabajo respecto al gran capital.

La imposición de un sistema financiero especulativo, montado sobre la supervelocidad de la informática, multiplica las ganancias usureras desde la propiedad del dinero y posibilita apropiarse de grandes estructuras productivas, bienes, inmuebles, recursos naturales y países enteros, sin tirar un tiro.

Estandarizar la cultura, emplear los medios masivos para enajenar a gran parte de la sociedad, entronizar el miedo y ejercer una acción psicológica poderosa, introducen enormes dificultades para el desarrollo de una conciencia crítica.

Eso se llama pensar inteligente para dominar el mundo desde la minoría beneficiaria del poder económico, político, y militar.

Ese "cerebro mundial" es sumamente eficaz, pero solo hasta cierto punto.

Sus límites no están determinados por falta de talento, mucho menos de poder continuo.

Pero si por los intereses que encarna, capaces de chocar con la poderosa e inmensa, aunque por períodos dormida, fuerza que genera la defensa de la vida en el planeta que habitamos.

El "cerebro del mundo", al darle respuesta a la crisis del capitalismo de final de siglo XX (reducción de la tasa de ganancia sobreproducción, agotamiento de las fuentes energéticas y de los recursos naturales imprescindibles para su dinámica (efectos catastróficos de la globalización del neoliberalismo), ha lanzado a la humanidad a una crisis de existencia.

El CRE piensa bien para sí mismo, pero no para la humanidad. Aunque no se trata de un burro, bien le cabe el dicho "una cosa piensa el burro y otro el que lo apareja".

La humanidad definitivamente no quiere dejarse exterminar.

La vida en el planeta resiste ejemplarmente la embestida de los planes diseñados por el "cerebro del mundo".

Eso explica la sobrevivencia de Cuba, la revolución en Venezuela, la victoria de Evo Morales, los cambios en el mapa político latinoamericano-caribeño.

Explica las rebeliones de los pobres descendientes de emigrantes del Norte de África en las barriadas de las ciudades francesas, holandesas, belgas (los "recailles", los "canallas").

Explica la enorme movilización de la juventud en Francia y el despertar de los (as) emigrantes del tercer mundo en los EEUU.

Explica el empantanamiento de las tropas yanquis en Irak y Afganistán, gracias a los heroicos combates de ambos pueblos.

Explica los avances de las fuerzas antiglobalizadoras y antineoliberales.

La caída estrepitosa de la popularidad de la administración Bush.

Los ciclos cortos y las caídas de gobiernos atrapados por los globalizadotes.

Así se expresa la respuesta a la crisis del gran capital registrada a final de Siglo XX: en otra crisis de dimensiones planetarias, en una crisis civilizatoria que apunta hacia una crisis de dominación, hacia una crisis de poder real.

Contra eso no puede la sofisticada inteligencia de "cerebro del mundial".

El nuevo capitalismo, el neoimperalismo diseñado por ese "cerebro", crea también sus propios sepultureros integrados por fuerzas mas vastas y diversas que el proletariado de la sociedad industrial. ¡Las nuevas fuerzas del trabajo que enfrentan el nuevo y cada vez más perverso capital!

Un fantasma recorre al mundo, el fantasma de la rebelión antineoliberal y anticapitalista que habrá de convertirse en neosocialista. Y contra eso no hay cerebro imperial que pueda salir airoso.

La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/aJ8W