Israel sabe que le conviene más ganar no sólo en el frente militar sino también en el de la opinión pública internacional.
En el campo militar, aunque es incomparablemente superior a los palestinos, no ha conseguido por completo sus objetivos: apropiarse de toda la tierra Palestina y expulsar –o acorralar al menos- a aquellos. En el campo político el éxito aún es menor: aunque cuenta con el apoyo explícito por parte de los gobiernos más poderosos del mundo y de forma implícita por parte de organizaciones políticas, culturales e investigadoras en muchos países, hay un pequeño grupo formado por otras que –a pesar de su escasa influencia- mantiene una actividad constante en contra del imperialismo sionista y en pro de sus víctimas. Así que es algo complicado concluir si Israel –en tanto que proyecto sionista- triunfa o fracasa.