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Madrid :: 31/12/2006

Sant@s inocentes

Asociación Cultural Candela
Cuentan las crónicas que lleva seis meses sentada sobre el suelo lleno de fango, y que se balancea hacia delante y hacia atrás.

No come y los surcos de su cara se ahondan hacia dentro de los malares que anuncian una y otra vez la desesperanza vital que ya no la sostiene. Cuando un suspiro le abre los párpados, las lágrimas le impiden ver porque se ha quedado ciega de tanto llorar. Una fotografía de agencia firmada por J.M.P. nos anuncia que se llama Binta Dieme y que distraía del hambre de sus cuatro hijos calentando agua con piedras mientras dormían el sueño cuando la leche agotada de sus pechos planos no daba para más en este poblado de chozas abastecidas por un huerto herido.
Binta Dieme es la madre viuda de cuatro hijos que ahora son tres porque Malang sucumbió en el intento de huir del espanto y del horror diario de estos poblados que, como Faune (frontera sur con Gambia) , son diarios gemidos de llanto con paredes de uralita y caña. Los sonidos de Faune son la berrea insomne de los inocentes. Una berrea que digiere mal con los fastos navideños de las casas que abonan sus euros en una cuenta bancaria de los programas televisivos solidarios que apadrinan. Las cuentas bancarias de la solidaridad, salvoconducto moderno de la conciencia de los culpables subsidiarios del espanto de Binta Dieme.
Malang, además de morirse en el intento, ha dejado en el poblado ocho vidas a las que llorar, porque en Faune la mortalidad infantil supera ya el 20% y si superan este primer listón y soportan el terror de un futuro que no es, su esperanza de vida sana no supera los 47 años.
Faune no ha cambiado prácticamente nada desde el siglo XIII, en el que formaba parte del imperio Mali y donde la competencia por el control del tráfico de esclavos entre los poderes colonialistas europeos fue establecida en favor de los británicos.
Esclavos, como Binta y Malang, al que una fotografía de agencia internacional les sacó del anonimato.
Colonialistas europeos, como los que , sabiendo de dónde viene este espanto, celebran con bromas el día de los santos inocentes. Bromas tan desgraciadas y culpables como las que abonan las cuentas de la solidaridad de las subvencionadas ONGs que la gestionan, arrancando de cuajo cualquier vestigio de crítica. Crítica que pone el dedo en la llaga para intentar parar la ceguera de Binta, metáfora cruel de un mercado que celebra su guerra de siglos: como ha escrito Gorka Andrade en el diario Gara: "crear la miseria para abrazar a algún mendigo".
x Gonzalo Romero*


*Gonzalo Romero es miembro de la Asociación Cultural Candela
(Botón de muestra emitido el 30 de diciembre de 2006 en El Candelero, RVK, 107.5 FM)
www.nodo50.org/candela
 

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