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Asturies :: 31/01/2011

Carta a mi psiquiatra: la Manifestación Que No Fue, crónica de una alucinación colectiva en Gijón

Marquinos
"Sal a la calle antes de que te dejen en ella", decían CNT, CGT, Suatea y CSI

Estimado Psiquiatra:

El que esto suscribe, junto con varios centenares de individuos de condición social variada pero tendiendo en general al pobrerío, sufrió en las últimas fechas un proceso alucinatorio durante el cual vivió como realidad una serie de sucesos concatenados que, seguramente, son solamente fruto de una mentalidad desequilibrada.

Imaginé (qué cosas) que vivía en un país donde el paro aumentaba día a día, donde un gobierno que se decía de izquierdas combatía el paro haciendo más fácil y más barato el despido y, una vez metido en harina, retrasaba la edad de jubilación, privatizaba las cajas de ahorros y se arrojaba en los brazos de los mercados (esa forma new age de llamar a los banqueros de rapiña).

Imaginé que, ante estos desafueros, los sindicatos del régimen representaban su habitual teatrillo a la que dicen movilización breve y contenida, junto con el tradicional repertorio de promesas incumplidas acerca de huelgas generales, movilizaciones de masas y declaraciones altitonantes para terminar haciéndose la foto de la subvención junto con patronal y gobierno.

En el colmo del delirio, llegué a soñar que un grupo de sindicatos de esos que llaman minoritarios habían convocado una manifestación contra los recortes sociales el día 25 de enero en Gijón. Juro que me convencí a mi mismo de que había visto carteles que anunciaban esa manifestación con el lema “Sal a la calle antes de que te dejen en ella”, firmado por CNT, CGT, Suatea y CSI.

Y ya en lo que sólo cabe calificar como una grave crisis psicótica, me imaginé caminando por las calles de Gijón junto con otros centenares de alucinados, portando pancartas y megáfonos, animados por el ritmo de los tambores y acompañados por un numeroso grupo de policías que protegían con abundante despliegue de medios las sedes de los bancos. La gravedad del brote alucinatorio me llevó a pensar que éramos bastantes más que en otras ocasiones y que la organización de la protesta tendía a dar resultados.

Pero, querido psiquiatra, de toda esta situación de conflicto mental transitorio me rescataron los medios de comunicación asturianos. Al día siguiente, entendí que todo había sido un sueño, ya que ni los periódicos ni las emisoras de radio ni las televisiones dieron mayor importancia a lo que, en mi locura, había pensado que la tenía.

Ahora, gracias a la inestimable labor de estos medios de comunicación asturianos, ya soy una persona más o menos normal. Ya entiendo que la crisis y el desempleo no son problemas colectivos cuya única solución pasa por la organización y la movilización, sino que resultan ser historias de alto contenido humano para lacrimógenos reportajes de fin de semana. También comprendo que protestar en la calle no arregla nada; es mejor quedarse en casa rezando para que ocurra un milagro (o dos si son pequeños).

Pero, mi querido psiquiatra, todavía no estoy del todo curado, porque, presa de una pulsión delirante, imagino que las movilizaciones por la justicia social van a continuar y van a ganar en contenido y en participantes de forma que hasta los medios de comunicación asturianos van a tener que hacerse eco de ellas. ¿Qué me recomienda ante esta recaída? ¿Un tratamiento a base de dosis masivas de manipulación informativa o unas sesiones de electroshock neoliberal?

A la espera de su respuesta, reciba un abrazo imaginario (la camisa de fuerza me impide todo tipo de movimientos) de este locatis asturiano.

La Haine
www.asturbulla.org

 

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