El Trienio 2018-2020 supondrá la irrupción en el escenario geopolítico de América Latina de una nueva ola negra involucionista que consistirá en la implementación de “golpes blandos“ con el objetivo inequívoco de sustituir a los gobiernos insensibles a los dictados de Washington (Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Bolivia) por regímenes autocráticos tutelados por EEUU.