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Madrid :: 17/05/2007

CSOA La Fábrika: Echando raíces, construyendo base social, tejiendo redes de resistencia

Mariano Pujadas - La Haine
Entrevistamos a Darío, activista del CSOA La Fábrika de Sueños, después de participar el pasado 12 de mayo en un animado pasacalles que bajo el lema "Menos centros comerciales y más centros sociales" pretendió (y logró) conectar con los vecinos de Villalba.

"En La Fábrika no se generan 'beneficios', pero para nosotros se crea una gran riqueza". Esta afirmación formaba parte de los panfletos que activistas del Centro Social Okupado y Autogestionado "La Fábrika de Sueños" (Villalba, sierra norte de Madrid) iban repartiendo a vecinos de la ciudad mientras llevaban adelante un alegre pasacalles, a veces por la acera y a veces cortando en tráfico con elegancia, nutrido por decenas de malabaristas y la samba batucada del grupo Repercusión.

Hay quienes nos quejamos de que los vecinos no se acercan a los proyectos de lucha; bien, en este caso fue el proyecto de lucha quien salió a la calle en busca de los vecinos. Y no le fue tan mal a La Fábrika, visto lo expresado por Alberto y Elvira al final de la marcha. "Somos vecinos de Villalba y como tenemos niños veníamos acompañando la música y las actividades. El otro día estaba yo viendo el programa de fiestas de Madrid y era vergonzoso, todo de pago, increible... Por eso nos parece que lo que hacen estos chicos es una forma alternativa de que la juventud participe en espacios diferentes, que no tengan nada que ver con la sociedad de consumo en que vivimos. Yo tengo un hijo de 6 años y la única opción para esa edad son centros comerciales... consumir, consumir, consumir... y veo que esta gente propone cosas totalmente distintas. Creemos que muchos vecinos deberían apoyar esto", concluyeron.

Activistas de otros centros sociales saludaban la atrevida y colorida acción, como Dani de La Barraka, quien valoraba que "hay que trabajar la participación de la gente, los centros sociales estan hechos para se sepa que aquí se construye una alternativa a la televisión". Por su parte Gustavo, del CSO La Traba, afirmaba que "la iniciativa de hoy, de acercamiento a los vecinos, busca romper ese muro de incomunicación y de ilegalidad que hay. Creo que ese es el camino, es decir, dar pequeños pasos para poco a poco ir construyendo poder popular en cada barrio y en cada pueblo".

Aquí vivimos, aquí resistimos

Dario, joven militante del CSOA La Fábrika, relató que el pasacalles pretendía ser el pistoletazo de salida de las actividades programadas para el mes de mayo. "Ha salido bastante bien, los vecinos nos han animado desde los pequeños comercios, desde las ventanas... incluso en el barrio del Gorronal, que es uno de los barrios más abandonados de esta ciudad’.

El trabajo político de cara a los vecinos es sin duda una de las tareas más complejas en el movimiento de okupación madrileño. Darío cuenta que "nos parece importante conectar con los vecinos porque aquí, donde vivimos, es el sitio más importante donde tiene que asentarse la lucha y echar raíces fuertes. Empezamos por no cerrar la puerta a nadie, para que sea vea que la gente autoorganizada consigue crear cosas de la nada. Pero sobre todo es importante conectar con los vecinos porque cuando quieran echarnos, la represión va a tener un coste político mucho más alto. Además, cuando nos echen queremos seguir en la calle y okupando en otro sitio, por eso es importante tener una amplia base social, que la gente entienda lo que haces, lo respeten y lo valoren. Por ejemplo, se nota que en la zona donde está La Fábrika, nadie arranca un sólo cartel nuestro. A menudo pasan cosas de ese estilo, sentimos que hay respeto hacia nosotros. Para mi, pasar por una tienda y que salga la dependienta a decirme muy convencida que lo estamos haciendo muy bien, que sigamos con el proyecto... eso me da mucha fuerza. Pensar que hay gente que todavía cree que se pueden cambiar las cosas es lo que te anima a seguir adelante".

El CSOA La Fábrika, en sus cerca de 5 meses de existencia, recorre un lento pero seguro proceso de crecimiento. Según nos cuenta este activista, la mayoría de gente que pasa por el centro social no estaba anteriormente participando de otros movimientos que había por la zona, es decir, La Fábrika se está convirtiendo en un punto de encuentro que muchos jóvenes de la localidad echaban en falta. La afluencia de gente nueva ha permitido poner en marcha un montón de talleres y actividades, que van desde la percusión, el boxeo, la jardineria... hasta las charlas sobre antiimperialismo, ecologismo, etc.

Pero, ¿cuáles son las claves para el crecimiento y la extensión de un proyecto de okupación? Darío aporta su experiencia y valora que "primero, hay que ser abiertos, hay muchas razones para serlo. La mayoría de la gente de este país y de este planeta no está en un movimiento social anticapitalista, y es importante que esa gente se acerque porque si hay una revolución, sólo será con ellos. Si no queremos ser una élite tenemos que ser muchos, y para ser muchos hay que ir despacio, sin decirle a los demás cosas como 'o eres totalmente anarquista y vegano, o no entras'. Creo que hay que dejar a la gente entrar y que poco a poco se vayan convenciéndo ellos a sí mismos de que no necesitamos ni autoridad, ni subvenciones, ni nada que venga de arriba. Que tú mismo puedes hacerlo. En Villalba mucha gente sabe que un montón de chavales que supuestamente valíamos 600 euros al mes, hemos podido llevar a cabo una labor que ha servido para que cientos de personas lo conozcan y puedan participar. Además, a nivel personal estamos totalmente realizados, nos sentimos mucho más vivos que antes, principalmente porque te das cuenta de que cuando desaparece esa autoridad, la mano negra, esa lógica de la obediencia que impide que nos desarrollemos libremente, pues la gente se activa y lo hace. No nos dejan, pero poder, podemos. Se trata de fomentar esta reacción en la gente".

Además, el CSOA La Fábrika se esfuerza por participar en otros ámbitos de lucha. "Hay un espacio aquí que se llama Foro Social de La Sierra, en el que se reunen militantes de distintos colectivos y personas a título individual. Allí hemos conocido a gente del movimiento por la vivienda digna, ecologistas, del movimiento vecinal, etc, y también gracias a que ese espacio existe desde hace 4 años, nosotros hemos podido darnos a conocer allí. En la Fábrika tratamos de no concebirnos como un movimiento ensimismado; aunque haya mucho trabajo dentro y perfectamente podríamos estar sumidos en lo que ocurre en el centro social, que es mucho, intentamos forzar la máquina para no perder la perspectiva de lo que nos rodea. Por ejemplo, ahora han hecho una obra en medio de la ciudad que está provocando grietas en las casas porque el alcalde-faraón de aquí quiere hacer un tunel para convertir en una autopista el centro de la ciudad. Entonces, si no formamos parte de esa lucha, la gente no formará parte de la nuestra. Por tanto es básico tejer redes fuera del centro social", subraya Darío.

Así se entiende que no fue casualidad que un grupo de solidarios de La Fábrika recorrió más de una hora de viaje hasta el CSO La Traba (zona de Legazpi) el pasado 27 de abril, cuando agentes de la policía entraron por la fuerza en el inmueble para identificar a los okupantes, justo un día antes de una merienda vecinal convocada en el barrio. Y por si fuera poco, al día siguiente los solidarios volvieron para contribuir a defender el acto vecinal. Darío relató que "sabíamos que La Traba llegó después de la okupación del CSO Milano, que les habían echado de mala manera, por eso vimos importante estar ahí y por lo menos que dejar claro que a nosotros también nos afectó. En esencia, nos gustaría que cuando nos desalojen a nosotros, haya gente en Madrid que le dé rabia y trabaje para crear presión desde ahí tambien".

Son gestos valiosos. Ahora bien, no es difícil convertir un centro social okupado en una burbuja del bienestar (es decir, en un espacio "liberado" en tanto que las relaciones humanas y políticas que allí conviven se enfrentan a la lógica irracional del capitalismo) y aislarse de la oscura realidad que nos rodea. Al menos es un riesgo que se corre, un riesgo político e ideológico, porque si perdemos la perspectiva de que el objetivo fundamental de la lucha anticapitalista es la destrucción del estado, entonces al poder ya no le preocupará tanto la existencia de un centro social okupado. Por tanto, el objetivo de la lucha sería mucho más amplio que la (auto)gestión de un edificio abandonado a la suerte de la especulación: la etiqueta "social" es porque se trabaja para construir la conciencia colectiva y, en consecuencia, invitar al resto de la sociedad a implicarse en un proceso de lucha a largo plazo. Esto conlleva desarrollar una política de participación, de apoyo mutuo y solidaridario hacia otros colectivos y otros movimientos, y de extensión permanente de la lucha por fuera de las paredes del centro social.

En este sentido, es importante construir experiencias de lucha unitarias. Así lo cree Darío cuando habla del Bloque por la Okupación que la mayoría de los CSOs de Madrid impulsaron en la manifestación por una vivienda digna del pasado 24 de marzo. Relata que "lo valoramos muy positivamente sobre todo en el plano de un aumento de la agitación. O sea, nosotros vimos allí a todos los centros sociales en un bloque organizado y nos dimos cuenta del impulso que está tomando el movimiento. De hecho, en Madrid hay un movimiento okupa nuevo, de 2 ó 3 años a esta parte se han triplicado las okupas. Es decir, la okupación es un movimiento que está en alza y por eso creo que es importante que haya una red de centros sociales que se dedique a politizar el tema de la vivienda y la especulación del suelo, algo que afecta a todo el mundo y que cada vez le va a afectar más. Creo que lo fundamental es dotar la lucha de contenidos y trabajar para echar raíces en los barrios. Esa es la forma de cambiar muchas mentalidades y ese es el camino que se está recorriendo".

Ahora bien, negar que en el movimiento de okupación madrileño existen diferencias y conflictos sería como vendarse los ojos. Pero, ¿cómo trabajar para dar continuidad a las experiencias unitarias? El activista del CSOA La Fábrika recalca que "deberiamos intentar superar las pequeñas diferencias que dividen al movimiento. Creo que lo importante no es una crear una red solamente por afinidad, sino también por una cuestión estratégica. Tenemos la misma situación legal, los mismos problemas y estamos en la misma lucha. Por ejemplo, en La Fábrika hay un taller de baile moderno que hacen unas chicas y utilizan música pop. Nosotros podríamos decir 'no, esa música no entra en nuestros centros sociales', pero entendemos que no hay que ir de puristas y creernos los buenos y los demás los malos. En el fondo estamos golpeando en el mismo sentido y contra el mismo enemigo. Creo que el sectarismo es el cáncer de Madrid’.

Que en Madrid hay sectarismo es sabido en todo el estado español, pero si hay una buena noticia, esa es que poco a poco se están dando pasos para, entre todxs, tratar de extirpar el cáncer y limar las diferencias.

Para concluir la conversación, Darío relató los objetivos que se proponen a corto plazo, que en esencia buscan "ampliar las actividades para que la gente, sobre todo la más cercana, se de cuenta que es posible autoorganizarse. Queremos contribuir a reactivar el movimiento de la gente joven aquí en la sierra, y que se supere la dinámica de trabajar y beber, trabajar y beber... queremos intentar romper eso. Por ejemplo, desde que estoy en La Fábrika muchas veces se me olvida coger dinero de casa, es curioso, pero es porque no lo necesito. Compartimos libremente sin entrar en la lógica del consumismo. Creo que es una forma de recuperar nuestras vidas y es importante extender esa concepción".

Y a largo plazo, Darío aspira a mucho más: "Habrá que pensar en crear una amplia organización de resistencia al capitalismo y autodefensa de nuestros espacios. En los debates que tenemos preveemos una crisis importante que va a traer problemas muy graves en Europa, y creo que el imperialismo europeo no va a desaparecer tranquilamente. Por eso hay que recuperar la confianza en la gente y perder la confianza en las instituciones, y la mejor manera para hacerlo es desde el barrio. Cuando aquí se sucedan los conflictos, la gente debe saber que La Fábrika está ahí. Si mañana hay problemas como los que hubo en Alcorcón con el mal llamado 'brote xenófobo', es importante que haya grupos que le quiten todo el tinte racista a ese problema y le impregnen un tinte de clase, como hicieron la Eskuela Taller y la Asamblea Antirracista".

Pues de momento La Fábrika está ahí, de eso no cabe la menor duda.

 

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