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Europa :: 31/05/2007

El ansia anticapitalista. Anticapitalismo nacionalsocialista, una reflexión sobre la historia

Michael Sturm
Cuando los críticos a la globalización de izquierda fueron a la calle en Rostock, el 2 de junio nazis se manifestaron en Schwerin contra la cumbre del G8. La extrema derecha, que en los años 90 descubrieron las llamadas preguntas sociales, aparecieron también, en tiempos recientes, como críticos de la globalización y de sus consecuencias.

Propagaban públicamente un anticapitalismo de derechas, y tomaron con ello la terminología de la izquierda y de la crítica al capitalismo. Este fenómeno no es en sí nada nuevo, ya lo intentó el NSDAP con frases sociales. Lo que es realmente nuevo es la aparente radicalidad, con la que se acerca la escena neonazi alemana a estas preguntas. En las siguientes páginas este desarrollo es aclarado en profundidad. Así nos adentramos en el origen histórico del "anticapitalismo de derechas", tratamos las cuestiones sobre las condiciones sociales para salir del actual desarrollo, y miramos detrás de los bastidores de este movimiento aparentemente "anticapitalista".

Para la izquierda no hay la menor duda de que el "Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores" (NSDAP) ni era revolucionario ni era socialista. Por eso mismo la retórica anticapitalista de parte del movimiento nacionalsocialista no era más que un truco para engañar a las masas proletarias. El "nacionalsocialismo" no era únicamente el objetivo político del "ala Strasser" del NSDAP: era un "socialismo" que se fundamentó en nada menos que criterios racistas y que construyó la comunidad alemana siguiendo el principio autoritario.

El 10 de mayo de 1932 el parlamento alemán se reunió para debatir la política económica y financiera del canciller Heinrich Brüning (centro). Debido a la crisis económica mundial la cuota de desempleo había alcanzado, en febrero de 1932, el record de 16,3%. La producción industrial se había reducido desde 1929 a la mitad. Brüning intentó estabilizar el presupuesto estatal utilizando decretos de urgencia que contenían duras medidas económicas. Sin embargo, su política de deflación, de hecho, provocó un mayor empobrecimiento y agudizó la estratificación social.

Gregor Strasser, diputado del NSDAP, utilizó esta situación económica, durante el debate del parlamento alemán, como pretexto para ajustar cuentas con el canciller de la política económica y financiera. Strasser fustigó el "arma del decreto de urgencia", diciendo que finalmente sería "escasez por decreto". Después dijo fundamentalmente: "Cuando el actual aparato de distribución del sistema económico mundial no consigue repartir adecuadamente la producción de la naturaleza, entonces este sistema es malo y debe cambiarse por otro." Strasser evocó el "fuerte anhelo anticapitalista" del pueblo alemán, que se dirigía contra una "economía decadente", y en consecuencia exigía romper con "el demonio del oro, la economía mundial y el materialismo".

El discurso puede considerarse programático, pues contenía todos los topoi de la cultura nacionalsocialista y de su crítica social. Es una muestra del anticapitalismo vehemente que no sólo apareció en la retórica de Strasser, sino que ocupó un lugar importante en la propaganda general del partido.

En este sentido el nacionalsocialismo apenas difirió de las corrientes conservadoras de tinte revolucionario que se habían formado en la república de Weimar, y mediante su radicalismo verbal preparó una "locura ideológica homicida contra a burguesía" (Kurt Sontheimer). (1) El movimiento nacionalsocialista mostraba desde luego una figura difusa, que estaba firmemente arraigada en un nacionalismo popular, pero cuyas diversas ramas políticas perseguían distintos objetivos. Aún así se pueden reconocer algunas características centrales de los discursos anticapitalistas nacionalsocialistas, que se manifiestan en las argumentaciones de casi todas las corrientes tanto dentro como fuera del partido.

Gregor Strasser irrita al "ala-Müncher"

En primer lugar el NSDAP se adhirió en principio a la propiedad privada. Sólo se sancionarían los "abusos" del capital. Todavía más: en la imagen del mundo del darwinismo social del nacionalsocialismo la propiedad privada fue considerada el "fundamento de toda economía y cultura humana". En segundo lugar se redujo la crítica nacionalsocialista al capitalismo en el ámbito del capital comercial y financiero, lo cual se manifestó en la muy citada confrontación entre el capital internacional presuntamente "arrebatado" [money-grubbing] y el capital nacional "productivo". En tercer lugar el anticapitalismo nacionalsocialista que se reducía al ámbito de la circulación del capital se codificó como antisemítico.

Por consiguiente constató algo el periódico nacionalsocialista El ataque en julio de 1930 cuando afirmó: "El nacionalsocialismo proviene de comprender que el sistema económico capitalista que domina Alemania se basa en fundamentos morales de razas extranjeras, (...) de los judíos". Consecuentemente la repudiada "lucha de clases" marxista fue redefinida como "lucha de razas". En cuarto lugar el concepto de "socialismo" del movimiento de los trabajadores en los discursos del NS experimentó una transformación radical. Como socialismo se entendió aquí una variante social del nacionalismo, la cual, así recalcada por el investigador político Joachim Bons, se basaba "en una autoritativa armonización y reconciliación social, no en una superación de las relaciones de clase" (2). El frecuentemente evocado "socialismo nacional" pudo ser considerado a partir de entonces como sinónimo de la comunidad estructurada con principios racistas y formada jerárquicamente según el principio de autoridad.

El anticapitalismo del NSDAP aquí esbozado encontró su anclaje más firme en el grupo de Gregor y Otto Strasser, bajo los activistas de la Organización Nacionalsocialista de Células en las Empresas (NSBO), así como en partes de la SA (organización paramilitar del NSDAP) . Aquellos miembros de estas organizaciones que tomaron posiciones anticapitalistas radicales rompieron temporalmente con el NSDAP y estuvieron a punto de provocar una escisión. Trás la toma de poder de Hitler en enero de 1933 el "ala-Münchner" consiguió dominio en el partido, quitándoselo a las corrientes activistas nacionalrevolucionarias del movimiento nacionalsocialista.

En septiembre de 1925, sólo unos pocos meses después de la readmisión del NSDAP, se constituyó la comunidad de trabajadores del noroeste interna al partido. La sindicación tenía que servir ante todo a la red organizativa del líder del distrito Norte y Oeste de Alemania. Bajo la dirección de Gregor Strasser la comunidad de trabajadores se desarrolló hasta constituirse en un centro de poder, que con posicionamientos anticapitalistas acentuadas desafiaron a la dirección del NSDAP.

Cuando Gregor Strasser presentó el esbozo de un nuevo programa del partido en un encuentro en enero de 1926 de los líderes de distrito nazis del noroeste llegó el escándalo. El texto se basaba realmente en el programa de 25 puntos del NSDAP de febrero de 1920, pero contenía formulaciones explícitamente anticapitalistas. Aquí también se vio claramente que el discurso se refería al "socialismo nacional" y no al nacionalsocialismo. Por supuesto, el programa no era propiamente socialista. El reconocimiento de las empresas de propiedad privada estaba ahí, así como la exigencia de "implantar un sistema de clases orgánicamente formado en lugar del parlamentarismo construido".

En la reunión con el Führer en Bamberger en febrero de 1926 Strasser tuvo que doblegarse a la presión de Hitler y retirar el esbozo del programa. Sin embargo la competencia interna del partido entre la dirección del partido y el "ala-Strasser" volvió a aparecer. Gregor Strasser fue una de las figuras más influyentes del partido, desde que era diputado del parlamento alemán y director organizativo del NSDAP hasta el final de la republica de Weimar. Sin embargo en diciembre de 1932 dimitió de sus cargos, después de volver a entrar en conflicto con Hitler. Con ello se decidió la lucha por la dirección del NSDAP a favor del partido central de Münchner.

Empresas y tropas de combate ideológicas

El movimiento nacionalsocialista dispuso sin embargo de una organizada ala empleada con la Organización de Células de Empresa Nacionalsocialistas (NSBO), que debido a la crisis económica y a un dramático desempleo creciente desde finales de los años veinte ganó una importancia considerable. La relación entre la dirección del partido y la NSBO siguió siendo ambivalente. Por un lado la organización consiguió cierto anclaje gracias a un éxito masivo dentro entre la clase obrera perteneciente al NSDAP. Por otro lado la NSBO demostró ser difícilmente controlable. Su retórica anticapitalista, como las formas de actuación que llevaban a cabo, volvieron a preocupar y a causar irritación dentro del "ala-Münchner" del partido, que tenía una buena disposición hacia las empresas.

Originariamente el NSBO tenía la función de formar "tropas de combate ideológicas de la NSDAP en las empresas". Por eso la organización no se concibió en un principio como un sindicato, sino como una "SA de las empresas". De hecho la NSBO anterior a 1933 no consiguió ni siquiera aproximarse a acabar con la hegemonía de los sindicatos socialistas, sin embargo, redujo el creciente número de afiliados y los éxitos de los comités de empresa desde principios de los años treinta permitiendo que el nacionalsocialismo también encontrase seguidores entre la clase trabajadora.

El creciente atractivo del NSBO fue consecuencia particularmente de su activismo, que le llevó a participar en las huelgas de la última fase de la republica de Weimar. El NSBO consideró al capital privado como la base de su cada vez más extendido orden económico nacionalsocialista. La critica al capitalismo de la organización permaneció en consecuencia apresada por la ideología del pueblo. Pero sobre todo el NSBO participó en la destrucción de los sindicatos de mayo de 1933.

Fueron principalmente activistas del NSBO los que el 2 de mayo ocuparon los edificios de los sindicatos y los que cometieron abusos violentos contra los miembros de los sindicatos. A continuación adoptaron las medidas de la dirección del nacionalsocialismo, para redirigir la tendencia a independizarse que estaban mostrando sus grupos de combate ideológicos. El NSBO fue de hecho destituido. Los obreros en lo sucesivo quedaron ligados al nacionalsocialismo mediante el Frente Alemán de Trabajadores (DAF).

La SA experimentó una marginalización parecida. El "Golpe de Estado de Röhm" de junio de 1934 acabó con una serie de alianzas que exigieron una "segunda revolución". La actitud antiburguesa estaba aquí particularmente pronunciada. La burguesía consideró a los activistas de la SA como "decadentes" y "afeminados". Esta postura fue acompañada por una retórica anticapitalista, que, sin embargo, al final se dirigió contra el capital comercial y financiero.

Tan difuso como el anticapitalismo fueron los conceptos de "espíritu luchador revolucionario" y "socialismo", que en el habla de la organización expresaban el contraproyecto de "la miseria sin fronteras del mundo burgués". Por "socialismo" se entendió la utopía de una verdadera comunidad del pueblo, que debía ocupar el lugar de un sistema democrático. La concepción "socialista" de la SA provenía de una completa transmutación del concepto socialista marxista, del que tomó a lo sumo el gesto antiburgués.

Las controvertidas medidas económicas y sociales del régimen nacionalsocialista tras la toma de poder de junio de 1933 fueron y son discutidas. En este contexto Götz Aly caracterizó el "nacionalsocialismo" como una "dictadura complaciente". El régimen financiaría las medidas sociopolíticas "modernas", que llegarían a ampliarse con la explotación de las zonas conquistadas, y que comprarían la aprobación de amplias capas de la población. Ya a finales de los ochenta Rainer Zitelmann, a quién se situó en la "nueva derecha", causó asombro con su estudio "Hitler. Selbstverständnis eines Revolutionärs".

El historiador interpretó el nacionalsocialismo asimismo, aunque con otras intenciones, como un estado social "moderno" que finalmente no mejoró la posición de la clase obrera. Con el gesto de la "superación de tabús" la tesis de Zitelmann ya originó en aquella ocasión contradicciones decisivas. Efectivamente el "nacionalsocialismo" del régimen nacionalsocialista tenía poco que ver con la representación común del estado social moderno. Al contrario, la comunidad del pueblo nacionalsocialista era rigurosamente autoritaria y racista. Sobre ello llamó la atención la destrucción sistemática del movimiento de los trabajadores en mayo de 1933, al igual que en enero de 1934 con la aplicación de "leyes para... la ordenación del trabajo nacional", que declaró al empresario como "director de las empresa", y a los trabajadores y empleados como sus "seguidores". La política laboral y social del régimen estaba inseparable entrelazada al racismo y a la política del exterminio.

Así pues, sólo tenían a su favor a aquella parte de la población que era considerada "valiosa" para la comunidad, y estos eran favorecidos con asistencias y subsidios. Los comportamientos diferentes al establecido como normal, la criminalidad, la enfermedad o las malformaciones eran castigados con una negligencia sociopolítica, con la separación, y finalmente con la aniquilación física. Esto nunca puede ser calificado de socialista - más bien de bárbaro.


Notas

1) Kurt Sontheimer: Pensamiento antidemocrático en la república de Weimar. Las ideas políticas de los alemanes entre 1918 y 1933. Munich 1992.
2) Joachim Bons: Nacionalsocialismo y cuestión obrera. Sobre los motivos, contenidos y principios de acción de la política laboral nacionalsocialista anterior a 1933. Pfaffenweiler 1995.

Michael Sturm es un colaborador de la revista alemana Analyse und Kritik. Traducción para sinpermiso.info: Sebastián Porrúa

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/aX7f