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Estado español :: 08/08/2007

Relato de torturas. «Me dijeron que torturar era su trabajo y su especialidad, y que les gustaba mucho»

Gara
Comenzaron a darme golpes en la cabeza, en la espalda, bofetadas y también golpes en los testículos con la mano y la rodilla

El joven de Donostia y el de Bergara circulaban aquel día en sus respectivos vehículos. Los dos fueron retenidos, durante dos horas, en un control de la Guardia Civil.

El pasado 10 de julio, sobre las 9.30 de la mañana, cuando Arkaitz Rodríguez circulaba en su vehículo por la carretera que une Markina con Aulesti, a la altura de una cantera próxima, la Guardia Civil le dio el alto. Acto seguido comenzaron los requerimientos y las incesantes preguntas sobre el trayecto que había realizado y hacia dónde se dirigía. No contentos con sus respuestas, ordenan a Rodríguez que pare el motor del coche, salga del mismo y se aleje unos metros. «Encontrándome mirando hacia el monte, percibí que registraban mi vehículo y oí cómo trasmitían mis datos personales a través de su radio», recoge la denuncia interpuesta ante los juzgados. Fue el preludio de dos horas, rodeado de decenas de agentes de la Guardia Civil, entre amenazas y malos tratos.
«Al cabo de un rato se aproximó de nuevo el agente que en un primer momento me pidió la documentación y me volvió a preguntar de dónde venía y a dónde me dirigía. Además, comenzó a hacerme preguntas personales», prosigue el relato de Rodríguez, que da cuenta del atosigante interrogatorio al que fue sometido. Detalla que para entonces ya se habían sumado al control otras dos patrullas del instituto militar. De nuevo las mismas preguntas, por parte de diferentes guardias civiles. «Llegó el momento en que comenzaron a hacerme preguntas sobre las causas por las que en su día fui detenido y encarcelado. Preguntas a las que respondí indicando que ya había sido juzgado y absuelto en dos ocasiones», prosigue. En ese momento se da cuenta de que la Guardia Civil para a una segunda persona, a la que él conocía.

«Después de estar con él, volvieron otra vez hacia mí, y entonces, sin que yo supiera el porqué, empezaron a empujarme, me dijeron que bajase la cabeza y acto seguido me golpearon en la cabeza. Me dirigieron amenazas de todo tipo, tales como si conocía La Salve (el cuartel de Bilbo), a ver si quería conocerlo y pasar cinco días allí, que ése –en referencia a la tortura– era su trabajo, y su especialidad, y que le gustaba mucho; que la había cagado...». «En un momento dado –continúa– me hicieron quitar el jersey y las gafas, y, al mismo tiempo que repetían una y otra vez que no hacía más que mentirles, comenzaron a darme golpes en la cabeza, en la espalda, bofetadas y también golpes en los testículos con la mano y la rodilla. Yo, aturdido, les pregunté por qué me pegaban, y ellos me respondieron: “¿Pegarte? Pero para qué te quejas, esto no es nada, ni hemos empezado; no sabes lo que te queda por delante. Si todavía no te he hecho ni marcas..”, mientras seguían los insult0s y las amenazas, y simulaban que estaba detenido».

El relato del bergararra Mikel Garaiondo comparte también las reiteradas amenazas, insultos y golpes de la Guardia Civil


Publicado en Gara el 10/7/07
 

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