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Europa :: 28/10/2007

¿Cambiará algo en Polonia?

Elsa Claro
Algunos esperan cambios positivos del nuevo gabinete que se forme, pero ¿será así? Si se juzga por los elementos visibles nada debe cambiar pues Donald Tusk, jefe del partido ganador Plataforma Liberal, es también un hombre de derechas y neoliberal convencido

De forma insólita el ministro de la guerra norteamericano Robert Gates anunció en Praga que la instalación del escudo antimisiles en ese país y en Polonia puede esperar un poco. Contradice lo recién dicho sobre el tema por W. Bush, pero a reserva de que haya rectificaciones en ese tiro, valga anteponer que hay razones para una decisión de tal cariz.

La población checa se opone de forma abrumadora a que coloquen el sofisticado radar en su suelo porque los riesgos serán muy superiores a las presuntas ventajas, pero además ha surgido un contratiempo no esperado en Polonia, cuya ciudadanía rechaza, con mayor razón, convertirse en el emplazamiento de los misiles interceptores estadounidenses y donde los hermanos Kaczinsky (Lech presidente y Jaroslaw, premier) recibieron un varapalo de altura en las elecciones legislativas recién concluidas que, precisamente, tuvieron que adelantar debido a diferentes escándalos de corrupción, discordancias en la alianza gobernante, y el generalizado malestar que los excesos de estos gemelos ultra conservadores provocaron dentro y fuera del país.

Hacia el interior, a la mayoría le resultó insoportable el delirante neomarcartismo implantado y las exigencias de una cuestionable moralina no menos prehistórica que desplegaron, así como la ineficacia administrativa que no se ocupó en dos años y medio de asuntos básicos como el alto desempleo y la falta de oportunidades que llevan a identificar a Polonia como el mayor exportador de emigrantes entre todos los países centro y este-europeos, hacia distintos destinos del Viejo Continente, donde suelen desempeñarse por debajo de sus capacidades.

En materia de relaciones exteriores bravuconearon con todos, excepto, claro está, con Estados Unidos. Las chispas que sacaron con Alemania no están extinguidas aunque desde Berlín se esperan rectificaciones oportunas del nuevo gobierno que debe asumir a inicios del mes entrante. Cargaron la mano también con Rusia, perjudicando los sacrosantos negocios de tan importante mercado para Varsovia y llevaron a Moscú a tomar sus propias providencias, entre varias, darle inicio a un gasoducto por debajo del Mar Báltico, obviando como posible ruta terrestre al país vecino pero demasiado hostil.

Aunque miembro de corta asociación en la Unión Europea, se opusieron a casi todos los proyectos y colocaron zancadillas hasta último momento. En vísperas de las elecciones, se realizaba en Lisboa el encuentro para concluir los debates sobre el Tratado que sustituye a la fenecida Constitución y con su pertinacia lograron dilatar hasta el 2014 la puesta en práctica de un asunto de suma importancia para la UE como es el sistema de votación, pues implica las cuotas de poder que tendrá cada país miembro.

Quiere decir que el encrespamiento que levantaron dentro de Polonia también lograron trasladarlo hacia otros por separado o de conjunto. De ahí que no resulte extraordinario que desde Bruselas, por lo general parcos y neutrales a la hora de pronunciarse sobre los comicios de sus asociados, en este caso, hicieran declaraciones públicas congratulándose por el resultado.

Dicho esto no es difícil percatarse que se esperan cambios positivos del nuevo gabinete que se forme, pero ¿será así? Si se juzga por los elementos visibles nada debe cambiar pues Donald Tusk, jefe del Plataforma Liberal, ganador, es también un hombre de derechas y neoliberal convencido.

Pese a esa realidad se esperan novedades. A escala doméstica resalta que los partidos más conservadores que acompañaron a los Kaczynski en su corto periplo, no alcanzaron escaños en la Dieta o parlamento, luego su influencia para extremismos dañinos debe desaparecer. Pero el modelo económico parece que va a mantenerse, si bien con algunos retoques y un desempeño menos pedestre. Si Tusk hace alianza con el Partido Campesino, como se supone, pudiera rehabilitar -al menos en parte- lo que antaño fue un sector poderoso y respetado, pero hoy está en ruinas.

Sin la menor duda, será positivo eliminar del entorno la asechanza y las estridencias, pero la tendencia anunciada es mantener las privatizaciones de sectores productivos y de servicios y dejar desatendido el sistema de seguridad social. En qué medida, está por verse.

Donde se conjeturan mejorías es en política externa. Tusk y su grupo son más europeístas y eso equivale a que no seguirán esa política de fuerza de “nueva” contra “vieja” Europa y que tampoco estarán tan subordinados a Washington. Jacek Saryusz-Wolski, presidente de la Comisión de Asuntos Europeos del Parlamento polaco y uno de los principales asesores de Tusk, considera que “La política de los dos últimos años ha provocado la desconfianza de nuestros socios, no nos ha aportado ningún resultado positivo y ha degradado la imagen de Polonia. Vamos a cambiar todo eso”.

No hay que equivocarse y suponer radicalismos, pero se esperan variaciones saludables a partir de inquietudes insertadas en las exigencias populares, como es el retorno de los solados polacos desde Irak y Afganistán.

Los Kaczynski debían haber sacado los 900 efectivos que mantienen en la nación ocupada, pero obedeciendo al Pentágono no solo los dejaron, sino que prometieron nuevos envíos, pese a tener además 1 200 los soldados en Afganistán. Varias figuras cercanas a Tusk han estimado que la administración polaca se propasó con estas dotaciones para ayudar a Bush en sus guerras. Si no hay un retiro aunque solo sea parcial, descenderá la confianza en el gabinete que se conforme pues esta fue una de las promesas de campaña de los liberales.

Este grupo conceptuado de centroderecha, no se opone a la instalación de una decena de misiles tácticos en su territorio como parte del susodicho paraguas nuclear norteamericano, pero indistintos elementos indican que no cederán su enclave sin condiciones y garantías previas. El resultado de las posibles negociaciones al respecto, con EE.UU., decidirá lo mismo el tema de las tropas que el nivel de las inclinaciones hacia la UE en general, o con el resto de los vínculos bilaterales.

Como sea, los de Plataforma Liberal no tendrán una fácil andadura. Antes de constituirse en gobierno y pactar alianzas estuvieron amenazados por los gemelos. Jaroslaw, que mantiene una bancada nada despreciable, dijo que sometería a permanente escrutinio los pasos que den y Lech, quien se queda como presidente y tiene derecho a veto, podría anular con total tranquilidad, hasta las mejores intenciones.

El nuevo ejecutivo nace, entonces, con más de un estigma propio de sus conceptos mismos, y encima, las espadas de los Kaczynski, muy afiladas durante su ejercicio, continuamente amenazando.

Cubarte

 

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