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EE.UU. :: 06/06/2019

EEUU tiene otro plan de Guerra Fría contra Rusia

Vicky Peláez
Estamos frente a un intento de recrear el cuento de lo que se llamaba en la época de Ronald Reagan la 'Guerra de las Galaxias', impuesta a la URSS

"Los norteamericanos juegan al monopoly y los rusos al ajedrez en su política exterior"
(David Goldman, periodista y economista, 2008)

Las actuaciones de gobierno de Trump se hacen cada vez más caóticas e impredecibles y, el poder real está concentrándose más en los servicios de inteligencia y el Pentágono, que están empujando a Norteamérica hacia una nueva Guerra Fría contra Rusia y a una severa Guerra Económica contra China. Con este propósito fue reconstruido por primera vez desde la desintegración de la Unión Soviética el Comité sobre el Peligro Presente integrado por viejos exasesores de la Casa Blanca y el 'think tank' más influyente estadounidense, la Corporación Rand, ha presentado la semana pasada un nuevo plan de la Guerra Fría para dizque doblegar a Rusia.

Lo interesante de este plan llamado "Overexpanding and Unbalancing Russia" (Sobre expandir y Desequilibrar a Rusia), se publica en vísperas del próximo encuentro solicitado por el inquilino de la Casa Blanca con su homólogo ruso repitiendo ya la cansona y eterna estrategia norteamericana de tratar de asustar a los que consideran sus adversarios. En realidad este plan está concebido y utiliza prácticamente los mismos instrumentos de presión y amenazas que hizo Washington desde el inicio de la anterior Guerra Fría en 1945. De acuerdo a los estrategas de la Corporación Rand, "las opciones más prometedoras para doblegar a Rusia es a través de sus vulnerabilidades, ansiedades, sus puntos fuertes concentrando la mayor atención en sus debilidades, socavando las actuales ventajas de Rusia".

El informe de Rand concluye que "en este contexto de competencia con EEUU, la economía de Rusia, que es pequeña y dependiente de la exportación energética, representa el área de mayor vulnerabilidad" que debe ser explotada por Norteamérica. Para esto lo primero que debe hacer Washington, dicen, es expandir la producción energética nacional y así hacer bajar el precio de gas y petróleo para afectar dramáticamente los ingresos de Rusia. También el gobierno estadounidense presionará fuertemente a sus aliados europeos y asiáticos para que reemplacen el gas ruso por el gas licuado procedente de Norteamérica.

Donald Trump en coordinación con el Congreso norteamericano ya está preparando cinco sanciones contra las compañías suecas e italianas que prestan sus barcos para instalar tubería en el Mar Báltico en la profundidad de 30 metros para el proyecto 'Nord Stream 2' que traería gas natural desde Viborg en Rusia hasta Greifswald en Alemania. Para el presidente norteamericano Nord Stream representa un desafío a las corporaciones energéticas nacionales que están tratando de abrir su camino a Europa desplazando a Rusia. Para lograr esta meta Washington olvidó completamente de la esencia de del mercado libre que [supuestamente] está basado en la competencia de acuerdo a las leyes internacionales. Sin embargo, la interpretación de las leyes de libre mercado por Norteamérica está basada en el uso de fuerza y fraude para satisfacer exclusivamente los intereses estadounidenses.

El gasoducto Nord Stream 2 al detalle

A tal extremo ha llegado EEUU que el secretario de prensa del presidente ruso, Dmitri Peskov declaró durante reciente conferencia de prensa que "Norteamérica en vez de competir honestamente con el Nord Stream prefirió actuar en Europa como en los tiempos del 'Salvaje Oeste'. Ellos mostraron sus armas a los europeos y les dijeron que deben comprar gas en EEUU y no en Rusia aunque el precio del gas norteamericano es 30% más alto que el gas ruso". Pero las necesidades energéticas europeas se imponen y a pesar de las presiones norteamericanas y las de sus aliados incondicionales ucranianos, polacos, suecos, estonios, letonios y lituanos, el Nord Stream es apoyado por la mayoría de los países miembros de la Unión Europea y su construcción terminará para el fin de este año.

Los estrategas de Rand están aconsejando al gobierno norteamericano invertir fuertemente en la fuga de talentos y especialistas de alto nivel de Rusia a EEUU, para detener el proceso del desarrollo tecnológico en términos de la era del 5G en telecomunicaciones y del cerebro artificial en Rusia, que ya están a punto de representar la revolución tecnológica más importante después de la Revolución Industrial. El gobierno ruso ya reconoció, según el subdirector del Fondo de Investigaciones Avanzadas (FPI) Serguéi Garbuk, que "la fuga de los jóvenes especialistas al exterior es una de las amenazas más graves para la seguridad informática de Rusia".

El plan de Rand presta una especial atención a la lucha geopolítica contra Rusia aconsejando al gobierno de Trump entrenar mejor y entregar armas letales a Ucrania para crear un ambiente de confrontación permanente con Rusia y a la vez seducir a Bielorrusia para que inicie el alejamiento de Rusia y su acercamiento a EEUU a través de la liberalización de su Estado, su economía y su política. Se hace mucho énfasis en este plan de expansión de la influencia de EEUU en el Cáucaso y en Asia Central. Pero donde más se descubre el rostro verdadero de esta corporación es en su consejo al gobierno de incrementar significativamente el apoyo a los rebeldes en Siria, es decir a los miembros del Estado Islámico [y otros grupos terroristas] para convertir los éxitos de Rusia en Siria en fracasos al estilo de Afganistán en la época de la Unión Soviética.

Tampoco olvidaron los estrategas de Rand el campo ideológico, enfocándose especialmente en la promoción y financiación de la protesta interna. Es lo que Washington ya está haciendo: trata de utilizar ahora no solo el sector liberal de la población rusa, sino promover el descontento de los que conservan nostalgia por la URSS y se consideran a sí mismos más soviéticos que rusos. Trata incluso de utilizar a los comunistas para debilitar el actual Estado nacional y sus instituciones. Las Organizaciones No Gubernamentales estarían implicadas en el reforzamiento de la llamada 'quinta columna' en Rusia.

No obstante, el rol más importante en los intentos de "sobre expandir y desequilibrar" a Rusia se lo otorgan los estrategas de la Rand a las fuerzas armadas y al complejo militar industrial. En realidad estamos frente a un intento de recrear el cuento de lo que se llamaba en la época de Ronald Reagan la 'Guerra de las Galaxias', impuesta a la URSS y que logró hacer sobreestimar al gobierno de la Unión Soviética la real capacidad destructiva de las supuestas nuevas armas espaciales de EEUU.

Lo que tratan de no mencionar los autores del plan es el costo real de aplicación de todas estas medidas y sus consecuencias para la economía norteamericana y el bolsillo de sus ciudadanos

Lo único que los estudiosos de Rand advierten al final de su informe es que "a pesar de que Rusia asumirá el costo de esta competencia cada vez más fuerte con menor facilidad que EEUU, ambos países tendrán que desviar recursos nacionales de otros programas". Los que vivieron en EEUU en los años 1980 durante la presidencia de Ronald Reagan se acordarán del severo recorte del presupuesto federal para los programas sociales, especialmente en salud y educación debido al financiamiento del cuento de la 'Guerra de las Galaxias'.

El estudioso norteamericano Stephen I. Schwartz afirmó que "desde 1940 a 1996 EEUU gastó para el armamento convencional y armas nucleares 5,5 billones de dólares, que representaron el 29% de todo el gasto militar y el 11% del presupuesto del gobierno federal. A la vez, "cientos de miles de ciudadanos norteamericanos y soviéticos estuvieron expuestos a los subproductos radioactivos y tóxicos como resultado de la producción y pruebas de las armas nucleares" (The New York Times, 17 de mayo de 1999). En total EEUU tuvo que gastar en su "Guerra de las Galaxias" llamada oficialmente la 'Iniciativa de Defensa Estratégica' (SDI) y puesta en marcha en 1984 más de 139 mil millones de dólares.

La economía de EEUU no tiene condiciones actualmente para poner en marcha el plan de la Corporación Rand para desestabilizar a Rusia. Según los últimos datos publicados por la corporación financiera Morgan Stanley, en 2019 la economía de EEUU no ha crecido y los especialistas advierten que las guerras comerciales de tarifas emprendidas por Donald Trump empujarían a Norteamérica a la recesión. Por algo presentó su renuncia el jefe economista de la Casa Blanca, Kevin Hasset. Entonces amenazar a Rusia con un nuevo plan de la Guerra Fría es pura retórica del belicoso presidente de EEUU que con su guerra de aranceles está convirtiendo a sus aliados en sus casi enemigos, a quienes no le queda otra alternativa que buscar un acercamiento con Rusia.

Lo curioso es que mientras EEUU está empeñado en rodear a Rusia con sus bases militares, el gobierno ruso, siguiendo una antigua tradición nacional, mantiene silencio sobre su estrategia y sus planes para contener a Norteamérica. Mientras tanto su ejército está en un proceso de modernización hipersónica. Los informes de la prensa globalizada que hablan sobre las bases rusas en Nicaragua y Venezuela que representarían un peligro para la seguridad de EEUU son 'fake news', cuentos diseñados para el consumo interno norteamericano y europeo. Para Rusia la vulnerabilidad de EEUU no está en América Latina, que está muy lejos de Rusia para una acción militar en el caso de una guerra.

El camino más corto para los militares rusos para atacar a los EEUU comienza desde el Ártico que rodea al Polo Norte. Allí es donde Rusia está instalando sofisticadas bases militares que no representan ningún peligro para Europa y la OTAN, sino que es un punto muy vulnerable para Norteamérica pues ofrece una trayectoria más corta para los misiles rusos en caso de empezar EEUU una guerra. En el Océano Pacífico la Península de Kamchatka, ubicada en el territorio ruso, también podría ser utilizada para atacar con misiles los centros de decisión más importantes de EEUU. La existencia de las bases militares rusas en este lugar está señalando a EEUU que su país es también vulnerable y no representa una fortaleza como suelen alabarse los líderes norteamericanos.

Lo mejor que les queda a los norteamericanos es contener su retórica belicosa hacia Rusia y acordarse de lo que aconsejó a sus ciudadanos uno de los Padres Fundadores de EEUU, Benjamin Franklin: "Nunca hubo una guerra buena ni una paz mala".

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