La percepción dominante es que se trata o bien de la culminación desde y para los intereses capitalistas de una tendencia histórica más o menos lejana, pero neutra socialmente; o bien, de un proceso muy reciente, sin conexiones con la historia capitalista, impuesto por las necesidades inmediatas de algunas burguesías. Ambas tesis coinciden en menospreciar el papel decisivo de la permanente interacción de lo económico, lo estatal, lo militar y lo ideológico en la creación de “Europa” por el capitalismo desde finales del siglo XV aunque, decisivamente, desde el siglo XVII. Ambas visiones están limitadas por el determinismo economicista y, aunque no perceptiblemente, por el eurocentrismo, ya que parten del supuesto de que “Europa” existe desde siempre, cuando en realidad es una creación del capitalismo en la que la guerra imperialista, el Estado burgués y la ideología dominante han jugado un papel incuestionable. Y lo están jugando ahora más que nunca.