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Europa :: 04/01/2019

Europa utiliza la tecnología bélica israelí, probada en Gaza, contra los refugiados

Ramzy Baroud
Si bien el nuevo entorno político es un mal augurio para el futuro de Europa, es una realidad que le viene demasiado bien al régimen de Israel

La industria del control de fronteras está prosperando tanto en EEUU como en Europa. En ambos casos, Israel está cumpliendo la tarea de ser el exitoso modelo a seguir y el proveedor de la tecnología.

Si bien Europa ha hecho muchas declaraciones de labios afuera instando a Israel a que haga uso de una fuerza proporcionada contra los palestinos y a suavizar el asedio a Gaza –implantado hace más de once años-, el continente es uno de los principales mercados para la tecnología bélica y de seguridad israelí.

Esto serviría para evocar algo más que meras acusaciones sobre la duplicidad europea. La tecnología israelí está ahora invadiendo las fronteras europeas con el consentimiento, cuando no total entusiasmo, de los cada vez más numerosos gobiernos y autoridades de extrema derecha en ascenso.

Si esta tendencia continúa, Europa va a encontrarse pronto aplicando en su totalidad los mecanismos de controles fronterizos israelíes –por muy inhumanos y brutales que sean- a los emigrantes y refugiados desesperados que escapan de guerras instigadas a menudo por Occidente, en busca de una vida mejor en su suelo.

Una reciente conferencia celebrada en Marruecos los días 9 y 10 de diciembre se reveló como toda una plataforma para el doble discurso e hipocresía occidentales.

150 naciones firmaron el “Pacto Mundial sobre la Migración” (GCM, por sus siglas en inglés) en el que se hace un llamamiento para la puesta en marcha de políticas más humanas que faciliten una “migración segura, ordenada y regular”.

Muchas naciones, especialmente en Europa, enmascaran sus políticas antirefugiados con el pretexto de garantizar la “seguridad” de los refugiados. Este es un eslogan especialmente popular entre la extrema derecha europea. A pesar de todo, algunos gobiernos todavía ponen objeciones a los términos del acuerdo. Entre otros, figuran Israel, EE. UU., Bélgica, Hungría e Italia.

Pero, ¿qué es lo que les desagrada a estos gobiernos del respeto a los derechos humanos básicos y la dignidad de los refugiados y migrantes?

“Tenemos el deber de proteger nuestras fronteras contra los infiltrados ilegales”, dijo el primer ministro Benjamin Netanyahu en un reciente comunicado a la prensa. “Esto es lo que hemos hecho y lo que vamos a continuar haciendo”, añadió, según se informaba en el Times of Israel.

Es de conocimiento general que Israel es un Estado que discrimina a la población palestina indígena en base a la raza y la religión. En los últimos años, un flujo de migrantes africanos, que intentan buscar asilo en Israel a través de la frontera del Sinaí, ha agregado un nuevo componente al racismo israelí basado exclusivamente en su color.

En marzo pasado, el rabino jefe sefardí de Israel llamó “monos” a los negros utilizando el equivalente hebreo de la palabra durante su sermón semanal. Netanyahu, junto con otras autoridades israelíes, se ha unido a la invectiva racista en muchas ocasiones. “La ‘riada’ de migrantes de África es ‘mucho peor’ que los actos terroristas que provienen del Sinaí”, dijo.

Este discurso racista está coincidiendo cada vez más con el discurso de la extrema derecha europea. Así pues, no supuso sorpresa alguna que Salvini, la estrella emergente de lo que ya puede considerarse movimiento neofascista de Italia, fuese un huésped bienvenido en Israel.

En su primera visita a Tel Aviv en marzo de 2016, donde intentó encubrir su reputación de racismo y antisemitismo, que históricamente ha estado asociado con la extrema derecha de Italia, Salvini elogió a Israel como “el equilibrio perfecto de diferentes realidades, al tiempo que garantiza la ley y el orden. Seguramente es un modelo a seguir en las políticas de seguridad y antiterrorismo”.

La suerte política de Salvini ha cambiado desde entonces, al haberse convertido, a partir de junio de 2018, en el nuevo ministro del Interior de Italia y, posiblemente, en el político más poderoso de ese país.

Por lo tanto, cuando regresó a Israel en una visita reciente, su “amistad” y afinidad con Netanyahu fue un motivo de orgullo para ambos.

Su viaje a Israel el 11 y 12 de diciembre tuvo lugar justo después de la conferencia de Marrakech, donde ambos países unieron esfuerzos para combatir las políticas que defienden una migración “segura” y digna.

Por supuesto que ni Salvini ni Netanyahu tenían mucho interés en discutir las raíces de las crisis de refugiados y migrantes. ¿Por qué deberían haberlo tenido, si ambos países han estado implicados, invariablemente, en la creación de esas crisis?

Aún sí, tuvieron mucho que discutir.

Italia es uno de los varios países europeos que están muy interesados en la seguridad fronteriza de Israel para complementar sus propias estrategias de frontera militarizada que llevan años vigentes.

La Agencia Europea de Vigilancia de Fronteras y Costas (FRONTEX) ha estado a la vanguardia de la utilización de tecnología militar para fines civiles, a pesar de las obvias implicaciones de esta política en la erosión de las libertades civiles y los derechos humanos fundamentales.

Desafortunadamente, el debate europeo sobre este tema se ha resuelto a favor de los entusiastas de la “seguridad”. Hace apenas unos años, el debate sobre la posibilidad de utilizar aviones no tripulados para controlar la migración y las rutas de refugiados ocupó un lugar central en los medios de comunicación europeos y en los círculos políticos.

En aquel momento, muchos argumentaron que dicha tecnología podría infringir derechos fundamentales, como la privacidad, el derecho a buscar asilo, que está protegido por el derecho internacional, la libertad de movimiento, etc.

Ahora, el despliegue de drones militares se ha convertido en una cuestión rutinaria, al haber prevalecido el discurso de la seguridad nacional como una de las principales prioridades en la mente de las personas gracias a la política de incitación al miedo y división.

Ningún otro país está tan versado en manipular el término “seguridad” como Israel, que está explotando ya la mentalidad europea obsesionada con la seguridad para expandir su participación en el mercado militar.

Según el diario israelí Ynet News, Israel es el séptimo mayor exportador de armas del mundo y se está convirtiendo en el líder en la exportación mundial de aviones no tripulados.

De hecho, la “compañía de electrónica de defensa internacional” israelí, Elbit Systems Ltd., se describe a sí misma como “la autoridad destacada en el campo de los equipos de aviónica y vuelo”. Europa, como EEUU con anterioridad, está tan convencida de las credenciales de la compañía que recientemente ha contratado los servicios de Elbit al precio de 68 millones de dólares.

Según el nuevo contrato, Elbit suministrará servicios de patrulla del sistema de aeronaves no tripuladas marítimas (UAS, por sus siglas en inglés) -que operan en la patrulla marítima Hermes 900- para la Agencia Europea de Seguridad Marítima, que, a su vez, pondrá la nueva tecnología a disposición de los miembros de la Unión Europea.

Israel está interesado en aumentar su participación en el floreciente negocio global del “control de fronteras”, que está prosperando más allá de cualquier expectativa.

En 2009 se estimó que la cuota del mercado global total del negocio de seguridad de controles fronterizos era de entre 6.000 y 8.000 millones de euros. Sin embargo, es probable que esta cifra aumente, alcanzando los 50.000 millones de euros en 2022.

Resulta irónico, y bastante revelador, que las compañías que son responsables de gran parte del mercado de armas en Oriente Medio sean las mismas empresas que obtienen ingresos masivos del desarrollo de las tecnologías necesarias para evitar el flujo de refugiados resultante de las guerras.

A pesar de que estas compañías están ayudando a destruir de forma sistemática países enteros de Oriente Medio, están coadyuvando a la noción cada vez más popular de proteger la “Fortaleza Europa”.

No es sorprendente que Israel esté a la vanguardia de este alarmante fenómeno.

Sin embargo, Israel cuenta con una ventaja sobre sus competidores. La marca israelí es especialmente popular porque su tecnología está “probada en combate”. De hecho, el ejército israelí ha tenido amplias oportunidades de probar sus diversas armas y el alijo de seguridad contra los civiles palestinos.

Por ejemplo, FRONTEX seleccionó el sistema de aeronaves pilotadas a distancia (RPAS, por sus siglas en inglés) Airbus Maritime Heron para misiones diarias de seguridad y guardacostas, mantenimiento y otros usos. Esta tecnología también fue utilizada en el pasado reciente por el gobierno griego para realizar misiones de patrulla marítima y de guardacostas en el Egeo a fin de controlar la migración y las rutas marítimas de los refugiados.

Pero esta tecnología israelí, cada vez más popular, se ha utilizado antes, específicamente en dos guerras israelíes contra la sitiada Franja de Gaza, en diciembre 2008-enero 2009, y, nuevamente, en 2014. Miles de palestinos, en su mayoría civiles, perecieron en estas dos guerras brutales, apodadas “Operación Plomo Fundido” y “Operación Marco Protector”. La cifra de muertos incluyó a más de 700 niños.

Tecnologías similares, en su mayoría proporcionadas por Elbit Systems, están utilizándose ya en las fronteras del sur de Europa. Hermes 450 y Hermes 900, utilizados sin piedad en Gaza, son las herramientas principales a través de las cuales Europa está ahora respondiendo a la crisis de refugiados. Un artículo, publicado en DefenseNews.com, titulado “Israeli Forces Praise Elbit UAVs in Gaza” [Las fuerzas israelíes elogian el uso de los vehículos aéreos no tripulados de Elbit en Gaza] se eliminó poco después de su aparición, y en él se detallaba cómo se utilizó con éxito ese armamento contra los palestinos en la Franja. No obstante, en ISM Italia puede encontrarse aún una versión de dicho artículo.

Lo que permite esa cooperación y potencia el nuevo papel de Israel como protector de Europa es la armonía entre el discurso político de extrema derecha proisraelí y los movimientos populares de extrema derecha que asolan Europa.

Si bien el nuevo entorno político es un mal augurio para el futuro de Europa, es una realidad que le viene demasiado bien a Israel, no solo porque es coherente con su agenda antimigrante y antimusulmana sino también porque es una oportunidad espléndida para expandir el mercado de sus armas “probadas en combate”.

Middle East Monitor. Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. Extractado por La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/bN8a