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EE.UU. :: 18/01/2019

Mike Davis: la multiplicidad de holocaustos

Maciek Wisniewski
Los holocaustos por venir, algo ante lo que los ricos optan solo por amurallarse, tienen una cosa en común: la huella humana

I. Colapso de fronteras disciplinarias; multiplicidad de temas (leídos en clave biográfica); clima y ambiente. Las principales coordenadas de la obra de Mike Davis (1946) –sociólogo e historiador marxista californiano, ex obrero y activista urbano– mejor condensadas en Ecology of fear (1998), un sequel a su gran hito City of quartz (1990), ambos dedicados a Los Ángeles (https://lahaine.org/fD6y) y frutos de su vida en las calles (https://lahaine.org/cF82), donde explicaba los desastres naturales en su tierra (sequías/inundaciones/incendios) en clave social y en contexto de la lucha de clases, aunque por ratos dejándose llevar too much por el neo-catastrofismo. Vaticinando muchas veces atinadamente –vide: periódicos disturbios en Los Ángeles– un Armagedón en guetos urbanos donde los desastres venían tanto de la calle como del cielo, tornó su mirada también a las globales ciudades-miseria (Planet of slums, 2006), analizando este aspecto del crecimiento urbano –la sola más grande causa del calentamiento global– mediante el control político y sustentabilidad ecológica.

II. T. Ali lo llamó el libro negro del capitalismo liberal. Late victorian holocausts. El Niño famines and the making of the third world (2001), una trascendental investigación sobre las hambrunas que arrasaron con el mundo subdesarrollado (India/China/Brasil) a finales del siglo XIX, es una potente (contra)acusación –“las provocadas ‘por el comunismo’ (Stalin/Mao) son el clásico argumento en contra de este”– con un balance perfecto entre la explicación meteorológica y política. Estudiando el impacto del fenómeno conocido como El Niño (sequías/pérdidas de cosechas) y la muerte de entre 32 y 61 millones de personas, Davis evidencia que sus efectos fueron agravados en cada ocasión por la huella imperial, incorporación de economía campesina de subsistencia a los circuitos capitalistas, fe ciega en leyes de mercado –mientras sus campesinos morían, India seguía exportando alimentos– y la explotación colonial: los británicos ayudaban solo a los que aún podían ofrecer su mano de obra (ferrocarriles/canales) trabajándolos literalmente hasta la muerte, un esquema perfeccionado luego por los nazis (sic).

III. Buscando –en realidad– una genealogía en la que pudiese inscribir como historiador del clima, Davis excava –y sigue– pistas climáticas en autores tan diferentes como E. La Roy Ladurie (https://lahaine.org/bO7I) o P. Kropotkin (bit.ly/2FaWnnM). Del primero –historiador de los Annales, autor de Histoire du climat depuis l’an mil (1967)– destaca la metodología e interés por hambrunas y episodios meteorológicos extremos en el campo francés; del segundo –decano del anarquismo ruso–, su refrescante catastrofismo (sic) –en sus tiempos el clima fue algo fijo / libre de fluctuaciones– y estudios en glaciología y desertificación. Saltando varias décadas adelante y apuntando como la desecación de vastos terrenos post-glaciales al este de Vístula por los nazis –sólo la raza dominante era capaz de hacerlo– se inscribía en la remoción/exterminación de poblaciones eslavas y judías de allá (Lebensraum), Davis resistió no obstante la tentación –por si la había tenido...– de vincular y/o explicar el holocausto con ecología, algo que –para dar algunas pistas sobre el presente...– trató de hacer de modo muy poco convincente T. Snyder en Black earth: holocaust as history and warning (2015).

IV. En otro registro –conocido por sus estudios sobre la clase trabajadora estadunidense (Prisioners of the american dream, 1986) y los latinos/chicanos (Magical urbanism, 2000)–, desmitificando la tesis del masivo apoyo de trabajadores blancos a Trump (https://lahaine.org/fE6l) Davis ayuda –indirectamente– a contrarrestar el bien propagado por los trumpistas constructo de genocidio blanco (‘white genocide’), hoy por ejemplo detrás de la xenofobia antimigrante –los pobres de Honduras invaden al país para exterminarnos (sic)– que sirve para oscurecer el papel estructural de la supremacía blanca en una nación edificada en genocidio, colonialismo (‘settler colonialism’), desplazamiento y esclavitud –“la anihilación de los indios de las llanuras y su ‘liberación’ para la producción de trigo fue parte de la inserción del capitalismo acá”, recuerda– una hazaña que junto con los logros británicos en la India –cómo un puñado de ingleses dominó a 250 millones de nativos– inspiró a Hitler.

V. Sea la gripe aviar/porcina de las entrañas de la industria pecuaria –con Davis prediciendo la pandemia en México (The monster at our door: the global threat of avian flu, 2006) (https://lahaine.org/bV0e)–, el cambio climático antropogénico –algo que carece de cualquier analogía histórica en cuanto a su urgencia (bit.ly/2TB1DEG)–, los incendios en California agravados por la locura de bienes raíces –y con una clara línea de clase Malibu/Paradise: el primer pueblo salvado por bomberos privados, el segundo por... reos, etcétera (https://lahaine.org/bH95)–, la migración (véase: No one is illegal: fighting racism and state violence on the U.S.-Mexico border, 2006), agravada por el calentamiento global como en caso del éxodo centroamericano  –sin perder de vista sus causas políticas: ¡la mano del imperio!– algo ante lo que los ricos optan solo por amurallarse, los holocaustos por venir tienen una cosa en común: la huella humana.

@MaciekWizz

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/bO7M