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Brasil :: 12/01/2019

La estrategia perdedora del presidente Trump: abrazar a Brasil y confrontar a China

James Petras - La Haine
EEUU adopta un régimen condenado al fracaso y amenaza a las economías más dinámicas del mundo

Introducción

El presidente Trump ha elogiado al recién elegido presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y promete promover estrechos lazos económicos, políticos, sociales y culturales. En contraste el régimen de Trump está comprometido a desmantelar el modelo de crecimiento de China, imponiendo duras y generalizadas sanciones, y promover la división y fragmentación de la gran China.

La elección de aliados y enemigos de Washington se basa en una concepción estrecha de la ventaja a corto plazo y pérdidas estratégicas.

En este documento, discutiremos las razones por las cuales la relación entre EE. UU. y Brasil encaja con la búsqueda de Washington por la dominación global y por qué Washington teme el crecimiento dinámico y el desafío de una China independiente y competitiva.

Brasil en busca de un patrón

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro desde el primer día, anunció un programa para revertir casi un siglo de crecimiento económico dirigido por el Estado. Ha anunciado la privatización de todo el sector público, incluyendo la financiación estratégica, banca, minerales, infraestructura, transporte, actividades energéticas y de fabricación. Por otra parte, la venta ha priorizado la centralidad de corporaciones multinacionales extranjeras. Previamente, regímenes civiles y militares autoritarios protegieron a las empresas nacionalizadas como parte de alianzas tripartitas que incluían a extranjeros, estatales y empresas privadas nacionales.

A diferencia de los anteriores regímenes civiles elegidos, que lucharon, no siempre con éxito, para aumentar las pensiones, los salarios y los niveles de vida y la legislación laboral reconocida, el presidente Bolsonaro ha prometido despedir a miles de empleados del sector público, reducir las pensiones y aumentar la edad de jubilación mientras baja los sueldos y salarios para aumentar las ganancias y disminuir costos para los capitalistas.

El Presidente Bolsonaro promete revertir la reforma agraria, expulsar, arrestar y atacar a los campesinos para reinstaurar a los terratenientes y alentar a los inversionistas extranjeros en su lugar. La deforestación de la Amazonía y su entrega a los barones de ganado y a los especuladores de tierras incluirá la confiscación de millones de hectáreas de tierras indígenas.

En política exterior, el nuevo régimen brasileño se compromete a seguir la política de EEUU en cada cuestión estratégica: Brasil apoya los ataques económicos de Trump en China, abraza el apoderamiento de Israel de tierras del Oriente Medio (incluido el traslado de su capital a Jerusalén), respalda los planes de EEUU para boicotear y derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por primera vez, Brasil ha ofrecido bases militares al Pentágono, y fuerzas militares en todas y cada una de las próximas invasiones o guerras.

En EEUU festejan la entrega gratuita del presidente Bolsonaro de recursos, riqueza y la rendición de la soberanía es celebrada en las páginas del Financial Times, el Washington Post y el New York Times que predicen un período de crecimiento, inversión y recuperación - si el régimen tiene el "coraje" para imponerse.

Como ha ocurrido en numerosas experiencias recientes con el régimen neoliberal de derecha y los cambios en Argentina, México, Colombia y Ecuador, periodistas y expertos de la página financiera, han permitido que su dogma ideológico los ciegue ante los eventuales escollos y crisis.

Las políticas económicas del régimen de Bolsonaro ignoran el hecho de que dependen de las exportaciones agrominerales a China y compiten con las exportaciones de los EEUU ... Las elites de los negocios anteriores resentirán el cambio de socios comerciales. Se opondrán, derrotarán y socavarán la campaña contra China de Bolsonaro si se atreve a persistir.

Los inversionistas extranjeros tomarán las empresas públicas, pero no es probable que aumenten la producción dada la fuerte reducción del empleo, los sueldos y salarios, a medida que el mercado de consumo disminuye.

Los bancos pueden otorgar préstamos, pero demandan altas tasas de interés para “riesgos” altos, especialmente porque el gobierno enfrentará una mayor oposición social por parte de los sindicatos y movimientos sociales, y la mayor violencia de la militarización de la sociedad.

Bolsonaro carece de mayoría en el Congreso que depende del apoyo electoral de millones de empleados públicos, asalariados, jubilados y minorías de género y raza. La alianza del Congreso será difícil sin corrupción y compromisos... El gabinete incluye varios ministros clave que están bajo investigación por fraude y lavado de dinero. Su retórica anticorrupción se evaporará ante las investigaciones judiciales y exposiciones.

Es poco probable que Brasil proporcione fuerzas militares significativas para las aventuras militares regionales o internacionales de EEUU. Los acuerdos militares con los EEUU tendrán poco peso frente a la profunda agitación doméstica.

Las políticas neoliberales de Bolsonaro profundizarán las desigualdades, especialmente entre los cincuenta millones que han salido recientemente de la pobreza. El abrazo estadounidense de Brasil enriquecerá a Wall Street, que tomará el dinero y correrá, dejando a los EEUU de cara a la ira y rechazo de su aliado fallido.

EEUU se enfrenta a China

A diferencia de Brasil, China no está preparada para someterse a un saqueo económico y para entregar su soberanía. China está siguiendo su propia estrategia a largo plazo que se centra en desarrollar los sectores más avanzados de la economía, incluidos la electrónica de vanguardia y la comunicación y tecnología. Investigadores chinos ya producen más patentes y artículos científicos referidos que EEUU. Gradúan a más ingenieros, investigadores avanzados y científicos innovadores que EEUU basados en altos niveles de financiamiento estatal. China con una tasa de inversión de más del 44% en 2017, supera a EEUU. China ha avanzado, desde exportaciones de bajo a alto valor agregado, incluidos autos eléctricos a precios competitivos. Por ejemplo, los i-phones chinos están superando a Apple en precio y calidad.

China ha abierto su economía a corporaciones multinacionales de EEUU a cambio de acceso a la tecnología avanzada, lo que Washington denomina como incautaciones "forzadas". China ha promovido acuerdos multilaterales de comercio e inversión, que incluyen más de sesenta países, en acuerdos de infraestructura a largo plazo a gran escala en toda Asia y África.

En lugar de seguir el ejemplo económico de China, Washington se queja de comercio desleal, robo tecnológico, restricciones de mercado y restricciones estatales a las inversiones privadas.

China ofrece oportunidades a largo plazo para que Washington mejore su desempeño económico y social - si Washington reconoce que la competencia china es un incentivo positivo.

En lugar de inversiones públicas a gran escala para mejorar y promover el sector exportador, Washington ha recurrido a amenazas militares, sanciones económicas y aranceles que protegen sectores industriales de EEUU. En lugar de negociar mercados con una China independiente, Washington abraza regímenes vasallos como el del recién elegido presidente Jair Bolsonaro quien confía en el control económico de los EEUU y en las absorciones.

EEUU tiene un camino fácil para dominar a Brasil para obtener ganancias a corto plazo: ganancias, mercados y recursos, pero el modelo brasileño no es viable ni sostenible. En contraste, los EEUU necesitan negociar y aceptar acuerdos competitivos recíprocos con China. El resultado final de cooperar con China le permitiría a EEUU aprender y crecer de manera sostenible.

Conclusión

¿Por qué los EEUU han elegido el camino de abrazar un Brasil retrógrado en lugar de una futura nación líder?

Básicamente, los EEUU están integrados estructuralmente en un sistema político altamente militarizado que es impulsado por la búsqueda de la dominación mundial - "imperialismo". EEUU no quiere competir con una China innovadora, busca coaccionar a China para que desmantele la institución, las políticas y prioridades que hacen grande a China.

Washington exige que China renuncie a la autonomía relativa del estado, aumente la penetración de los EEUU de los sectores estratégicos y confíe en los banqueros y académicos del mercado libre. La política económica estadounidense está formada por banqueros, especuladores corruptos y cabilderos para intereses regionales especiales, incluyendo regímenes como Israel.

La política económica de China está conformada por intereses industriales, guiados por los objetivos estratégicos de la autoridad estatal central capaz y dispuesta a arrestar a cientos de funcionarios que toman decisiones.

Los EEUU no pueden contener la trayectoria ascendente de China con el cerco militar, porque la estrategia económica de Beijing neutraliza las bases militares de EEUU y derrota las restricciones arancelarias a través de la diversificación de importantes nuevos acuerdos comerciales. Por ejemplo, China está negociando con India para aumentar enormemente las importaciones de productos agrícolas, incluyendo arroz, azúcar, leche, harina de soja y el algodón. La India tiene actualmente un importante déficit comercial con China, especialmente en maquinaria y productos industriales y está ansioso por reemplazar a los exportadores estadounidenses. China tiene un importante comercio e inversión, acuerdos en todo el sudeste asiático, Corea del Sur, Japón, Pakistán, Rusia y Australia como así como África, América Latina (Brasil y Argentina) y Oriente Medio (Irán, Irak e Israel).

UU. tiene poca influencia para "exprimir" a China, incluso en sectores de alta tecnología, ya que China es menos dependiente del conocimiento estadounidense. Washington ha conseguido acuerdos con China, aumento de las exportaciones de automóviles y entretenimiento; China puede acordar fácilmente imponer frenar el llamado "Robo de propiedad", especialmente porque ya no es un factor importante ya que la mayoría de las innovaciones de China son creadas internamente. Además, las grandes empresas y Wall Street demandan que el régimen de Trump alcance un acuerdo de mercados abiertos con China e ignore a sus enemigos autárquicos.

Dada la continua economía boyante de China (6,5% PIB en 2018), su mayor énfasis en la expansión de los servicios sociales, el mercado de consumo y la flexibilización del crédito, las políticas coercitivas arancelarias de Trump están condenadas y las amenazas militares sólo alentarán a China a expandir y actualizar su defensa militar y programas espaciales superiores.

Independientemente de los acuerdos comerciales temporales y limitados que surjan de las negociaciones entre EEUU y China, el régimen de Trump continuará con su agenda imperial unipolar, abrazando regímenes vasallos, como Brasil, y confrontando a China.

El futuro pertenece a la China independiente, innovadora y competitiva, no al vasallo, militarizado y regímenes sumisos como el de Brasil.

Artículo original: https://petras.lahaine.org/president-trumps-losing-strategy-embracing-brazil/. Traducido para La Haine por José Luis Ríos Vera.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/bP18