Hace ya 30 años, el domingo 3 de junio de 1979 y coincidiendo con el Día de la Tierra que se concretaba en esa ocasión en la paralización de la Central Nuclear de Lemoiz, contra el Plan Energético Nacional (que contemplaba la puesta en funcionamiento de una amplia red de centrales nucleares) y contra el Polígono de Bardenas, los movimientos ecologistas vascos llamaron tras el accidente nuclear de Harrisburg a una manifestación pacífica en Tutera. A la misma acudieron autobuses repletos procedentes de Navarra y el resto de Euskal Herria.
La Policía irrumpió violentamente en el Paseo del Prado donde se celebraba pacíficamente el acto antinuclear, que estaba autorizado y posteriormente la Guardia Civil después de golpearle con un fusil Z-70, mató de un disparo a escasos centímetros de distancia a la joven manifestante donostiarra Gladis del Estal, que se encontraba en una sentada junto a un grupo de unas ochenta personas a la salida del puente sobre el río Ebro en dirección hacia Iruñea. Gladys llegó muerta al centro hospitalario.
La noticia corrió por todas partes como un rayo y las protestas contra su asesinato fueron unánimes y generalizadas, destacando la Huelga General que se realizó en Hegoalde y las numerosas manifestaciones que duraron varios días, incluidas en otras zonas del Estado. Gracias a su sacrificio y al de otros muchos, fue posible paralizar los dos grupos nucleares de Lemoiz.
Desde ese año, los vecinos del barrio de Egia, en Donostia, cambiaron el nombre de un parque del barrio, que tenia el nombre de Cristina-Enea en honor de una reina española, por el de Gladis-Enea, pero posteriormente el gobierno municipal del PSOE lo volvió a cambiar por su antiguo nombre. Los autores también recibieron su homenaje, ya que el guardia civil que mató a Gladis del Estal, José Martínez Salas, fue condecorado por el alcalde de Tutera, José Antonio Pérez Sola, del PSOE, en el año 1992. El asesino fue juzgado el 14 de diciembre de 1981 en Iruñea en un proceso lleno de irregularidades, y condenado a sólo un año y medio de cárcel, que no llegó a cumplir.
Gladys del Estal tenía 23 años cuando la asesinaron. Vivía en el barrio de Egia en Donostia y era programadora de informática en una pequeña empresa. Compaginaba su trabajo con sus estudios de Químicas. Era militante ecologista y pertenecía al Grupo Ecologista de Egia y a los Comités Antinucleares de Euskadi. Participó en la organización de numerosas actividades ecologistas, como marchas ciclistas y manifestaciones contra la central nuclear de Lemoiz, etc.
Desde el colectivo LURRA que guardamos en nuestra memoria aquellos luctuosos sucesos ya que fuimos testigos presenciales de los mismos, queremos dedicar nuestro recuerdo a la memoria de Gladys del Estal y a todo el movimiento ecologista que participó en aquella jornada en contra de la macabra energía nuclear, que ahora de nuevo nos intentan imponer. También nos sumamos al homenaje organizado por el colectivo ecologista Eguzki, en recuerdo de Gladis del Estal el próximo sábado día 6, a las 6 de la tarde, en el Parque Gladys Enera del barrio donostiarra de Egia, con el lema “Muerta por defender, la tierra, el agua y el sol”.
¡Gladys, gogoan zaitugu!