














"La cultura del miedo, herramienta de la que se alimenta el sistema capitalista, ha convertido estos sistemas de videovigilancia en una de las puntas de lanza del control y la opresión por parte del estado y las grandes corporaciones sobre una población, objeto ya de un permanente estudio de mercado, cada vez más sometida, vulnerable y despojada ahora de su derecho más básico a la intimidad. Y ya nos quedan menos, si es que acaso nos queda alguno."