Uribe hizo hasta lo imposible por cumplirles a los ricos. Criollos y foráneos. No pudo y no lo va a hacer tampoco su sucesor. Destruir la fortaleza histórica de la insurgencia colombiana y su fuente invencible: la capacidad de resistencia multiplicadora del movimiento popular.
Uribe ferió el país. Negoció a doble banda su impunidad con los recursos de 43 millones de colombianos o más. Hizo todo lo que le pidieron y hasta ñapa da, como dijo Bush alguna vez en sus chistes flojos.
Con un país en el fragor del combate insurgente no es posible saquearlo tan fácilmente. Por eso a Uribe hay que cambiarlo por otro ‘limpio’ pero que continúe en la misma senda del Terrorismo de Estado. De los falsos positivos. De los paramilitares reencauchados. De las agresiones a los vecinos.
No nos vayamos a equivocar. La Corte Constitucional no representa para nada el sentimiento ni los intereses del pueblo colombiano. Sí los de los dueños del país y sus testaferros. Al país, nueve representantes de los ricos, inducen a creer que la botada de Uribe es la salvación de la constitucionalidad. Vieja maña de la oligarquía colombiana en solucionar la hecatombe a espaldas del pueblo colombiano.
La Corte no es una rueda suelta, esta recibe órdenes de arriba. A pesar de la obsesión de Uribe en hacerse a un tercer periodo -así son los fascistas- el para, el narco, el corrupto, el tramposo, el mentiroso, es un sujeto incomodo e inservible para los poderosos. AUV intuye que una cosa es tener el poder otra quien puede garantizar su seguridad post presidencia. Tal vez el uribista Petro.
La solución política al conflicto social y armado por el que atraviesa Colombia, es el camino. Construyamos la Nueva Colombia entre todos.