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Pensamiento :: 30/04/2010

Fuego de libertad - Interesante entrevista a un activista británico por la Liberación Animal

Acción Vegana

Fuego de libertad

Entrevista de la página web Acción Vegana y la revista Rabia y Acción al activista británico Geoffrey Sheppard.

Cuéntanos cómo entraste a formar parte del movimiento por la liberación animal y por qué decidiste participar en la acción directa.

Recuerdo que a finales de 1979 o principios de 1980 vi un reportaje en la tele sobre granjas factoría. En aquel entonces yo tenía 22 ó 23 años y había comido carne y productos de origen animal toda mi vida, pero eso me hizo empezar a reflexionar sobre la explotación animal.

Recuerdo que esas imágenes daban vueltas por mi cabeza constantemente. Finalmente, en mayo de 1980 decidí dejar de comer carne o consumir cualquier otro producto de origen animal porque me di cuenta de que todo ello suponía una explotación. Tomé esta decisión de forma muy aislada. Ni siquiera sabía que esa forma de vida se llamaba veganismo.

Unos meses después de hacerme vegano, cuando andaba por la calle, alguien me dio un panfleto de Animal Aid. Nunca he averiguado quien me dio ese panfleto, pero tuvo una gran influencia en mí.

Me lo llevé a casa, observé las fotos de animales víctimas de experimentos e inmediatamente sentí que la gente que hacía eso debía recibir un disparo en la cabeza. Ese panfleto sobre vivisección me afectó mucho y cambió el transcurso de mi vida por completo.

En aquellos tiempos Animal Aid era una organización alternativa revolucionaria. Me uní a ellos y comencé a recibir su revista y a participar en sus manifestaciones. Esto hizo que entrase en contacto con otros muchos activistas del movimiento por la liberación animal.
Mi entrada en el movimiento no ocurrió hasta 1981. Ese mismo año fui arrestado por primera vez. Estaba participando en una sentada masiva en la carretera que conducía al mercado de animales Club Row, situado en el este de Londres.

Ocurrió hace mucho tiempo pero creo recordar que me declaré culpable de “obstrucción de vía pública”. Me pusieron una multa de 50 libras y un plazo de un año para pagarla. Me lo tomé como un simple tirón de orejas. Mi participación en las formas de acción directa más comprometidas no ocurrió hasta 1984. Participé con otros miles de activistas en las protestas “Detengamos la Ciudad”. Los activistas discurríamos por los centros financieros de la ciudad destruyendo establecimientos capitalistas y de explotación animal.

Hasta que no participé en esas acciones sentía que tenía una barrera psicológica que me impedía dar el paso hacia la acción directa por la liberación animal. Mi papel en las acciones de “Detengamos la Ciudad” logró que atravesase esa barrera y pasé a participar en multitud de pequeños sabotajes por la liberación animal. Muchas de estas acciones las hice en solitario o con otra persona.

En realidad no creo que tomase la decisión de participar en acciones directas. Creo que fue una especie de fuerza natural en mí que hacía que en esos momentos no pudiese actuar de otra manera. El dolor y la rabia que sentía por la explotación a la que eran sometidos los animales, sencillamente tenia que encontrar una forma de expresión.
Creo que esta es la única forma adecuada de participar en acciones directas, aquella en la que tu fuerza interior no te ofrece otra alternativa que hacerlo. Porque la acción directa y las consecuencias que puede haber puede ser un camino muy difícil de recorrer. Por eso sólo debes hacerlo si sientes muy dentro de ti que no puedes actuar de otra manera.

El ALF participa tanto en sabotajes como en liberaciones, pero parece que tú y tu grupo mostrabais una especial atención a los sabotajes, ¿por qué?

Si, tanto yo como la gente con la que trabajaba enfocamos nuestros esfuerzos en acciones de destrucción de la propiedad. Nuestro razonamiento era que a los explotadores no les preocupan los animales, pero si el dinero. Por eso la idea era atacar sus bolsillos para golpear donde les dolía.

Te han arrestado y has sido condenado por sabotajes de pequeña envergadura. ¿Podrías hablarnos de alguno de ellos y los errores que cometiste para ser arrestado?

Si me han arrestado varias veces por acciones de sabotaje contra establecimientos de explotación animal. De todas formas, como es lógico, no puedo hablar de todas las acciones por las que no he sido arrestado.

Muchas de estas acciones fueron en High Street a altas horas de la noche. Los objetivos eran carnicerías, Mc Donalds, Burger Kings y Boots, una farmacéutica que entonces tenía sus propios laboratorios de vivisección.

Una de las acciones de las que puedo hablar fue cuando atravesé una de las ventanas del laboratorio Biorex con un ladrillo. Este centro de vivisección estaba situado en Islington, en Londres. Fue un acto que llevé a cabo en solitario por la rabia del momento. Una vez más surgió una fuerza dentro de mi y simplemente sentí la necesidad de hacerlo!

El problema fue que Biorex, al estar en un núcleo urbano, había sido víctima de múltiples acciones de sabotaje por parte de otros activistas, y yo no lo sabía. Por eso habían colocado a un policía para vigilar el lugar. Cuando lancé el ladrillo el policía estaba ahí escondido.

Automáticamente gritó “¡Alto o disparo!”. Yo estaba seguro de que no llevaba pistola y me fui corriendo. Por desgracia era un policía joven y en ningún momento de la larga carrera me perdió de vista. Fue informando continuamente a sus colegas de mi posición exacta.
Ahora pienso que no actué correctamente. En lugar de correr por las calles debí haber saltado a través de los jardines de los vecinos. Habríamos recorrido más de una milla cuando apareció un furgón policial. Salieron los policías corriendo y se me echaron encima. Yo estaba totalmente agotado.

Estuve dos semanas en prisión provisional, me declaré culpable de “daños materiales” y me condenaron a servicios comunitarios. Así que no fue tan mal.
En resumen, puedo decir que en esta acción cometí dos errores: el primero fue subestimar el nivel de vigilancia de Biorex; el segundo fue tratar de huir por las calles en lugar de intentar escapar por los jardines.

Después de esta condena fuiste arrestado y condenado por colocar pequeños dispositivos incendiarios programados en grandes almacenes cuando estos estaban abiertos al público. ¿Podrías hablarnos de ese tipo de acciones?

En septiembre de 1987 la policía tiró la puerta de mi casa abajo y entraron muy bruscamente. Al entrar rompieron un cristal que había en la puerta de entrada produciéndome un profundo corte en el antebrazo izquierdo.

Nos encontraron a Andrew Clarke y a mí en pleno proceso de preparación de dispositivos incendiarios. No tengo claro cómo supieron cual era el momento oportuno para entrar. Posiblemente habían colocado micrófonos dentro de la habitación o simplemente hicieron un juicio acertado sobre cual sería el mejor momento para entrar.

En un principio nos reunimos cinco activistas para planear un ataque coordinado contra grandes almacenes que vendían pieles. Poco después uno de los activistas se echó atrás, por lo que quedamos cuatro.

Acordamos que atacaríamos los grandes almacenes Debenhams porque en algunas de sus instalaciones aún vendían pieles. Un día de julio de 1987 (creo que fue un sábado) los cuatro activistas salimos hacia nuestros objetivos, todos ellos grandes almacenes de la compañía Debenhams. Los habíamos revisado previamente para estar seguros (dentro de lo posible) de que nadie sería dañado con esta acción coordinada. Además, los dispositivos estaban programados para activarse por la noche, cuando no había nadie en el interior.

De los cuatro, otro activista tuvo dificultades o cambió de parecer y tampoco llevó a cabo la acción. Los tres restantes continuamos adelante. La acción fue mucho mejor de lo que habíamos esperado. Dos de los grandes almacenes sufrieron daños principalmente por el agua del sistema antiincendios que iba de las plantas superiores a las inferiores. Pero el tercer edificio fue totalmente destruido por el fuego. El sistema contra incendios había sido desactivado por algún motivo que desconocemos. Fue una gran sorpresa para nosotros y por supuesto la recibimos con agrado.

¿Tu célula era la única que llevaba a cabo este tipo de acciones?

Había otros grupos utilizando estos dispositivos incendiarios contra grandes almacenes que vendían pieles. En aquellos tiempos vivimos una auténtica campaña de incendios. Al menos hubo uno o dos edificios de grandes almacenes totalmente destruidos por el fuego.

Han pasado años desde la última vez que el ALF utilizó este tipo de dispositivos incendiarios. ¿Crees que se debe a que es muy arriesgado?

Por supuesto incluso cuando se toman precauciones, los incendios siempre implican un riesgo. Nosotros sentimos que ese pequeño riesgo era asumible si queríamos dar un potente golpe a la horrible y sangrienta industria peletera y a la explotación animal en general. Nosotros luchábamos contra el negocio de las pieles y por la liberación animal total.

¿Sirvió para algo la campaña de ataques incendiarios contra grandes almacenes que vendían pieles?

La campaña del ALF logró su objetivo. Pocos meses después de nuestra acción Debehams anunció públicamente que dejaría de vender pieles. Hasta el día de hoy los grandes almacenes de Reino Unido no venden pieles, aunque Harrods es una excepción.

¿Cómo te cogieron por estas acciones?

En realidad nunca llegamos a averiguar cómo la policía descubrió que nosotros estábamos detrás de esto. Pensamos que tuvo algo que ver con que la acción coordinada fue reivindicada a través de una llamada que se hizo a la Asociación de la Prensa en nombre del ALF. La llamada fue grabada y de esta forma la policía tenía una voz como pista. La policía además tenía pinchados los teléfonos de varios activistas, por lo que pudieron comparar esa voz con las de activistas sospechosos. De esta forma pudieron conseguir un sospechoso y vigilar a las personas relacionadas con él. No lo tengo claro pero supongo que Andrew fue seguido desde su apartamento al mío el día que nos arrestaron.

Posiblemente no deberíamos haber hecho esa llamada ya que de todas formas hubiesen sabido el motivo por el cual se había producido la acción y no hubiesen tenido la pista de la voz.

Cuando la policía entró en el piso en el que vivías te encontraron preparando más dispositivos incendiarios y una pistola. ¿Puedes contarnos algo al respecto?

Estás confundiendo dos acciones diferentes. Fui arrestado en septiembre de 1987 y condenado a cuatro años y cuatro meses de cárcel. Fui liberado dos años y seis meses más tarde, en marzo de 1990. Después de salir volví a implicarme en acciones del ALF. Mi casa volvió a ser registrada por la policía y yo volví a ser arrestado en 1995. Entonces fui condenado a 7 años de cárcel por “posesión de dispositivos con intención destructiva”, “destrucción de propiedad” y por “posesión ilegal de armas de fuego”. Cumplí cuatro años y tres meses de condena y fui puesto en libertad en agosto de 1999.

Cuando estás en la cárcel estableces contacto con algunos criminales.

Durante mi primera condena conocí a una persona que estaba ahí por atracos con armas, pero que también era vegetariano y simpatizaba con la causa. Cuando salimos de la cárcel mantuvimos el contacto y gracias a eso conseguí una pistola.

¿Qué estrategia utilizaste durante el juicio para tu defensa?

Realmente no mantuve una estrategia en ninguno de los dos juicios porque… ¡no había mucho que pudiese decir!

En el juicio de 1987 (de hecho se produjo en 1988 porque estuvimos en prisión provisional 9 meses) tanto yo como Andrew Clarke nos limitamos a mantener el silencio y a negarnos a actuar como testigos para no tener que dar pistas. Él fue condenado a tres años y seis meses, de los que creo que cumplió dos.

En el segundo juicio, en 1995 me declaré culpable por lo que no hubo un juicio propiamente dicho. En aquellas circunstancias fue la mejor opción, porque si me hubiesen encontrado culpable ellos en lugar de haberme declarado culpable yo, posiblemente me hubiesen caído diez años en vez de siete.

¿Cómo fue la experiencia en la cárcel?

Ambas condenas fueron relativamente fáciles de soportar. A pesar de ello participé en una pelea (afortunadamente sin armas) con otro preso durante mi primera estancia en prisión. Se produjo por un simple malentendido en la cola del comedor. Bueno, tengo que admitir que salí perdiendo, pero al menos a partir de entonces el otro preso me respetó por no haberme echado atrás.

En general he tenido una buena relación con el resto de internos. Ellos respetaban el hecho de que yo estaba ahí por mis ideas y por eso raras veces tuve problemas con nadie.

Para mi el problema principal en las cárceles inglesas es el aislamiento y el aburrimiento. Te separan de toda la gente a la que quieres y de la lucha que ha sido tan importante en tu vida. Además suelen enviarte a una cárcel muy alejada de tu ciudad. En mi caso tuve que pasar gran parte de mis condenas en cárceles de Norfolk y de la Isla Wight.

¿Recibiste mucho apoyo del movimiento?

Recibí cartas y postales de muchísima gente, muchos de los cuales no conocía personalmente. Eso me ayudó muchísimo. Yo respondía a todo el mundo, incluso aunque tardase semanas en contestar por la gran cantidad de correo que me llegaba.

Las postales con fotos de animales salvajes siempre eran bien recibidas. Parecían mucho más bellos vistos desde detrás de las rejas.

También recibí visitas y llamadas de teléfono y fueron geniales. Pero para mi (y cada caso es diferente) el recibir y escribir cartas fue lo que más me ayudó.

El ALFSG y el VPSG también fueron una ayuda muy importante. No hubiese recibido tantas cartas de no haber sido por estar en la lisita de presos. Además el ALFSG me ayudó económicamente y el VPSG solucionó mis problemas con el menú y los artículos de limpieza de la cárcel.

¿Te arrepientes de tu pasado como activista del ALF?

No, no me arrepiento de haber participado en acciones del ALF, a pesar de que ha cambiado mi vida y me ha dejado con un historial delictivo que siempre sale a la luz cuando voy a buscar trabajo.

No me arrepiento y evidentemente no podría haber sucedido de otra manera. De una forma u otra ha sido una parte importante de mí. Ahora miro el pasado y parece que esté viendo a una persona totalmente diferente. Lo cierto es que dos largas condenas de cárcel y el largo proceso que las acompaña hacen que cambies la perspectiva. Sigo siendo vegano y sigo creyendo en la liberación animal, pero ya no participo en esas acciones.

¿Ves las acciones del ALF también como una forma de difundir el mensaje antiespecista o es sólo como una forma de rescatar animales y hacer la explotación animal menos rentable?

No, hay otros muchos grupos e individuos difundiendo ese mensaje en contra del especismo. La tarea del ALF se centra en hacer la explotación animal menos rentable y en rescatar animales de la tortura y la explotación.

¿Quieres mandar algún mensaje a los activistas que hablan castellano de México, España y Sudamérica?

Me gustaría enviaros un saludo. Tenéis mi más sincero amor y respeto.

También me gustaría decir que luchar por la liberación animal es un camino difícil y participar en acciones directas es un camino incluso más difícil. Por tanto haz una profunda búsqueda en tu interior y sigue adelante sólo si la fuerza que llevas dentro de ti hace que no puedas actuar de otra manera.

En cualquier caso, sea cual sea el camino que elijas…. ¡Mucha Suerte!

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/cG8F