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Mundo :: 18/09/2019

En septiembre de 1926 nacía la revista Amauta

Mario Hernández
Entrevista con Ricardo Napurí, exdiputado constituyente y senador peruano

"Ante los problemas que tenemos hoy, el mensaje de Mariátegui se ha vuelto muy importante y útil, incluso imaginativo"

El 14 de junio nació el Che en 1928 en Rosario y el mismo día también nació José Carlos Mariátegui, pero en 1894. ¿Qué nos podés comentar al respecto de esta coincidencia, de estos dos representantes del marxismo latinoamericano?

Löwy dijo que Mariátegui es el fundador del marxismo latinoamericano. Al decir esto está afirmando el rol de Mariátegui en un momento determinado de la situación política no solo del Perú, porque Mariátegui se volvió universal, peruano por sus afirmaciones por lo que combatió e hizo en Perú se volvió latinoamericano, aunque hoy tiene ideológica y políticamente una versión internacional. Entonces lo que tenemos que hacer es ver el itinerario de por qué Löwy dice que Mariátegui es el fundador del marxismo latinoamericano. En tanto al Che, no diría yo eso, fundador del marxismo latinoamericano, porque su trayectoria es muy diferente a la de Mariátegui.

Este último fue un autodidacta, que estuvo 3 años en Europa y bebió de la cultura europea, ahí se hizo socialista primero y marxista después. Esto en 1926/27. El Che no, como sabemos tiene un origen de familia pequeño burguesa emergente, con un drama personal, común a los dos, porque Mariátegui era lisiado porque le cortaron una pierna, y el Che era lisiado por el asma que avanzó a ser incurable. Pero de una familia pequeño burguesa donde él, como lo ha reconocido posteriormente, a pesar de haber pasado por la Universidad y por haber leído y volverse un joven culto, no militó políticamente, no asumió ninguna posición en relación a la realidad de su país.

En el tiempo que señalo aparecía el Peronismo, que es un fenómeno que ha marcado a la historia moderna argentina, pero su familia era más bien pro radical y él por las condiciones de su vida, su asma y la forma en la que fue formándose como adolescente no pudo comprometerse con los problemas de su tiempo; ni cuando pasó por la Universidad fue militante universitario.

Después sabemos que en su viaje a América Latina, empíricamente fue comprendiendo la realidad, tenía sensibilidad, cultura y su salto cualitativo es en Guatemala, cuando ve la revolución democrática de Arbenz, comprende directamente el fenómeno, avanza en la lectura de Marx, algo de Lenin, nada de Trotsky, nada de Mao, bebe de esa realidad, con Hilda Gadea que lo ayuda y que fue su compañera y su primera mujer, conoce a Carlos Mariátegui, pero él no estaba todavía en condiciones de comprender lo que Mariátegui pretendía en la medida que todavía era un transeúnte en sus lecturas.

Después tiene la oportunidad, al salir de Guatemala, en México, ya lee bastante a Marx y se compromete con lecturas marxistas y se reclama “comunista”, conoce a Fidel Castro y luego ya conocemos su compromiso con el proyecto de Fidel Castro en Cuba, primero como comandante guerrillero exitoso y después como el principal constructor de la nueva realidad, luego de romper con el imperialismo y prácticamente sobre él se descarga toda la tarea de la iniciativa de cómo desarrollar el socialismo en una isla y en las condiciones de Cuba, con el acecho norteamericano. Después fue la epopeya que lo convierte en un mito. Esto para decir la trayectoria del Che.

Mariátegui tiene otro curso de vida, porque era un intelectual que deviene revolucionario, autodidacta, estamos hablando del Perú de 1920, donde la mayoría social era campesina, la clase obrera era incipiente. Mariátegui se hace socialista y marxista en Europa y cuando vuelve al Perú en 1926/27 ya era marxista. Como tal siguió un camino diferente al del Che, porque en Siete ensayos de la realidad peruana que es un libro clásico suyo, indaga la realidad de América Latina, ve en Perú la realidad de un país atrasado con un dominio oligárquico feroz, con una mayoría campesina, un 60% de campesinos y, sobre todo, con la existencia de las comunidades campesinas que venían desde la tradición.

Él indaga la realidad y se da cuenta de que el campesino es un sujeto social importante, y que como estaba organizado, gran parte en comunas que mantienen su tradición comunal, dice que si ese campesinado es llamado a actuar, o actúa, puede ser muy importante para la realidad del país.

Él no dice que la mejora del país va a pasar por una revolución campesina, sino que por primera vez en América Latina hay que tener en cuenta a ese campesinado y que ese campesinado organizado en comunas puede ser la base para un socialismo campesino particular.

Y no se queda ahí, porque actúa políticamente, impulsa la formación de la Central Obrera y toma las iniciativas para formar el Partido Socialista. En ese curso él tiene un problema que tiene un perfil histórico y latinoamericano, porque se trataba de ver con qué herramientas políticas podía enfrentar la realidad del país, si esa realidad toma un carácter internacional es porque la Revolución Rusa gravitó a partir de su éxito en 1917 en todo el mundo y particularmente en toda América Latina.

Por eso es que cuando forman el APRA, tuvo problemas con Haya de la Torre, se trataba de con qué mirada ideológica se examinaba esa realidad. Haya fue deportado rápidamente y se formó también en Europa y dijo que en los países atrasados el proletariado no tenía el rol que podía tener en los países avanzados como vanguardia revolucionaria y que en esos países, con un campesinado fuerte, con capas oprimidas, lo que había que hacer era un frente de clases para hacer una revolución en una primera etapa de emancipación nacional que sería la antesala del socialismo. Todos estaban influidos en ese momento con la idea del socialismo por la Revolución Rusa.

Mariátegui acompañó al APRA y fue aprista durante algunos años, discrepó con Haya de la Torre y dijo que el problema no era la cuantía del proletariado para decir si por su cantidad podía ser o no vanguardia, porque el proletariado era una clase universal y su papel cualitativo estaba por su rol en la producción. Si el capitalismo creaba la clase obrera, y el capitalismo en su crisis se veía obligado a ser reemplazado por otra clase, esa clase era el proletariado.

Nunca dijo que no tuviera como aliado a los estudiantes o a los campesinos, porque era un campeón de ese trío. Pero esa diferencia política importante selló la realidad del país y también la de América Latina, porque es la primera vez que en un plano alto, porque Haya de la Torre tenía una jerarquía política importante, surgía una discusión entre el nacionalismo y el socialismo en América Latina.

Y Mariátegui es el factor importante de esa realidad diciendo que el proletariado aunque sea minoritario tiene un rol en la sociedad en tanto producción social, por lo tanto, la única clase capaz de dar una respuesta en la lucha antiimperialista y anticapitalista. Pero Mariátegui fue más lejos porque como era un intelectual imaginativo, nunca cayó en la trampa estalinista de la época, estamos hablando del año 1920 hacia adelante, él murió en 1930, apenas a los 35 años.

Fue atacado por todas las vertientes que se reclamaban marxistas, sobre todo los estalinistas del período fuerte de la III Internacional, diciendo que era un campesinista pequeño burgués y obviamente rechazado como marxista y como revolucionario. Pero ¿por qué?, porque Amauta, que fue la revista que creó y dirigió, era abierta, donde se expresaban incluso los hombres de la cultura burguesa, porque Mariátegui decía que la cultura es universal y daba cabida en su revista a todos los manifestantes de la cultura capitalista progresiva o no progresiva y obviamente los refutaba críticamente.

Amauta resulta una novedad en su tiempo, como concepción metodológica y principista. Fue más lejos aún porque en toda su producción se distinguió del dogmatismo de su época que imponía el falso socialismo que suponía la derrota de la Oposición de Izquierda y de Trotsky.

Tan lejos fue que ha dicho cosas importantes que hoy tienen un relieve. Frente a la idea de la revolución única imitando la Revolución Rusa, sostuvo que la revolución socialista en América Latina no puede ser calco ni copia, tiene que ser creación heroica, tarea de una nueva generación de revolucionarios. Por supuesto eso era atacado, el dogma era feroz entonces y lo es todavía ahora, para la izquierda que se reclama “de la tradición” de la Revolución Rusa, en ese entonces era un sacrilegio. Por eso en 1928 cuando se reunió la Internacional Sudamericana en un encuentro antiimperialista fue rechazado como pequeño burgués.

Mariátegui, obviamente es un precursor importante, no solo del marxismo, por su carácter imaginativo y creador porque hoy el problema central es que un marxismo dogmático es inservible, porque siempre fue vivo y creador. El dogmatismo estalinista de la III Internacional hizo una cosa bárbara de ese marxismo, y Mariátegui aparece fresco en la América Latina de los 20 diciendo a este continente que el marxismo tenía que ser vivencialmente creación heroica y a su vez creación libre abierta, por lo que metodológicamente no podría ser un dogma.

Por eso Mariátegui es recuperado ahora, en la historia social y política de América Latina como un precursor del marxismo latinoamericano. El Che tiene otro rol, porque no se forma políticamente, yo tengo una versión donde el Che en la medida que tuve la oportunidad de colaborar con él varios años, que tiene un drama personal porque los problemas que va enfrentando desde el momento en que los cubanos triunfan y la dependencia que tienen de EEUU, porque la presión norteamericana los obliga a aceptar la ayuda del Bloque socialista, pero frente al estalinismo que eso trajo, el Che no tenía defensas, de la misma manera que no las tenía Fidel Castro, porque ellos eran de otra cultura política, eran pequeños burgueses de tradición marxista y no tuvieron la capacidad de respuesta para aceptar la ayuda pero también tener una crítica detrás de lo que se construía en el mundo socialista. Eso no lo conocía él, y cuando yo le pedí al Che una reunión para conversar sobre las posibilidades que fuera Silvio Frondizi a Cuba, el Che me dijo que como era trotskista no podía ir a su realidad.

El Che pensaba que Trotsky era un hombre que había hecho daño a la Revolución Rusa, después él se forma y lee, pero jamás pronunció la palabra “Trotsky” pero sí ha pronunciado “Stalin”. Obviamente ha tenido una crítica a partir de los problemas que tuvo la relación de la construcción de Cuba, ya con su vínculo con el mundo socialista, y ha tenido críticas respecto de la burocracia pero nunca sistematizó esa posición.

La historia es linda y nos regala imágenes como la de él en un árbol en África leyendo a Trotsky, y después todo el mundo admite que tenía la historia de la Revolución Rusa en su mochila ya en Bolivia. Con eso tenemos una imagen de los dos personajes. Los dos están en la historia, un mito el Che, que no es tanto por la forma militar del combate sino porque los pueblos necesitan mitos, necesitan una bandera, como dijo Mariátegui, la bandera de la revolución.

Y el Che encarna a un país agredido por EEUU y la voluntad de arrasar con esa dominación imperialista y la cosa trágica de Bolivia y su imagen como una especie de Jesucristo guerrillero. Los pueblos lo convierten en mito, no lo que él hizo. Mariátegui no es un mito, aunque es “un mito cultural y político” en otra onda, y su permanencia en la historia es importante. Ante los problemas que tenemos hoy, cómo continuar con la lucha anticapitalista en los momentos de este capitalismo que se ha vuelto bárbaro, el mensaje de Mariátegui se ha vuelto muy importante y útil, incluso imaginativo.

La Haine

 

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