Cuando empecé a meterme en estos líos, eran tiempos difíciles. Lucha Autónoma caía en picado, los colectivos de barrio desaparecían a toda velocidad y los centros sociales se convertían en algo "guay". El planeta okupi, patrocinado por los concejales de Izquierda Unida.
Frente a eso, la única alternativa que se veía en las calles (habían otras) era la del insurreccionalismo preescolar. El re-cúmulo de exabruptos exagerados y consignas baratas, lo de "Nacionalismo es fascismo" y lo de que cualquier forma de organización es equivalente al Estado y, ya puestos, al fascismo. Eso entre muchas más, dignas de recopilaciones de chistes e historietas de humor. Una aglomeración de la nada absoluta, ¡viva la falta de contenido!.
"¿Quién te da la experiencia para tener experiencia?" decían en un anuncio de la radio. ¿Dónde meterse, en el rollo chicos buenos o en el insurreccionalista-antiluchas de liberación nacional y el copón bendito?. Así que, ni cortos ni perezosos y viendo el panorama, sin saber siquiera el abc de la militancia (si es que lo hay), unos compinches y yo nos lanzamos a la aventura de crear colectivos.
Pensábamos entonces que no había nadie en Madrid que plantease un movimiento autónomo serio, ubicado consciente y cuidadosamente entre la socialdemocracia más asquerosa camuflada en qué se yo y el aventurerismo suicida de ciertos sectores anarquistas. Así que, mientras tanto, ahí campábamos nosotros, recibiendo algún que otro palo, sin saber realmente que hacer, con mucha voluntad y pocas ideas. Derrota tras derrota y así sucesivamente hasta el infinito y más allá.
¿Por qué nos cuenta esto este en La Haine?. Igual parece un rollo biográfico, es posible, además, que muchos hayan vivido este tiempo de falta de alternativas políticas.
Pues no. Resulta que, ocultos, esperando el momento adecuado, quedan/quedamos en Madrid, personas con ganas de plantear la batalla.
Mucha gente de otros pueblos, cuando se plantea caer por Madrid, le entra el bajón: "Eso está lleno de fachas", "Yo paso de ir a Madrid, a ver si me van a pegar", "Todos votan al PP", etc etc. No hay falta de documentación ni mucho menos, esta ciudad es tremenda. Lo que no sabe el personal es la cantidad de motores quemados que tenemos por aquí. Valiosos militantes que dieron todo su tiempo y esfuerzos por construir una alternativa y que vieron como sus compañeros se recolocaban en asociaciones socialdemócratas, que fueron tildados de pro-etarras y come-niños o peores agravios, incluso señalados directamente por muchos, dando más credibilidad al ABC, que les acusaba de hacer "kale borroka en Madrid’ que a ellos mismos, ¡válgame!.Tras reparaciones variadas acabaron dejando en el desguace su iniciativa. Esperando tiempos mejores o cayendo en el nihilismo. Alguno lo llamará pasotismo o cobardía, pero Madrid quema a lo bestia.
Así que, con la ciudad que tenemos que lleva tiempo "knock out" sin levantarse, hay que darle a la sesera para ver si podemos o no salir del atolladero.
Madrileños/as, ¿a dónde vamos? En vez de convencer de nada, invito a los/las militantes de esta ciudad a sopesar qué ha pasado en nuestras organizaciones, qué ha pasado en nuestra ciudad y cómo podemos (si es que podemos), levantar a todas esas almas en pena quemadas de tanto mamoneo bidireccional.
Plagio la frase de un compañero:
"Estamos afilando los dientes que nos quedan".