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Mundo :: 14/10/2019

Sí, Mugabe es un héroe de la liberación africana

Mark Aguirre
¿Por qué los movimientos de liberación nacional han fracasado en el sur de África?

En 1980 Robert Mugabe proclamó la independencia de Zimbabue en el estadio Rufaro de Harare, la capital de Zimbabue. Hace unos días miles de ciudadanos volvieron de nuevo al estadio. Mugabe había fallecido días antes en Singapur a la edad de 95 años y querían despedirse. Pueden estar sufriendo económicamente, pero le agradecían haberlos 'empoderado'. La derrota del ocupante había mostrado que los africanos negros no eran inferiores a los blancos ingleses. 

Mugabe, un shona educado en escuelas católicas, pasó sin juicio 11 años en la cárcel acusado de subversión contra el régimen racista. Su delito: haber criticado públicamente el colonialismo inglés y llamar 'cowboy' a Ian Smith, el supremacista primer ministro de Rodesia (como se llamaba antes Zimbabue en honor del colonizador inglés Cecil Rhodes), que había declarado unilateralmente la independencia [de Inglaterra] para proteger los privilegios de los blancos.

A pesar de la cárcel y de su exilio en Mozambique, Mugabe creó un movimiento (Unión Nacional Africana Zimbabue, ZANU por sus siglas en inglés) inspirado en el maoísmo y el panafricanismo, que fue capaz de expulsar mediante la lucha armada a los ocupantes colonialistas. La guerra contra el gobierno blanco duró ocho años. De 1972 a 1980, 27.000 personas murieron, la mayoría negros. La violencia siguió después, cuando Mugabe y Joshua Nkomo se disputaron el poder tras la independencia. Mugabe fue acusado de cometer una masacre contra la minoría Ndebele del sur, que apoyaba a Nkomo [que a su vez fue acusado de espiar para los racistas de Sudáfrica].

Mugabe cumplió sus promesas anticolonialistas

Londres aceptó su derrota, al fin y al cabo eran los tiempos de la descolonización. Lo que no soportó fue la expropiación en el año 2000 de la propiedad de 6.000 granjeros blancos –se trataba de la mejor tierra de Zimbabue– para repartirla entre 245.000 agricultores locales. Tony Blair estaba tan furioso con la reforma agraria de Mugabe que se planteó invadir militarmente Zimbabue para cambiar el régimen. Mbeky, el presidente sudafricano que sucedió a Mandela, se opuso y lo contó en una entrevista a al-Jazira años después.

Las empresas de comunicación se inventaron el cuento de que la producción agrícola había colapsado con la reforma agraria. Los académicos demostraron que no era cierto. Acusaron a Mugabe de gestionar mal la economía, pero desde que fue expulsado del poder hace dos años el pan ha subido siete veces y las medicinas diez. Él no era el problema.

En realidad el país fue aislado. Sometido a sanciones. Castigado. Las inversiones y ayudas se detuvieron. El sector formal de la economía fue destruido. Nunca le perdonaron a Mugabe que cumpliese sus promesas anticolonialistas y expropiara a granjeros blancos que seguían siendo ciudadanos ingleses. Los logros que había conseguido el gobierno en educación y salud para la población negra en sus primeros años de independencia se hicieron insostenibles. A pesar de que Mugabe intentó llenar el vacío dejado por los ingleses con China, la escasez disparó la inflación y las colas. Desde entonces la economía no ha podido recuperarse.

Mugabe tuvo otro problema mas difícil de esquivar que una reforma agraria que contó con el apoyo de la mayoría de la población. Frantz Fanon había hablado de ello en su obra Los condenados de la tierra: la imitación por parte de la nueva elite negra en el poder de la forma de vida de los colonialistas blancos. El Che Guevara había advertido que a los jefes guerrilleros africanos les gustaban más las habitaciones de los hoteles que los campamentos.

Mugabe sintió la presión de los veteranos de la guerra de liberación que reclamaban para ellos la riqueza que antes tenían los blancos. El neoliberalismo que estaba abriéndose camino en África se frotaba las manos. Necesitaba “empresarios” negros con quien hacer negocios. La lucha por las mansiones, los mercedes, los relojes de oro y las cuentas millonarias en el extranjero dividieron a la clase política nacida en la lucha de liberación que una vez había soñado con el socialismo.

Mugabe, después de 37 años en el poder, acabó siendo depuesto por Emerson Mnangagwa, su mano derecha, el cual veía amenazado su poder y sus privilegios por Grace Mugabe, la segunda esposa de Mugabe. Lo mismo está ocurriendo en Sudáfrica y Mozambique, donde los frentes de liberación se parecen cada día más a mafias que luchan entre sí por el botín del Estado que a partidos políticos que luchan por liberar a su población de las injusticias propias o heredadas del colonialismo.

La "piñata" en el sur de África

Días antes de que muriera Mugabe, en Johannesburg Gavin Watson estrelló a 140 kilómetros por hora el coche que conducía contra una columna de cemento en las cercanías del aeropuerto. Murió en el acto. Watson, jefe ejecutivo de Bosasa, una compañía de servicios, tenía que testificar al día siguiente ante un comité de investigación sobre las posibles relaciones delictivas de su empresa con Cyril Ramaphosa, el actual Presidente de Sudáfrica. Ramaphosa había prometido limpiar al país de la corrupción y muchos le habían votado por ello en mayo. El presidente anterior, Jacob Zuma, comandante guerrillero en las filas del Congreso Nacional Africano (ANC por sus siglas en inglés) en los tiempos del apartheid, había ido al banquillo nada más dejar la presidencia. Tiene pendientes varios juicios por corrupción.

Bosasa estaba siendo investigada por haber contribuido con fondos a la campaña de Ramaphosa y otros políticos del ANC a cambio de obtener contratos del gobierno y no pagar impuestos. Gavin Watson, de 73 años, nacido en una familia de empresarios blancos, había sido cuando joven, en los años difíciles de la lucha contra el apartheid, militante del ANC, el partido de Mandela. Prefirió suicidarse [si es que se suicidó].

Desde el año 2016 unos 90 políticos han muerto violentamente según estudios de la Universidad de Ciudad del Cabo. Solo en el año 2018 40 políticos del ANC fueron asesinados en casos relacionados con la corrupción. La mayoría después de denunciar a políticos corruptos, pero otros en disputas por posiciones de poder en las que es fácil hacer negocios fraudulentos. La integridad de un partido que tantas esperanzas había despertado esta siendo enterrada por políticos mafiosos. 

El Presidente Cyril Ramaphosa fue en los inicios de su carrera política un activista y líder sindical. Hace cinco años, según la revista Forbes era uno de los 25 hombres más ricos de África. Estaba en el consejo de Lonmim, la mina de Marikana, cuando 34 mineros fueron asesinados por la policía mientras se manifestaban por un alza salarial. Se hizo millonario dirigiendo un proyecto financiado por Clive Menell, un millonario blanco, para crear una clase empresarial negra cuando Mandela ganó las elecciones. Pero dos décadas después la clase media negra se calcula de manera optimista en apenas 5,6 millones de personas de una población de 58 millones, el 80% de los cuales son negros. La mayoría negra sigue luchando para salir adelante enfangada en la pobreza. 

Manuel Chang, el ex-ministro de finanzas de Mozambique con el anterior Presidente Armando Gebuza, está arrestado en Sudáfrica. Fue detenido en diciembre en el aeropuerto de Johanesburg. Está acusado de organizar un plan con Crédit Suisse y un banco público ruso con el que se defraudaron 2.000 millones de dólares a las arcas públicas de Mozambique. Estamos hablando de una cantidad equivalente al 13% de su PNB. Transparencia Internacional estima que la corrupción costó a Mozambique durante el mandato de Gebuza (2005-2015) alrededor de 4.900 millones de dólares.

Mozambique es uno de los países más pobres de África. Armando Gebuza, combatiente en la guerra de liberación, era ministro del interior cuando Samora Machel, el líder de la independencia, murió en 1986 en un extraño "accidente" aéreo que muchos creen que fue un atentado. Samora Machel era conocido por su honestidad y su compromiso con la justicia social. Murió sin haberse enriquecido.

El FMI llegó cuatro meses después poniendo fin al experimento “socialista” del FRELIMO. Uno de los hijos de Armando Gebuza está detenido junto a otras 20 personas acusadas de aprovecharse del fraude. Hay 500 millones desaparecidos del crédito pedido para promocionar y proteger la industria pesquera. El actual presidente, Felipe Nyussi, que espera ser reelegido en octubre para un segundo mandato, era ministro de defensa.

Nyussi ha sido acusado de proteger a generales del norte, veteranos de la guerra de liberación. Nyussi ha entregado a empresas británicas, canadienses y norteamericanas la explotación de los rubíes, petróleo y gas de la provincia de Cabo Delgado. Empresas con quien los viejos generales hacen sus “negocios” bajo firmas de consultorías u otras estratagemas. El Frente de Liberación de Mozambique, que tantas expectativas había creado, ha sucumbido a políticos mafiosos que se aprovechan de las oportunidades que trae el neoliberalismo para enriquecerse.

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