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Medio Oriente :: 30/10/2019

Gantz es enemigo de Netanyahu, no de sus políticas

Michele Giorgio
El nuevo jefe de la banda mafiosa sionista, también conocida como régimen de Israel, no traerá ninguna revolución

En términos de política interna, Benjamin “Benny” Gantz tomará distancias, al menos parcialmente, de la línea promovida por Benyamin Netanyahu y promoverá la “paz social” entre judíos laicos y religiosos. Sin embargo, no traerá ninguna revolución en lo que respecta a las relaciones entre judíos israelíes y los ciudadanos de segunda clase de Israel: árabes y palestinos.

Y en términos de política exterior, no seguirá nada substancialmente distinto a la política del mafioso derrotado el 17 de septiembre. Mostrará un enfoque de puño de hierro contra Irán y sus aliados, igual que Netanyahu—quien, en la Conferencia de Seguridad de Munich de febrero, citó a Teherán como desafío de primer orden para Occidente — y no abandonará el abrazo de Donald Trump. 

El miércoles por la noche, el presidente norteamericano tuiteó que su relación no era con Netanyahu, sino con el Estado de Israel. Si Netanyahu se encuentra en el ocaso de sus días politicos, eso no significa que el final de esa larga era política vaya a suponer ningún giro radical.

Gantz, de 60 años, casado, padre de cuatro hijos, con toda una vida en las fuerzas armadas hasta alcanzar el grado de general y el cargo de Jefe del Estado Mayor Conjunto, no parece otra cosa que un hombre de “centro”. El programa de su Partido de la “Resiliencia” — que fundó en diciembre pasado, y que luego, combinado con otros grupos, acabó siendo el Partido “Azul y Blanco”, que hoy dirige — se encuentra muy cercano a la derecha en cuestiones como Irán, el mundo árabe y los territorios palestinos ocupados.

Gantz no forma parte de la corriente del sionismo religioso, que inspiró a Netanyahu y domina actualmente en la sociedad israelí, pero ninguno de los dos está vinculado a la variedad de sionismo del Partido Laborista (que ya pasó hace mucho su apogeo). Se trata de un sionista laico, pura y simplemente, defensor de las medidas políticas de seguridad de Israel y de mantener la ocupación.

Durante esta campaña electoral y la de las elecciones del 9 de abril, el antiguo Jefe de Estado Mayor no hizo mención en ningún momento de la solución de “dos estados”, Israel y Palestina. La página digital progresista +972 escribe que a Gantz le complace el status quo, la ocupación, gracias al cual Israel controla el territorio de la Palestina histórica, pero sin anexionarse oficialmente Cisjordania, como le gustaría a Netanyahu.

Gantz estuvo en el Valle del Jordán a finales de julio y declaró que este territorio palestino formaría parte de Israel en cualquier acuerdo futuro. Unos cuantos días más tarde, el 6 de agosto, visitó las comunidades israelíes en la frontera con Gaza y prometió “acciones decisivas para derrocar a los líderes de Hamás”. En la práctica, prometió una nueva guerra. Además, como comandante de las fuerzas armadas de Israel, dirigió dos ofensivas contra Gaza en 2012 y 2014, que ocasionaron la muerte de más de dos mil palestinos, miles de heridos y una ingente destrucción [y también, no lo olvidemos, severos daños a la infraestructura civil israelí y decenas de muertos y heridos sionistas]. Durante la campaña de primavera, Gantz se jactaba de haber reducido Gaza a escombros, tratando de chupar votos de la derecha [pero se cuida mucho de mencionar la derrota sionista en la guerra del 2006 contra Hezbolá, que disuadió a los generales isarelíes de iniciar nuevas guerras contra El Líbano]

A diferencia de Netanyahu, es probable que detenga los continuos ataques contra el presidente Mahmud Abbás y adopte una línea más suave hacia la Autoridad Nacional Palestina. Sin embargo, no propondrá ninguna solución que reconozca los derechos de los palestinos en una medida mayor que la magra autonomía administrativa reconocida en sus principales centros de población por los Acuerdos de Oslo. Mostrará una opinión favorable al “plan de paz” norteamericano, el “Acuerdo del siglo”, influido por el primer ministro derrotado, que está concebido para excluir un Estado palestino.

En un congreso de 2016, declaró Gantz: “Es importante llegar a un acuerdo diplomático con los palestinos. Debemos seguir viviendo con la espada en la mano, pero por lo menos podemos decirles a nuestros hijos que lo intentamos”. Tuvo buen cuidado de no repetir esas palabras durante la campaña electoral.

il manifesto. Traducción: Lucas Antón para Sinpermiso. Extractado por La Haine.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/cN2D