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Asia :: 18/12/2019

Las mentiras de EEUU en Afganistán: Daños colaterales

David Brooks
Los encargados de la guerra trabajaron en regímenes republicanos y demócratas; de Bush a Obama, y ahora Trump

Se dice que la verdad es la primera víctima de una guerra, y esta semana se confirmó otra vez, como si fuera necesario. Pero aún peor es que parece que hoy día, cuando se revela la verdad no hay gran consecuencia para los mentirosos que, en este caso, llevaron a decenas de miles de muertes.

En la extraordinaria investigación del Washington Post titulada En guerra contra la verdad –que se ha comparado con la publicación de los Papeles del Pentágono, en 1971– se documenta que todos los presidentes, generales y otros encargados de la guerra más larga en la historia de EEUU engañaron a la opinión pública durante 18 años [eso no incluye la amplia serie de mentiras lanzadas durante el gobierno socialista de la República Democrática de Afganistán en los años '80] y contando (http://www.washingtonpost.com/graphics/2019/investigations/afghanistan-papers/afghanistan-war-confidential-documents/).

Desde 2001, más de 775 mil soldados estadunidenses han sido desplegaos en algún momento en Afganistán; 2 mil 300 de ellos han muerto [según cifras oficiales, poco creíbles] ahí y 20 mil 589 han sido heridos en acción, junto con más de 100 mil afganos muertos (nadie sabe el número preciso; http://watson.brown.edu/costsofwar/costs/human). Unos 13 mil soldados permanecen allá hoy día. Esa guerra ha costado hasta la fecha más, tal vez mucho más, de un billón de dólares (no hay un cálculo oficial).

Los 2 mil documentos obtenidos por el Post incluyen entrevistas confidenciales realizadas por la Oficina del Inspector General especial de la oficina de la la Reconstrucción en Afganistan (SIGAR, por sus siglas en inglés) con más de 400 actores claves (la gran mayoría sin revelar sus nombres) que guiaron esa guerra; desde comandantes y generales, hasta altos funcionarios, asesores y diplomáticos dejan claro que desde un inicio esa intervención fue un desastre disfrazado de éxito para la ciudadanía en EEUU.

Uno de los entrevistados, el general Douglas Lute, quien fue un coordinador de la Casa Blanca para la guerra durante los gobiernos de Bush y Obama, comentó en 2015 que carecíamos de un entendimiento fundamental de Afganistán, no sabíamos lo que estábamos haciendo.

Este proyecto oficial dedicado a evaluar las lecciones de la guerra para el gobierno estadunidense detallan el fracaso de la doctrina de contrainteligencia de EEUU aplicada en Afganistán, las decisiones arrogantes e ignorantes de políticos y militares que no entiendan en qué país estaban, y la determinación constante de encubrir las derrotas y fracasos manipulando estadísticas e informes públicos.

Un niño afgano busca plástico y otros artículos que puedan usarse como remplazo de leña, en un basurero de Kabul. Según estadísticas de la ONU, después de la invasión de EEUU Afganistán se encuentra entre los países más pobres del mundo

El excomandante de las fuerzas de EEUU y la OTAN, Dan McNeill, afirma en su entrevista que aun al inicio de la guerra en 2002, él no podía encontrar a alguien en el gobierno que pudiera definir qué marcaría una victoria para esa guerra. Otros, como un integrante del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, no encontraba respuesta a por qué se lanzó la guerra contra el talibán en primer lugar, ya que fue Al Qaeda el que atacó a EEUU [según la versión oficial].

Vale subrayar que todos estos encargados de la guerra trabajaron en gobiernos republicanos y demócratas; de George W. Bush a Barack Obama, y ahora Trump.

El jefe de SIGAR, John Sopko, comentó al Post que las entrevistas en estos documentos sugieren que se la ha mentido constantemente al pueblo estadunidense sobre esta guerra.

Pero al concluir la semana y cuatro días durante los cuales el Post publicó su extenso reportaje, los que engañaron a este pueblo parecen estar seguros de que nadie los hará rendir cuentas. A diferencia del terremoto político ocurrido cuando se divulgaron los Papeles del Pentágono y que nutrieron a un vital movimiento contra la guerra en Vietnam, ahora no se registró ningún temblor.

Algunos dicen que tal vez es por las distracciones del 'impeachment' o que las guerras son percibidas como algo muy remoto. O tal vez es porque la mentira ya es algo normal y aparentemente aceptable en la vida política. Mientras, los veteranos militares quebrados por la experiencia se quedan con la pregunta: ¿para qué fue todo esto? (http://www.thenation.com/article/afghanistan-papers-forever-war/).

La verdad es sólo otro daño colateral de las guerras.

La Jornada

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/cP9y