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:: 11/03/2011

Raúl Sendic el tupamaro, su pensamiento revolucionario (II)

El Muerto que Habla
El último capítulo del libro de Jorge Zabalza sobre el pensamiento revolucionario de Raul Sendic titulado "La ultima mirada del guerrillero"

El día y medio que duraron los tiroteos de La Tablada fue más que suficiente para que el miedo y la histeria llegaran al paroxismo, fueron muchos los que se dedicaron a agitar la versión conspirativa de los hechos, atribuyendo la autoría del asalto a la “inteligencia” de los espías y servicios militares, que se habrían aprovechado de la estupidez de esos ilusos que se jugaron la vida. Aún cuando se hubieran equivocado gravemente, se negaba a los revolucionarios la posibilidad de pensar con su propia cabeza, la petulancia intelectual puede llevar a creer que la categoría “racional” solamente cabe a quienes juran fidelidad a la democracia burguesa, el resto somos unos pobres diablos hundidos en la ignorancia política o, peor aún, provocadores manipulados por servicios de “inteligencia” o por ideológos anarquistas.

El hecho es que se aprovechó La Tablada para renovar presurosamente juramentos de fidelidad a la formalidad democrática y lanzar sospechas a troche y moche sobre infiltraciones o complicidades, mientras pasaban por alto los asesinatos, las desapariciones y la tortura, al parecer el olor a pólvora puede anestesiar los sentimientos más humanitarios y solidarios.

Raúl Sendic


- “¿Esto querría decir que el MLN ahora (se refiera al período posterior a 1985) sería un partido revolucionario más junto al comunista y al troskista?

-Yo pienso que no, que nuestro pasado es inconfundible.

-¿Qué le da esa inconfundibilidad?

-Nuestro pasado guerrillero.

-¿Eso le da un perfil especial? ¿En qué sentido le parece?

-En el sentido de la autenticidad. O sea que todo el mundo puede hacer discursos y aprobar documentos, pero pocos meten el pellejo ahí.

-¿Quiere decir que los discursos y los documentos del MLN estarían valorizados por un pasado en que sus miembros se jugaron la vida?

-Eso es”

(Entrevista de María Ester Gilio publicada en BRECHA y citada por Samuel Blixen en su biografía de Raúl Sendic)


“Pregunta: Visto con la perspectiva que da el tiempo, ¿para ti el 14 de abril fue un error?

Respuesta: Bueno, yo te diría que con la perspectiva que da el tiempo se habrían ahorrado muchas vidas si hubiera habido un exterminio total del Escuadrón de la Muerte. Porque aún cuando yo caí herido en la Marina y vino Campos Hermida, un sobreviviente del Escuadrón, y dijo «Este es Sendic, y hay que matarlo» (estaba mi compañera, que estaba semi inconciente, escuchando) el oficial de la Marina, que se llamaba Campos también, le dijo «No. Yo no tengo orden de matarlo y voy a llamar a la ambulancia». Yo estaba muy desangrado y cuando estaba ya arriba de la ambulancia, Campos Hermida subió y me dijo «Bebe, estás frito, Bebe»…

Pregunta: Ya estabas conciente ahí?

Respuesta: Ahí lo pude reconocer. Es el mismo que está ahora acusado de las muertes en el complejo Orletti en Buenos Aires, y acusado por compañeros que lo vieron ahí. Entonces, yo diría que la acción contra el Escuadrón de la Muerte, y el compromiso que había hecho público Sanguinetti ante Juan Pablo Terra, de disolver ese Escuadrón, no se cumplió. Y a raíz de eso hubo decenas de muertes que todavía están impunes. Si hubiera que hacer un juicio histórico, creo que habría que meter todo esto. Y habría que ver cuántas muertes se hubieran ahorrado si los que se comprometieron a que ese Escuadrón no iba a ser castigado pero iba a ser dispersado, como dijo Sanguinetti a Juan Pablo Terra, enviando algunos al interior y otros «a navegar» como dijo él sabiendo bien que había integrantes de la Marina. ¡Cuántas muertes se hubieran ahorrado, digo, si eso se hubiera cumplido! Se hubieran ahorrado decenas de muertes que se consumaron después a través de los sobrevivientes del Escuadrón y de otra gente que se unió después en Orletti…

(Reportaje publicado en la Revista GUAMBIA, año 1985)


La mirada de Raúl Sendic fue siempre la de un guerrillero. Sendic no se podía espantar porque un movimiento político usara las armas para sostener sus ideas, por el contrario, eso fue lo que hizo toda su vida, porque entendía que arriesgar el cuero otorga autoridad moral y ayuda a echar raíces en el corazón de la gente más sencilla. Era muy natural, por consiguiente que,

Cuando el miedo hizo temblequear principios prendidos con alfileres, fue muy natural que la reacción refleja, instintiva, de Raúl Sendic arrastrara a sus más débiles laderos, haciéndolos solidaridarizase con los que combatieron en La Tablada.

“Es lamentable que la gente que hoy aprueba sin reservas un ataque fracasado al Cuartel de Moncada en Cuba, que en lo inmediato fortaleció a Batista, o una también desgraciada rebelión de los adolescentes en Nicaragua, cuando las cosas pasan cerca de ellos lanzan irresponsablemente sospechas que enlodan el sacrificio de unos combatientes que ya no pueden contestar. Ni que hablar de los que sacan titulares y editoriales ‘demenciales’ para usar una de sus expresiones preferidas (ya se sabe que con ustedes no pasa nada muchachos, no se gasten).También tuvimos los consabidos ‘repudios’ de la clase política, parte de la cual tiene miedo de perder el protagonismo en favor de los guerrilleros,como sucedió en el pasado, y parecen implorar: ‘No, nos hagan eso, estábamos conviviendo tan bien con esta mascarada de gobierno civil y ahora vienen ustedes a patear el tablero....

Dejando de lado estas informaciones de una inescrupulosidad que raya en lo delictivo, hay otra práctica que ha contribuido a desorientar a la opinión pública: ya que las cosas salieron mal, arrojar sospechas de que los combatientes eran manejados por los servicios de contrainteligencia, o estaban infiltrados, etcétera. Como decía Kennedy después del fracasado ataque de Bahía Cochinos: “La victoria tiene muchos padres, la derrota es huérfana”. (Raúl Sendic, 1 de febrero, MATE AMARGO)

(…)”los titulares de BRECHA (‘Una trágica estupidez política’) y de EL POPULAR (‘Provocación criminal que sirve a la derecha’) son muy severas críticas y no puede ser. Hay que analizar el problema serenamente porque se trata de gente que al fin y al cabo se la jugó ahí. Y bueno, hay que decir que se equivocaron pero o insultarlos de ese modo”. (Raúl Sendic, 2 de febrero, BUSQUEDA).

“La parte que culminó con la toma del Cuartel es impresionante (desde luego no para los que están acostumbrados a hacerlas todos los días): era una base supuestamente inexpugnable de los ‘carapintadas’ y entraron en ella y en un cuartel vecino exitosamente. Una resistencia organizada por el segundo jefe del Cuartel fue dominada y tomaron prisioneros a los soldados, como antes habían tomado a los conscriptos. Pusieron en libertad, luego de quitarles el uniforme y las armas, a todos los prisioneros menos nueve que quedaron como rehenes. La Policía, que había sido llamada por el segundo jefe antes de iniciar su resistencia, rodeó el Cuartel y al parecer se abrió paso un contingente de unos diez que lograron escapar, mientras los otros confiaban en un canje, o por lo menos en un ‘cese el fuego’ para salvar a los rehenes.

Esto basta para descartar la hipótesis de la infiltración, porque para el Ejército argentino fue un golpe grande que alguien demostrara que una milicia popular puede tomar un cuartel...”

(Raúl Sendic, 1 de febrero, MATE AMARGO).


En la última intervención política de su vida, el guerrillero que sobrevivía en Sendic lo hizo aplaudir abiertamente y sin temores la proeza militar de los combatientes que tomaron La Tablada, habían sido héroes en Nicaragua y después, cuando tuvieron la oportunidad para sosegar sus espíritus y disfrutar de los halagos de la victoria, se vinieron hasta el Paraguay, ajusticiaron al dictador Somoza en las barbas de su par Alfredo Stroessner. Una proeza de leyenda, para Sendic, los combatientes revolucionarios de esa dimensión, no sólo merecían solidaridad sino la admiración más respetuosa.

El Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros)

Aquella agitada tarde del lunes 23 de enero estaba citada la reunión semanal del Área de Análisis, organismo creado en el MLN (T) con la idea de estimular la discusión política informal, un espacio para intercambiar opiniones sin la presión de los organismos donde se debate para tomar decisiones concretas. Esa fortuita coincidencia permitió reaccionar con prontitud a los hechos.

En el bolsillo de uno de los concurrentes, ya venía escrito el borrador de un comunicado sobre el asalto al cuartel de La Tablada, donde el MLN(T) tomaba prudencial distancia del “Pelado” Gorriarán y se sugería que los servicios le habían vendido carne podrida. De hecho, esa ya era la posición que se estaba difundiendo por las ondas de CX44 Radio Panamericana, que para el público era la “radio de los tupamaros”. Varios de la vieja guardia no estuvimos para nada de acuerdo con declaraciones tan poco tupamaras y, como Sendic estaba ausente, se decidió convocar de urgencia al Comité Central.

Esa misma noche, en el llamado “salón VIP” de la sede de Tristán Narvaja, Sendic abrió la sesión informal, poco verborrágico como de costumbre, llamó a la solidaridad sin reservas ni condiciones con nuestros –un “nuestros” recalcado enfáticamente- compañeros caídos en La Tablada. Podrán haberse equivocado en sus previsiones, dijo Raúl, pero no es hora de cobrar errores sino del abrazo fraterno a los que combatieron con coraje. Silencio en la salita donde estábamos reunidos. Nadie se atrevió a rebatir sus palabras. Violín en bolsa.

El 27 de enero tomó estado público el comunicado del MLN(T), redactado por Eleuterio Fernández Huidobro sobre apuntes de las ideas expuestas por Raúl Sendic, la línea fue solidaridad hacia los caídos y desaparecidos en La Tablada, ése también era el estado de ánimo dominante en el movimiento tupamaro.

(…) “es preocupante a ausencia de heridos entre los ocupantes de dicha unidad militar y no es creíble que en un enfrentamiento bélico sólo existan, del lado del bando perdedor, muertos y prisioneros sin heridos” (...) “Agrega preocupación la llegada de información referente a razzias, presos, perseguidos, desaparecidos y ‘chupados’ que luego habrían sido incluídos entre los caídos en los combates en La Tablada”.

El MLN (T) denunciaba, desde el pique, el asesinato de los combatientes aprisionado, luego se apoyaban las valoraciones de Jorge Baños en la conferencia de prensa que había dado en nuestro local, y el MLN (T) se comprometía con el Movimiento Todos por la Patria: “Al pan, pan y al vino, vino, los compañeros se equivocaron gravemente según nuestra humilde opinión de orientales que no conocen a fondo ni sufren en carne propia la situación argentina. Pero son compañeros y pagaron con la vida. Ya es suficiente. Ahora hay que tener, aunque más no sea, un poco de respeto y vergüenza ante los caídos”.

De la mano de Sendic, pusimos en juego la integración del MLN (T) al Frente Amplio, sabiendo de antemano que la solidaridad con los combatientes daría sobrados argumentos al Partido Demócrata Cristiano y al general Seregni para vetar públicamente el ingreso de los ex- guerrilleros tupamaros, de quienes se desconocía, hasta ese entonces, cuánto de “ex” tenían. El Partido Comunista, que temía por su monopolio en la estructura de base, encontró renovados motivos para vetar el ingreso...pero entre bambalinas, públicamente no lo hicieron.

Dicho sea de paso, esa declaración documenta el pensamiento y el compromiso conque salimos de la cárcel, uno añora frases como aquella donde se proclama que “Nosotros queremos que nuestros amigos y nuestros adversarios nos tengan claro porque no queremos confundir a nuestro pueblo”... ¡Un orgullo sentirse parte de ese colectivo que se asumía revolucionario sin importarle los costos!

Aunque, para calmar fieras y cubrirse de los golpes que se veían venir, sobre el final del comunicado quedó sentada una visión general, producto de la discusión autocrítica de los últimos años, el MLN (T) “Descarta toda posibilidad de combate que no sea protagonizado por las mayorías populares únicas capaces de llevar adelante con sus propias manos la tarea que el futuro nos depara a todos”.

Política guerrillera en democracia

“Donde un gobierno haya subido al poder por alguna forma de consulta popular, fraudulenta o no, y se mantenga al menos una apariencia de legalidad constitucional, el brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica”. (Ernesto Guevara, “Guerra de Guerrillas”).

“Ustedes tiene algo que hay que cuidar, que es precisamente la posibilidad de expresar sus ideas, la posibilidad de avanzar por cauces democráticos hasta donde se pueda ir, la posibilidad, en fin, de ir creando esas condiciones que todos esperamos algún día en América para que podamos ser todos hermanos, para que no haya explotación del hombre por el hombre, ya que no en todos los casos sucederá lo mismo, sin derramar sangre, sin que se produzca lo que se produjo en Cuba, que es que cuando se empieza el primer disparo, nunca se sabe cuándo será el último”. (Ernesto Guevara 19 de agosto de 1961, Paraninfo de la Universidad de la República, Montevideo).

Al terminar la conferencia, el Ché salió de la Universidad por una puerta lateral, donde lo esperaba un grupo de fascistas que, al intentar asesinarlo, acabó con la vida del compañero Arbelio Ramírez que le cubría las espaldas. Ése fue el primer tiro disparado en el Uruguay, en plena vigencia de las tan mentadas libertades constitucionales. En las décadas del ’60 y del ’70 dichas afirmaciones de Guevara fueron utilizadas para justificar la vía electoral y parlamentaria, por parte de quienes negaban la globalidad de la teoría revolucionaria del comandante de la revolución Cubana.

“Esquemáticamente también, si la fachada democrática es insostenible ya ahora con períodos de crisis, entonces no es previsible que huelgas, manifestaciones y libertades sindicales puedan ser permitidas cuando se ha pasado a la etapa de la lucha armada. Será cuando la represión no sólo golpeará a los izquierdistas que tomaron las armas, sino a los sindicalistas, al simple huelguista y aún al mero manifestante. Ahora bien, si el momento de desatar la lucha armada ha sido bien elegido, si se ha tomado una etapa de gran penuria popular y las huelgas y manifestaciones populares son inestables (...) la alternativa de la represión del Estado es de hierro: o enfrentar la lucha armada con el aparato deteriorado, o liquidar a los gremios persiguiendo a sus dirigentes y prohibiendo huelgas y manifestaciones. (...) frente a un brote de lucha armada también se dará el golpe ciego a todo el que ha hablado de lucha armada. (...)Esto transforma en muy incómoda la posición de los izquierdistas que no hayan optado por apoyar la lucha armada o unirse a ella. Quedan marginados del verdadero foco de la lucha de clases y (pero sufriendo las consecuencias del mismo. Políticamente, la historia ya no pasa por ellos. No es ya su declaración política, su acto de repudio, su discurso admonitorio, lo que concita la atención del pueblo desconforme en aquellos momentos en que ya están en marcha medidas más eficaces para destruir el régimen. La alternativa para estos izquierdistas es unirse al convoy de la revolución, aunque sea como furgón de cola o perder definitivamente el tren. Trabajemos pues para iniciar las acciones que van a crear este panorama. Nuestra acción presente debe tender a facilitar nuestra acción futura, no a entorpecerla”. (“Documento Nº 3” del MLN (T), mayo de 1968).

Al decir de Sendic, los tupamaros percibieron las “libertades constitucionales” como una careta que recubría el rostro verdadero del sistema: la violencia cotidiana ejercida desde el poder económico sobre el pueblo asalariado reduciéndolo a una vida injusta e inhumana, en asentamientos y escuelas de cuarta, donde sus hijos no están en condiciones de aprender y desarrollarse intelectualmente por más “ceibalitas” que les regale Papá Noel.

La violencia es intrínseca al sistema, la clase dominante y el Estado cada vez que necesitan reprimir violan su propia legalidad constitucional, ¿porqué, entonces, los partidos de izquierda continúan porfiadamente dando la batalla en campo ajeno?, ¿porqué no llevar la lucha de clases al terreno de la lucha por el poder donde se dilucidará el problema real de los oprimidos y explotados? En dicho documento de 1968 se analiza la posibilidad de hacer que el sistema se quite su “careta democrática” y muestre la cara verdadera, Sendic proponía sacar la lucha del escenario parlamentario para trasladarla al terreno del enfrentamiento directo y armado con las fuerzas represivas. En aquél decadente Uruguay Batllista, las acciones armadas tenían el sentido político de dejar a la vista la dictadura que tan bien conocían los asalariados del campo cada vez que reclamaron sus derechos o que se les pagaran los sueldos adeudados.

La historia de los tupamaros demostró fehacientemente que, aún cuando en Uruguay existiera un régimen formalmente democrático, fue posible crear nuevos escenarios políticos mediante acciones armadas y contribuir al desarrollo de la conciencia revolucionaria. Desde la operación del “Tiro Suizo” (julio de 1963) en adelante, la lucha armada se desarrolló con gobiernos surgidos de procesos electorales, hasta el régimen autoritario y represivo de Pacheco Areco mantenía apariencias de legalidad constitucional. Aún cuando es muy difícil fijar una fecha concreta para la derrota del aparato militar del MLN (T), que siguió actuando hasta 1974, ya en plena dictadura, lo cierto es que su principal período de acumulación política se dio mientras la democracia burguesa funcionaba.

Hacer la revolución es poner en marcha un motor pequeño, cuyo encendido está en manos de una minoría activa de revolucionarios, con el fin de impulsar el debate y la conflictividad, tendiendo al despertar de la conciencia hasta encender el gran motor de la lucha de clases, cuestión que no depende de la voluntad y deseos de los revolucionarios. Se tiende a confundir, la propuesta de encender el motor pequeño con agarrar mochilas y fusiles, instalarse en un monte y empezar la guerrilla, creyendo que esos hechos se traducirían mecánicamente en conciencia popular, de ninguna manera, las cosas no son tan macarrónicamente simples.

Sendic advirtió claramente que un error de los núcleos activos, al encender el motor chico, podrían impedir o frenar la puesta en marcha del gran motor, el grupo revolucionario tendría que analizar con sumo cuidado cuándo y cómo “desatar” la lucha armada, elegir un momento de gran penuria, en que las luchas populares alcanzaran un pico de huelgas y manifestaciones “inestables”, además, la lucha iniciada tenía el sentido de tejer una telaraña que vinculara los revolucionarios al pueblo, no para construir un muro que los aislara de movimiento popular.

El accionar armado siempre fué afinadamente político para Sendic, adecuado a la coyuntura y a las condiciones que imponía la democracia batllista, en ocasiones la acción era ocupar un latifundio y resistir el desalojo policial con fusiles, en otras simplemente bastaba con mantenerse en la clandestinidad, como una presencia política invisible que generaba el debate entre los revolucionarios.

El quiebre de la legalidad estaba planteado en función de la gente, de su comprensión política, de que lo percibiera como una opción posible de los luchadores por la justicia social, a estos criterios políticos e ideológicos sobre cómo hacer, Sendic los llamaba “reglas de oro”. La sutileza en el empleo de las armas, propia del movimiento tupamaro, fue la razón de fondo de su aceptación por el pueblo uruguayo, desvirtuando la satanización de sus errores tácticos y de los crímenes de guerra cometidos. Aquel MLN (T) de los años ’60 acompañó su opción por la vía violenta con una extraordinaria sensibilidad hacia la subjetividad reinante en el Uruguay Batllista de clases medias. El poder de las armas no fue usado ciegamente, las operaciones se pensaban y planificaban cuidadosamente, con el propósito de enviar un mensaje político, de lucha por la justicia, comprensible de inmediato por las mayorías populares.

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