
Recientemente nos han sorprendido los acontecimientos de Túnez que han desembocado en la huida del tirano Ben Alí, tan demócrata para occidente hasta anteayer y alumno ejemplar del FMI. Sin embargo, otra "revolución" que tiene lugar desde hace dos años ha sido convenientemente silenciada por los medios de comunicación al servicio de las plutocracias europeas.
Se trata de Islandia, donde se hizo dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su execrable política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución. Y todo ello de forma pacífica: a golpe de cacerola, gritos y certero lanzamiento de huevos. Esta ha sido una revolución contra el poder político-financiero neoliberal que nos ha conducido hasta la crisis actual. He aquí por qué no se han dado a conocer apenas estos hechos durante dos años o se ha informado frivolamente y de refilón: ¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo? Y de paso confirmamos, una vez más por si todavía no estaba claro, al servicio de quién están los medios de comunicación y cómo nos restringen el derecho a la información en la plutocracia globalizada de Planeta S.A.
Esta es, brevemente, la historia de los hechos
** A finales de 2008, los efectos de la crisis en la economía islandesa son devastadores. En octubre se nacionaliza Landsbanki, principal banco del país. El gobierno británico congela todos los activos de su subsidiaria IceSave, con 300.000 clientes británicos y 910 millones de euros invertidos por administraciones locales y entidades públicas del Reino Unido. A Landsbanki le seguirán los otros dos bancos principales, el Kaupthing el Glitnir. Sus principales clientes están en ese país y en Holanda, clientes a los que sus estados tienen que reembolsar sus ahorros con 3.700 millones de euros de dinero público. Por entonces, el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivale a varias veces su PIB. Por otro lado, la moneda se desploma y la bolsa suspende su actividad tras un hundimiento del 76%. El país está en bancarrota.
** El gobierno solicita oficialmente ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que aprueba un préstamo de 2.100 millones de dólares, completado por otros 2.500 millones de algunos países nórdicos.
** Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno (y único que yo sepa) que cae víctima de la crisis mundial.
** El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.
** A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.
** Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.
** En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica.
** El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda.
** A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden internacional de arresto contra el ex-Presidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson.
** En este contexto de crisis, se elige una asamblea constituyente el pasado mes de noviembre para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas. La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.
** Y para terminar, otra medida "revolucionaria" del parlamento islandés: la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación (Icelandic Modern Media Initiative), un proyecto de ley que pretende crear un marco jurídico destinado a la protección de la libertad de información y de expresión. Se pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protegan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística; el infierno para EEUU y el paraíso para Wikileaks.
Pues esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis, reescritura de la constitución por los ciudadanos y un proyecto de blindaje de la libertad de información y de expresión.
¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos? ¿Se ha comentado en las repugnantes tertulias radiofónicas de politicastros de medio pelo y mercenarios de la desinformación? ¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no. Debe ser que a los Estados Unidos de Europa no les parece suficientemente importante que un pueblo coja las riendas de su soberanía y plante cara al rodillo neoliberal. O quizás teman que se les caiga la cara de vergüenza al quedar una vez más en evidencia que han convertido la democracia en un sistema plutocrático donde nada ha cambiado con la crisis, excepto el inicio de un proceso de socialización de las pérdidas con recortes sociales y precarización de las condiciones laborales. Es muy probable también que piensen que todavía quede vida inteligente entre sus unidades de consumo, que tanto gustan en llamar ciudadanos, y teman un efecto contagio. Aunque lo más seguro es que esta calculada minusvaloración informativa, cuando no silencio clamoroso, se deba a todas estas causas juntas.
Algunos dirán que Islandia es una pequeña isla de tan sólo 300.000 habitantes, con un entramado social, político, económico y administrativo mucho menos complejo que el de un gran país europeo, por lo que es más fácil organizarse y llevar a cabo este tipo de cambios. Sin embargo es un país que, aunque tienen gran independencia energética gracias a sus centrales geotérmicas, cuenta con muy pocos recursos naturales y tiene una economía vulnerable cuyas exportaciones dependen en un 40% de la pesca. También los hay que dirán que han vivido por encima de sus posibilidades endeudándose y especulando en el casino financiero como el que más, y es cierto. Igual que lo han hecho el resto de los países guiados por un sistema financiero liberalizado hasta el infinito por los mismos gobiernos irresponsables y suicidas que ahora se echan las manos a la cabeza . Yo simplemente pienso que el pueblo islandés es un pueblo culto, solidario, optimista y valiente, que ha sabido rectificar echándole dos cojones, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.
El país ya ha iniciado negociaciones para entrar en la Unión Europea. Espero, por su bien y tal y como están poniéndose las cosas en el continente con la plaga de farsantes que nos gobiernan, que el pueblo islandés complete su revolución rechazando la adhesión. Y ojalá ocurriera lo contrario, que fuera Europa la que entrase en Islandia, porque esa sí sería la verdadera Europa de los pueblos.
Un poco de historia
Desde mediados de esta década se vio gradualmente un influjo de capital en Norteamérica y en Europa, a lo que Islandia no estaba exenta. Los islandeses incrementaron su desarrollo y para el 2008 contaban con la mejor calidad de vida en el mundo. Muchos argumentan que esta infusión de capital (dinero electrónico y en calidad de préstamo) era parte de un plan económico ideado para endeudar países (a sus ciudadanos), lo que más tarde se llamaría la burbuja financiera.
De hecho, en octubre 2009 los tres bancos principales de Islandia se declararon en bancarrota; la Bolsa suspendió su actividad cuando sus valores se hundieron más de un 70% y la corona islandesa perdió más de la mitad de su valor. El país quedó en la quiebra.
Cabe notar que no hubo una protesta pública inmediata por parte de la gente. Los islandeses no sabían protestar; la última manifestación que hubo en Islandia fue en 1949 contra la OTAN. Hörður Torfasson, artista, escritor y cabecilla de un movimiento ciudadano, comentó al diario Tiempo que a las primeras protestas apenas acudían 15 personas. En aquellos días la gente que pasaba les preguntaban qué estaban haciendo.
Pero ya para el 22 de enero, más de 2.000 personas encararon a la policía frente al Parlamento y les lanzaron pintura, huevos, zapatos. La imagen fue insólita: la policía, nerviosa, no supo cómo gestionar la situación, en sesenta años no habían tenido ninguna carga policial.
Las manifestaciones continuaron y crecían día a día hasta que un joven anarquista se le ocurrió trepar el tejado del Parlamento y sustituyó la bandera nacional por la enseña de la cadena de supermercados Bónus: un trapo amarillo con un cerdo sonriente en el centro. Pasó más de un día hasta que los políticos se percataron de este hecho e inmediatamente intentaron criminalizar a los manifestantes como "terroristas".
Finalmente esta acusación fue aplacada por otros gobernantes que decían "no es el momento de buscar responsables" -nunca quedó claro si estos gobernantes se referían a los manifestantes o a ellos mismos. Sin embargo, a partir de allí la actitud de los manifestantes cambió, ante la amenaza de ser acusados nuevamente, cada vez que tenían un roce con la policía, iban a comprar flores y luego se las regalaban a los policías, desarrollaron una suerte de diálogo con las fuerzas del orden.
"No digo que sea bueno, pero hasta que no hubo altercados no se han acelerado las cosas", confiesa Stefan Valber, dueño de una tienda de ropa y diseñador de una camiseta con el rostro del primer ministro británico, Gordon Brown, y la leyenda Brown (marrón) es el color de la caca, que ha sido un éxito de ventas debido a la irritación islandesa con el Gobierno inglés. En octubre los británicos aplicaron a Islandia la ley antiterrorista para congelar los movimientos de sus bancos y salvar el billón de libras que ahorradores e instituciones inglesas habían invertido. Aparte de haberlos dejado arruinados, ponian a los islandeses en la lista de los "malos" junto a Corea del Norte, Sudán o Al Qaeda.
Lo económico y lo político
Para esa fecha el Fondo Monetario Internacional se hizo cargo. Islandia pasaría a ser el primer país occidental en recibir un préstamo del FMI desde 1976 y su deuda externa sería ahora nueve veces su PIB. El que se encargó de firmar esta odiosa deuda fue Davíð Oddsson posiblemente un cómplice de este plan de endeudamiento. Oddsson era el gobernador del Banco Central islandés desde 2005 y la persona que más tiempo estuvo tocando poder en la isla: fue primer ministro de 1991 a 2004, ministro de Exteriores y alcalde de Reikiavik durante casi diez años.
Fue Davíð Oddsson quien más presión puso al primer ministro Geir Haarde, para pagar la deuda a la corona inglesa y holandesa con el préstamo del FMI, algo que en principio Haarde estaba de acuerdo. Y fue el primer ministro mísmo junto a sus secuaces que aprovechando aquel momento de crisis iniciaron los trámites para ingresar a la Unión Europea, a pesar que año tras año los sondeos indicaban que el pueblo islandés tenía menos interés que Irlanda en pertenecer a la UE.
El momento era clave, se vendería al pueblo islandés la integración a Europa como la solución a la crisis. Los altos "jefes" de la UE estaban dispuestos a aceptarlos en un proceso rápido, pero tenían que pagar la deuda, o sea, quedar endeudados. Esa posibilidad se vio frustrada cuando el primer ministro bajo una enorme presión popular decidió llamar a un referendo para pagar la deuda, a lo que el pueblo dijo "NO" y el proyecto Europa se estancó.
Inmediatamente, al no encontrar una salida, el primer ministro convocó elecciones para el 9 de mayo, además anunció que sufre de cáncer y que no se presentaría. Para esos días se abarrotaban cerca de 10.000 personas en la plaza del Parlamento y gritaban infatigablemente "¡No podemos esperar más, los queremos fuera ya!". Días más tarde, dimitía el ministro de Comercio y admitía responsabilidades. Finalmente, dos días después, se disolvía la coalición de gobierno dimitiendo todos sus representantes.
Después de una semana de incertidumbre, la socialdemócrata Jóhanna Sigurðardóttir toma las riendas de lo que sería el primer Gobierno de izquierdas de Islandia, con un Ejecutivo en minoría formó una coalición con Los Verdes izquierdistas.
"Vamos a tener mucha presión", reconocía Katrín Jakobsdottir, nueva ministra de Educación. Los Verdes son una izquierda de clases y antieuropeísta, que nunca han tocado el poder, lo que les convierte en las únicas manos inocentes. "Lo que tenemos que hacer es revisar el préstamo del FMI y ayudar a las familias" ... "Hay que buscar métodos nuevos", comentaba Jakobsdottir, la ministra más joven, con 32 años.
La presión no sólo ha sido a cacerolazos. Sigurdur Sigurdsson forma parte de un grupo ciudadano que aún ni tiene nombre pero sí muy claro lo que quieren: una nueva Constitución para Islandia. "Políticamente somos muy diferentes, no queremos ser políticos, pero nuestra prioridad es la reforma de la ley electoral a fin de crear un sistema de democracia directa. Nuestra constitución es de 1944 y es una copia de la danesa. Hay que redactar una nueva".