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Argentina :: 17/03/2020

Los trabajadores de Vicentín se movilizan por sus puestos de trabajo

Mario Hernández
Al menos 22 obreros fueron secuestrados

Un sector de trabajadores se movilizó el martes 10 para reclamar la reactivación de actividades de las plantas de San Lorenzo y Ricardone de la firma Vicentín, luego de que esta se declarara en cesación de pagos y detuviera todas sus actividades en diciembre.

Fueron acompañados por Concejales y el Intendente de la ciudad y el sindicato que conduce Pablo Reguera, secretario general de los aceiteros de San Lorenzo. También expresó su apoyo Jesús Monzón, representante del Sindicato de Municipales. En la movilización primó la incertidumbre, la preocupación y el estado de alerta por parte de los trabajadores.

“Esperamos que Vicentín resuelva sus problemas y que nos pague a nosotros. Que vuelva a poner la planta en marcha y que ponga en regla el tema del sueldo, del aguinaldo, los premios, las vacaciones, está muy difícil y se está complicando mucho. Hace 5 meses que estamos con “guardia pasiva”, lo que estamos cobrando es lo del año pasado sin ningún aumento. Nosotros pedimos esta movilización para que nos escuche la gente que tiene el poder, porque queremos trabajar”, declaró uno de los trabajadores movilizados.

Otros operarios de Vicentín sumaron sus opiniones: “sobre la situación, nadie sabe lo que va a pasar, por eso la preocupación de todos los trabajadores, no sabemos cuándo va a arrancar la empresa. La situación económica está en manos del juez ahora. Sobre los compromisos de Vicentín por los puestos de trabajo, oficial, no hay nada. Las plantas están listas para arrancar pero todavía no entró semilla, que es lo principal”, planteó un trabajador de la planta.

Otro trabajador declaró: “Esta marcha es a pulmón. Lo único que queremos es que la cosa se normalice. Queremos hacernos ver; el trabajador no está en la casa de vacaciones. El trabajador está en la casa desesperado buscando que esto se normalice. Ya les pasó a los muchachos de Sulfacid: 4 meses al 70%, pasan 5 meses, 6 meses y la fábrica cerró. No queremos eso, queremos que se reactive. Los tiempos de la justicia, de la política, no son los tiempos de los trabajadores. No queremos pagar nosotros, queremos que se reactive y empezar a trabajar.”

En relación al acto que se desarrolló al cierre se leyó un comunicado del sindicato que ofrece colaboración a los empresarios y que se dé respuesta a los trabajadores. Por su parte Reguera cuestionó las noticias recibidas sobre la audiencia realizada en Reconquista entre Vicentín y el gremio de Aceiteros enrolados en la Federación. Desconoció el compromiso de reactivación indicando que el gremio de San Lorenzo no fue convocado y denunció la posible venta de las plantas. Exigió que se retome la actividad ofreciendo el diálogo por parte del sindicato y la constitución de una mesa que “contenga a las partes”.

En relación al reclamo de los trabajadores, distintos referentes políticos expresaron su apoyo a la demanda por los puestos de trabajo, exigiendo al gobierno respuestas concretas. Carlos del Frade, diputado por el Frente Social y Popular, quien fue parte de la audiencia en el Ministerio, reclamó que se investigue el destino de la deuda multimillonaria contraída con el Banco Nación. Por su parte, Octavio Crivaro, del Frente de Izquierda-Unidad exigió la estatización inmediata sin pago de la firma. Para garantizar los puestos de trabajo planteó como necesario imponer un paro regional a Aceiteros San Lorenzo y avanzar en la unidad de los trabajadores aceiteros, con un paro de la Federación Aceitera y la convocatoria a asambleas y plenario de delegados mandatados.

Audiencia en Reconquista

El diputado provincial Carlos del Frade del Frente Social y Popular, participó el lunes 9 de marzo de una audiencia del Ministerio de Trabajo con representantes de la patronal de Vicentin, el Sindicato de Aceiteros Reconquista enrolado en la Federación de Aceiteros (conducida por Daniel Yofra), diputados de la Comisión de Asuntos Laborales de la Legislatura y el Sindicato Textil de Avellaneda, entre otros. No estuvieron presentes los representantes del Sindicato Aceitero de las fábricas de San Lorenzo y Ricardone conducido por Pablo Reguera.

La Izquierda Diario entrevistó a Carlos del Frade

¿Quién convocó a la audiencia del día lunes y quiénes fueron parte de la misma?

Se convocó desde la Delegación Reconquista del Ministerio de Trabajo al Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de Reconquista y Avellaneda por el conflicto de Vicentín. Estuvo el Secretario de Trabajo de la Provincia, Juan Pusineri, y fueron cuatro funcionarios de la empresa que por primera vez daban la cara frente a los trabajadores del lugar de origen, de la cuna de Vicentín como es Avellaneda. A esa audiencia fueron los delegados que forman parte de la Federación Aceitera que conduce Daniel Yofra y el Secretario General del Sindicato de Aceiteros. Los acompañamos 5 diputados y diputadas, la mayoría parte de la Comisión de Asuntos Laborales y también tuvieron el acompañamiento de la CGT regional de Reconquista y del Sindicato Textil de Reconquista que están en conflicto por la algodonera de Avellaneda. Fue alrededor de las 11 am y duró hasta las 12.30.

Se hizo un acta que sintetizó lo principal que la empresa se compromete a reactivar las fábricas de aceite, lo que ellos llaman “crushing”, en los próximos 10 días. El lunes estarían rehabilitando la Algodonera Avellaneda y no va a haber despidos. No aparece en la idea de la empresa hacer despidos en ninguna planta del grupo aunque sí dejaron traslucir que posiblemente tengan que vender “algunos activos” para subsanar sus deudas. Dijeron que había un principio de acuerdo con el Banco Nación; y que la negociación era más difícil con los bancos extranjeros pero también con el mayor acreedor privado que es ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas). Lo que quedó plasmado en el acta es que van a empezar los primeros días de abril con normalidad.

¿Cuál era el reclamo por parte de los sindicatos?

Por un lado que no habían cobrado lo que ellos llaman el “Salario 14”, un bono que se divide en dos pagos de 20.000 y 30.000 pesos, como tampoco cobraron el bono de 5.000 pesos que anunció el gobierno. Tenían muchísima incertidumbre y angustia porque nadie de la compañía les estaba diciendo qué estaba pasando con la empresa ni qué iba a pasar con los puestos de trabajo. Por eso ellos decían que la audiencia fue “gracias a la lucha que hicieron”, de movilización, de denuncias públicas y por haber ido a la Cámara de Diputados con la Federación Aceitera.

Además hubo un contacto informal con el juez del concurso que informó que en menos de tres semanas se iba a estar constituyendo un comité de cinco acreedores en donde va a estar ACA como principal acreedor privado, un banco holandés y un banco estadounidense que son los principales acreedores extranjeros y dos representantes por los trabajadores aceiteros, que parece que serían uno de la zona de San Lorenzo y otro del sindicato de Reconquista y Avellaneda.

¿Qué implicancias opinás que tiene el acta?

Hay un compromiso por lo menos público de mantener por ahora las fuentes de trabajo que es realmente muy importante. Los trabajadores se van a organizar teniendo en cuenta que existe la posibilidad que dejó entrever un funcionario de Vicentín de vender activos de la firma a un grupo extranjero.

Hay que tener en cuenta que Vicentín es hoy la primera agroexportadora de la Argentina. Exportó el año pasado 118.000 millones de pesos, alrededor de 226.000 pesos por minuto y eso, manejado por empresas extranjeras como pueden ser Cargill o Glencore traen a la zona un triste recuerdo, porque fue la misma firma que cerró Sulfacid (Ar Zinc) en Fray Luis Beltrán. Creo que, si es Glencore la elegida, que es la principal firma socia extranjera que hoy se hace cargo de la planta aceitera de Ricardone, es preocupante de cara a los trabajadores porque en San Lorenzo han sufrido muchísima precarización laboral.

El Sindicato de Aceiteros San Lorenzo y los trabajadores de Vicentín se movilizaron al mediodía en la mañana del martes, reclamando por los puestos de trabajo. El Secretario General Reguera planteó que el acta-acuerdo no afecta a las plantas de San Lorenzo y Ricardone.

Reguera lo dice por la circunscripción porque lo que se firmó en Reconquista por la jurisdicción no tiene alcance para San Lorenzo y Ricardone, pero sí tiene implicancia lo que se puso en el acta porque fue el señor Sergio Nardelli (CEO de la compañía) quién fue como representante de la empresa y que hablaba por todas las aceiteras del grupo, las de San Lorenzo-Ricardone y las de Reconquista-Avellaneda. El mantenimiento de los puestos de trabajo es hoy una buena noticia para los que tenían la angustia de no saber lo que iba a pasar a partir de abril.

Una última pregunta: alrededor de la tendencia de mayor extranjerización de la producción aceitera y la monopolización de la misma. ¿Cuál opinás que tiene que ser la solución al problema de los puestos de trabajo y de la producción?

Dos cosas, una político-judicial que pasa por la investigación de dónde fue a parar la plata que el Banco Nación le dio graciosamente a Vicentín. En esa investigación puede saltar que hubo un delito muy parecido al lavado de dinero, por lo tanto, hay que avanzar en ese sentido y luego tienen que pagar, porque Vicentín tiene la plata para pagarle al Banco Nación.

El paso siguiente es la discusión política. Una vez saldada la deuda de Vicentín con el Banco Nación, el Estado Argentino tendría que hacerse cargo sí o sí de la empresa para empezar a discutir en serio de quién es el comercio exterior argentino. Y discutir si el Banco Nación simplemente va a ser el “socio” en los negocios de las empresas contratistas de los amigos del gobierno de turno o va a ser en serio el rector de la política financiera argentina, que desde la dictadura hasta la actualidad es más socio de los bancos extranjeros que del dinero de los argentinos.

Vicentín licenció a 500 trabajadores de la Algodonera Avellaneda

La Algodonera Avellaneda, situada en el Parque Industrial de Reconquista, avisó que sus 500 trabajadores a partir del 2 de marzo, deberán acogerse obligatoriamente al régimen de licencias extraordinarias. La empresa aduce que «falta fibra», es decir, la materia prima para trabajar pero desde el sindicato ponen en duda que el argumento sea genuino porque el período de faltante generalmente se registra en el mes de diciembre y en marzo el ingreso de material vuelve a la normalidad.

La extensión de la licencia para los empleados se fijó en 15 días y les preocupa la continuidad de las fuentes laborales concluido el plazo impuesto. Leandro Monzón, delegado de los trabajadores de la algodonera, señaló que: “hay otra cosa detrás de la licencia porque nunca hay faltante de materia prima a esta altura del año. La empresa nunca vino a hablar con el gremio aceitero. Ellos no dan la cara y dicen que lo primero son los trabajadores pero no es así”. Por otro lado, el delegado explicó que no solo los trabajadores directos están preocupados por la fuente laboral sino también los indirectos.

Vicentín, dueña de la algodonera, tiene una fuerte inserción industrial en la ciudad de Avellaneda y Reconquista y son varias las empresas de la región que dependen en gran medida de ella. Su desaparición sumiría a la región en una profunda crisis difícil de recomponer. El grupo Vicentín tiene en la zona cerca de 4.000 empleados directos entre sus empresas. A eso hay que sumarle una cantidad similar de empleos indirectos que generan dinamismo en la región.

Aceiteros en alerta por puestos de trabajo y Convenio en Vicentín

Compartimos el comunicado:

Ante la coyuntura en Vicentín

Desde la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina expresamos nuestra preocupación y afirmamos que ninguna solución para la crisis que aduce atravesar Vicentín es admisible si no garantiza la continuidad de los puestos de trabajo y condiciones laborales de las compañeras y compañeros trabajadores.

El Grupo Vicentín se declaró en diciembre en “estrés financiero” y en febrero pidió la apertura del concurso preventivo de acreedores. La situación alcanzó una alta visibilidad en la agenda pública, por el lugar preponderante que ocupa Vicentín en el sector agroexportador pero, también, por los créditos millonarios que recibió de la banca pública -que administra fondos que son de todo el pueblo argentino- bajo el gobierno de Mauricio Macri, que se encuentran bajo investigación penal y legislativa.

Las libertades con las que cuentan las grandes empresas creando complejas estructuras corporativas, radicando sucursales en países con pocos o nulos impuestos, con gran capacidad negociadora frente a los poderes de turno, manteniendo largos juicios con los organismos de recaudación fiscal, armando y deshaciendo asociaciones con otras empresas, entre otras características, permiten la acumulación de ganancias por circuitos legalmente aceptados que desaparecen a la hora de las crisis.

Esas ganancias que salen del país durante años luego parecen no tener ninguna conexión con los desequilibrios empresariales. Por eso exigen acompañamiento en las pérdidas cuando nunca lo hicieron con sus ganancias.

La repentina aparición de los problemas que argumenta padecer la empresa desnuda además la insuficiencia del control estatal, herencia de la desregulación neoliberal, que facilita la arbitrariedad de las maniobras patronales y afectan por ello a los intereses de la clase trabajadora y el pueblo argentino.

Frente a esta coyuntura desde nuestra organización gremial reafirmamos que las trabajadoras y trabajadores del Grupo no tienen ninguna responsabilidad en la situación, y de ninguna manera deben ser quienes paguen las consecuencias de la misma.

Por el contrario, le corresponde responder a Vicentín SAIC y también a quienes ocupando circunstancialmente cargos políticos en el Estado nacional avalaron medidas que llevaron a esta situación.

En este marco, no se debe descartar ninguna alternativa para garantizar la continuidad de las fuentes de trabajo. No puede ser enfatizado lo suficiente que el único camino para salir de la compleja situación que atraviesa nuestro país es preservando y creando trabajo digno, con ingresos como dictan el 14 bis de la Constitución y el 116 de la Ley de Contrato de Trabajo.

A la crisis se la enfrenta con pleno empleo, con salarios mínimos vitales de acuerdo a su definición legal, paritarias libres y la plena vigencia de los derechos laborales, sindicales y constitucionales para el conjunto de la clase trabajadora argentina.

Comisión Directiva

Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina

F.T.C.I.O.D y A.R.A.

¿Quién es Vicentín?

Vicentín es una empresa de capitales santafesinos, que surge en el norte de la provincia en 1929, en la ciudad de Avellaneda. Emblema del agro local, la empresa llegó a convertirse en la segunda agroexportadora a nivel nacional y, por ende, una de las más importantes a nivel global. Participa en actividades de molienda, carnes, algodón y también en la producción de glifosato e insecticidas.

En 2014 el portal Infocampo afirmaba que facturó 2.800 millones de dólares anuales. En 2018 vendió productos por 118.000 millones de pesos y tuvo ganancias por 1.800 millones, quedando como la sexta exportadora de Argentina, despachando cerca de 300 barcos entre granos, harinas y aceites.

Vicentín posee, junto a la multinacional Glencore, número uno en manufactura de alimentos y comercialización de materias primas en el mundo, Renova, la fábrica de aceite más moderna y eficiente del mundo, el frigorífico Friar, Algodonera Avellaneda, Arsa, que maneja los yogures y postres que le compró a Sancor, además de la oleaginosa San Lorenzo. Es dueña del Puerto Público de Rosario y un puerto de contenedores. El ex gobernador socialista Miguel Lifschitz, poco tiempo antes de terminar su mandato, le prorrogó la concesión que vencía en el 2032 hasta el 2057 (sic).

Posee Los Corrales de Nicanor, dedicada al engorde de miles de cabezas de ganado. Otro de sus negocios es una bodega en Mendoza que elabora vinos y espumantes, y Renopack, una planta de envases para los aceites que elaboran desde Molinos hasta Marolio. Además, contabiliza sociedades en Paraguay, Brasil y España.

En el primer cuatrimestre 2019 declaró haber exportado 2,6 millones de toneladas en total, concentrando el 21% de la molienda de soja y el 24% de la de girasol del total nacional. Como se ve, no es una empresa en crisis.

Vicentín pidió un crédito por 18.000 millones de pesos al Banco Nación, otorgado de manera delictiva por su entonces presidente, Javier González Fraga. El crédito, una estafa, no es casual: Vicentín fue el mayor aportante a la campaña electoral de Juntos por el Cambio (13,5 millones de pesos) y el hombre fuerte de la compañía, Alberto Padoán, quien fue presidente de la estratégica Bolsa de Comercio de Rosario, a pesar de soportar un procesamiento por aparecer involucrado en el caso del cuaderno de las coimas, fue un activo militante para alinear a la institución con el gobierno anterior.

Una empresa de la dictadura

Como todas las grandes empresas, Vicentín se enriqueció y consolidó bajo la última dictadura militar, haciendo negocios con el Estado. Como lo relata la periodista Ana Fiol en “La empresa Vicentín y el terrorismo de Estado”, al menos 22 obreros, entre ellos los 14 delegados de sección, fueron secuestrados entre enero y noviembre de 1976, marcados por la empresa, muchas veces desde dentro de la planta, con telegramas de despidos truchos que llegaban cuando los obreros estaban en cautiverio.

Esta estrecha relación con los represores era notoria con miembros de Los Pumas (guardia rural), Prefectura y Gendarmería, que se llevaban aceite y vales de nafta de la propia planta para los autos que usaban en las desapariciones. Por otro lado, los dueños de la empresa y los militares de la III Brigada Aérea tenían un trato asiduo. La llamada “patota de Reconquista”, condenada por 39 víctimas por delitos de lesa humanidad en 2013, mantenía una cercana relación con la firma.

Esta actividad genocida había sido abonada a comienzos de la década del 70, cuando la empresa generalizó prácticas anti sindicales (con detenciones incluidas) para frenar el proceso antiburocrático que ganaba peso en obreros cansados de accidentes evitables.

Según relata el dirigente y ex delegado, Efrén Venturini, ya en 1974 los obreros de Vicentín lanzaron una huelga frente a la repetición de accidentes que costaban dedos, manos, quebraduras, incluso una muerte. Estos métodos productivos sangrientos se generalizaron con la precarización laboral lograda durante los 90 y sostenida bajo los gobiernos en las últimas décadas pasadas.

Al menos 6 obreros muertos tuvo Vicentín durante los últimos años. En uno de los casos, un obrero supuestamente cayó desde una altura de 4 metros pero el cuerpo presentaba lesiones claramente más graves. En otro caso, el de Ramiro Burgueño, muerto por las pésimas condiciones de trabajo, dos jefes fueron procesados. Durante todo el proceso judicial la familia sufrió hostigamiento, los testigos fueron apretados y quebrados, cambiando su testimonio.

Puertos y narcotráfico

Vicentín y las grandes aceiteras parasitan un virtual monopolio privado del comercio exterior. Puertos desde los que se van la mayoría de las exportaciones de Argentina, es decir, que un formidable recurso estratégico para la defensa de la soberanía nacional es controlado por pulpos como Vicentín o Bunge, o multinacionales como Cargill.

No es casual el enorme peso que fue ganando el narcotráfico en las últimas décadas y sobre todo en los últimos años: los puertos de Gran Rosario y de Santa Fe no cuentan con los mínimos controles para la entrada y salida de productos. Así, mientras se ilegaliza el consumo de drogas, criminalizando al consumidor, los puertos controlados por empresas como Vicentín son utilizados por el crimen organizado con paraguas policial. Soja, cerealeras y narco criminalidad son realidades que caminan juntas.

Por otra parte, mientras el hambre acecha a un sector enorme de la población y la pobreza alcanza al 40% de los argentinos y las argentinas, las grandes cerealeras, 'pools' de siembra y grandes terratenientes especulan con el acopio de granos y la devaluación de la moneda nacional. Además, son un factor clave para el encarecimiento del pan y de todos los alimentos derivados de los granos, fundamentales en la canasta básica para la mayoría de los hogares. Durante los años del gobierno del Frente Progresista las aceiteras fueron las virtuales dueñas de la provincia. Ellas fueron el poder real que controló la economía y el destino de toda una provincia, bajo la aprobación del gobierno provincial, que hizo vista gorda ante la contaminación, ante los accidentes donde murieron obreros y ante el hecho de que un puñado de empresas maneje virtualmente el conjunto de la economía de toda una provincia. Así, se convalidó desde el Estado una fiesta para una minoría social privilegiada que fue una tragedia para las mayorías populares.

En uno de los aspectos que se pudo ver la complicidad del Frente Progresista-PS, es en la política impositiva: mientras el gobierno mató a impuestazos al pueblo trabajador, las cerealeras prácticamente no pagaron Ingresos Brutos, a pesar que son las grandes ganadoras nacionales de los últimos años.

Vicentín y las cerealeras destruyen el medio ambiente

El desprecio de las aceiteras por la vida del pueblo trabajador y su situación económica, es también un desprecio por la salud y por el cuidado del medio ambiente. Las aceiteras maximizan ganancias mientras contaminan los ríos, así como los grandes productores, ligados por múltiples lazos con esas empresas, envenenan el suelo, el aire y los productos con glifosato y otros agrotóxicos.

Para mejorar la producción de granos, las cerealeras utilizan Benceno, entre otros químicos, y los deshechos son vertidos al río. Dos cerealeras, Agroexport y Servicios Portuarios, fueron condenadas por esta práctica, que en realidad involucra a todas las empresas, incluida Vicentín.

Ho hay que convalidar el fraude, hay que estatizar Vicentín

Un juez de Santa Fe accedió al pedido y decretó la apertura del concurso de acreedores de Vicentín, que adeuda U$S 1.000 millones a los Bancos, especialmente al Nación (78% de la deuda), y otros U$S 350 millones a proveedores agropecuarios. El mayor 'default' privado desde la crisis del 2001.

¿El gobierno va a convalidar el accionar de esta verdadera asociación ilícita entre una empresa sin escrúpulos y el macrismo? ¿Se va a permitir un fraude que, si se deja correr, terminará con un curro entre Vicentín y la multinacional suiza Glencore? Hay otro camino posible, y es hacer de Vicentín un caso testigo.

Vicentín debe ser expropiada sin pago y puesta a producir bajo control de los trabajadores, en común con organizaciones de vecinos de los pueblos involucrados, y organizaciones ambientalistas y profesionales de las Universidades nacionales que podrían hacer un control del impacto ambiental de la producción.

Una empresa así bajo gestión pública permitiría mantener los puestos de trabajo, facultaría al Estado para intervenir de manera directa en la formación de precios evitando aumentos especulativos en el mercado cambiario, para evitar devaluaciones y golpes de mercado, y mostrar que se puede producir sin dañar el medio ambiente, garantizando plenos derechos para los trabajadores, tanto para organizarse como para resguardar su seguridad e higiene, evitando accidentes, con comités obreros con poder para detener la producción en casos de riesgos en la salud.

Una medida así, junto a la inmediata derogación de las concesiones privadas de los puertos, permitiría que este escandaloso manejo empresario tenga una salida a favor del pueblo trabajador, en el camino de la estatización de todas las grandes aceiteras y del monopolio del comercio exterior.

Es esta salida o permitir el fraude de las multinacionales y las grandes empresas contra los trabajadores y el pueblo.

La Haine

 

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