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Euskal Herria :: 07/09/2011

El talon de hierro y la incapacidad de la izquierda revolucionaria

Euskal Herriko komunistak

El capitalismo vive si acumula, si crece, si asegura su reproducción ampliada. Y vive de la crisis inoculada en la realidad social, esquilmando la riqueza creada por el trabajo de generaciones de mujeres, hombres y pueblos, destruyendo en su proceso la identidad, razón dialéctica de la humanidad y de sus pueblos. Comparativamente podemos afirmar que el capitalismo es como un cáncer, un crecimiento rápido y desordenado de células que acaba provocando una metástasis y con ella la muerte del individuo. LA metástasis ataca primero al cerebro y al corazón consiguiendo la -ENAJENACIÓN- de todos los componentes de una realidad humana a la que conduce progresivamente a la destrucción total.

No podemos analizar y actuar consecuentemente en esta situación -coyuntural y estructural- sin visualizar la realidad objetiva y global junto con la necesidades radicales que inciden en todos los componentes de la realidad mundial. Nuestra teoría y nuestra práctica, debe estar inmersa en la lucha mundial de la humanidad contra el Capital. El hundimiento del mal llamado "socialismo real" ha dejado al desnudo al capitalismo real, el auténtico Talón de hierro que está conduciendo al ser humano al desastre. Como una maldición volvemos al ciclo de los años 30 pero con peligros aún mayores.

El modelo económico mundial se encuentra hoy en la más compleja, desconocida y peor crisis que ha padecido. Repite rasgos esenciales de las precedentes pero con problemas nuevos, desconcertantes por sus honduras y gravedad. Es una crisis global que afecta a todas y cada una de las partes del capitalismo y también, por primera vez en su historia, a la naturaleza de su capacidad regenerativa.

CINCO PROBLEMAS.

Esta realidad histórica se evidencia en cinco problemas:

Es una crisis económica como todos y todas sabemos: sobreproducción y subconsumo, paro estructural, inflación sostenida, pobreza generalizada...Pero esta vez , como también ocurrió en la Gran Depresión de 1929 y en la de los cuarenta, el capitalismo nos ha enseñado como hacer virtud de la tragedia, tomando la iniciativa ejerciendo su dictadura a través de la larga mano del imperialismo sobre los estados utilizando el sistema circulatorio del capital financiero que definitivamente se desnuda ante la actitud imbécil y sumisa de un mundo que no discute y obedece su propia ejecución.
Es una crisis política estatal. Definitivamente los estados, las "democracias" y todas las instituciones mundiales han destapado su verdadero contenido de dominación y están terminando de legislar, por medio de una clase política podrida, la nueva situación, renegando consecuentemente de "derechos y bienestares" que, aunque salvajemente insuficientes, mantenían la hipocresía de justicia y bien común.

Y hemos certificado y demostrado que el totalitarismo puro y duro estaba ya instalado en las instituciones burguesas. Así pues, surge una vez más la necesidad de romper los estados, de crear espacios de liberación, de recuperar la identidad humana, la identidad de los pueblos, la humanidad de una cultura y unos valores que sólo nosotros mismos podemos decidir y asumir.

No hay solución dentro del sistema. Y no hay otra forma de luchar contra el pesado ejército del Talón de hierro, que la multitud de guerrillas nacidas en cada frente de los estados clásicos en cuanto a instrumentos clave de la historia y de la estructuración del sistema mundial.

Los fenómenos de globalización económica, las multinacionales, la impunidad del capital financiero, que se infiltra y burla todas las fronteras y normas proteccionistas, la dictadura de media docena de transnacionales en el mercado de la información y la cultura, etc. Estas fuerzas están envejeciendo a los estados. Evidentemente, el modelo estatal de organización no va a desaparecer, por mucha palabrería que gasten en el discurso cercano los cosmopolitas y ciudadanos del mundo hablando de Europa, pero sí es cierto que los poderes económicos le desplazan de cotas de poder y le trascienden. Es por ende el agotamiento del estado del bienestar que se ve incapaz de mantener los gastos públicos y los salarios sociales, encadenado además por la crisis fiscal derivada a su vez por la económica.

3. Es una crisis socio-cultural de los valores y las normas, las disciplinas laborales, la organización del trabajo, la cultura de integración y de control "parlamentario" típicas de los felices años de expansión. Todos esos códigos se resquebrajan rápidamente. Se está generando un vacío que es confusión. Surgen modas, hábitos precarios, tendencias racistas, xenófobas y homófobas, neofascistas e iluminados, adivinadores, sectas... Nada de ello tiene excesivo fundamento. Definitivamente el vacío de identidad humana de hombres y mujeres libre vá siendo rellenado por el sumiso "sentido común" diseñado en las "burocracias de mercado". De momento sabemos que es un vacio del que puede surgir cualquier cosa, desde fanatismo religioso hasta suicidios colectivos, incluso guerras de descomposición y emigraciones masivas. Es el caos rodeado de pequeños núcleos de resistencia.

4. Es una crisis de supervivencia del planeta en sentido humano del término. Es mucho más que una crisis ecológica o de agotamiento de materias primas y energéticas, o de ruptura de los equilibrios regenerativos del ecosistema.

Es una crisis política internacional de imprevisibles consecuencias. Aunque EEUU sigue controlando el grueso del poder político-militar mundial, su declive económico es apreciable, lo que genera un "desorden mundial" reconocible hoy a simple vista, sobre todo si lo contrastamos con el férreo orden existente entre 1945-1975.

El imperialismo en la actualidad carece de la unidad y la dirección mundial de la que gozó en épocas pasadas. La aparición de los BRICS añade además a muchos más actores con poder económico a la escena internacional.

La actual situación internacional no se comprende sin analizar los resultados prácticos de las estrategias globales aplicadas a escala mundial a lo largo de casi 30 años, de 1965 a 1992. La década de los 80 fue clave en el desarrollo del neoliberalismo iniciado ya en 1973 con el golpe de estado en Chile dando el pistoletazo de "salida oficial" al dominio del capital financiero y a la deslocalización masiva de empresas que se asomaban ya entre bastidores en el escenario mundial.

ACUMULACIÓN Y RAPIÑA. REGIONALIZACIÓN DE LOS CONFLICTOS.

La crisis actual está siendo instrumentalizada como medio de aumentar el poder y la dominación del Norte sobre el Sur y la explotación de las semi-periférias, periferias (véanse los PIGS) y arena mundial por el Talón de hierro a escala mundial.

Pero en el interior mismo del imperialismo se incrementa la masa de pobres, parados de larga duración, marginados con especial impacto en la mujer, los jóvenes y en un futuro no muy lejano la ancianidad también.

Sin embargo, y en EHK lo hemos repetido hasta la saciedad, ninguna crisis por dura y prolongada que sea (y la actual lo es), supone obligatoriamente el hundimiento definitivo del capitalismo. Al contrario, es un mecanismo de corrección.

La crisis destruye riqueza, capital acumulado, infraestructuras y fuerza obrera y popular. Esa misma destrucción posibilita su renovación (destrucción creativa de schumpeter). A la vez permite a las fracciones más poderosas del Talón de hierro imponer sus condiciones.

A falta de una conflagración mundial como en 1914 y 1939, uno de los objetivos actuales del imperialismo es la regionalización de los conflictos. Libia ha cumplido con creces esas expectativas y desde luego no será la única. Por tanto, la salida de la crisis del capitalismo sigue siendo la guerra.

A partir de la guerra fría las crisis han venido dando paso a los sucesivos conflictos: Corea, Cuba,Vietnam, Colombia, Chile, Yugoslavia, Irak, Afganistán.. . y ya estamos en Libia. Hoy podemos comprobar definitivamente, cómo el último medio siglo ha sido una contínua guerra latente creada por el imperialismo.

Las crisis son momentos cruciales, puntos de inflexión de la historia de la lucha de clases y de las evoluciones a largo plazo. La crisis es el momento crucial en la lucha de clases en que se alza la muga infranqueable entre las dos alternativas: DOMINCIÓN o LIBERACIÓN, ELLOS o NOSOTROS.

DEBILIDAD MANIFIESTA EN EL PLANO INTERNACIONAL.

Lo acaecido en Libia ha sido algo más que un conflicto en el que el imperialismo nos ha metido un gol estratégico. Libia ha sacado de nuevo a la palestra la debilidad, en todos los ámbitos, de la Izquierda revolucionaria. Falta de proyección, poca o ninguna unidad de criterios y organización para enfrentarse al imperialismo serían los factores a tener en cuenta para entender lo que le sucede a la esperanza del género humano. Sólo una nueva internacional desde bases sólidas ayudaría a aliviar el tremendo vacio que hay a este respecto. Es un reto que sigue pendiente y que por el momento no tiene visos de resolverse.

DEBILIDAD MANIFIESTA EN EUSKAL HERRIA.

Euskal Herria ha sufrido al igual que otros pueblos las consecuencias profundas y duraderas de los cambios en los ciclos capitalistas. Nuestro futuro, nuestro pasado y nuestro presente, se mueven dentro de los cauces objetivos descritos. No seríamos fieles a nuestra identidad de viejo pueblo creativo y rebelde en el camino de la libertad, de no asumir nuestra responsabilidad aquí y ahora en el contexto crítico mundial.

O la izquierda de Euskal Herria asume el compromiso de diagnosticar, proponer y asumir la dirección del pueblo trabajador frente a esta crisis o lo harán los transformistas de la "socialdemocracia" desde el otro lado de la barricada y en un momento en que el Talón de hierro ya ha decidido, sin contemplaciones, arrasar hasta el final.

Hoy la revolución es sumar, sumar dialécticamente, sumar hacia la izquierda, asumiendo ordenadamente todas las batallas de la libertad y en todos los frentes nacidos desde la raíz del pueblo trabajador y los sectores populares. Mañana puede ser nunca. El camino es construir ya la independencia desde abajo y con los de abajo.

Euskal Herria puede y tiene que ser un frente imposible ante los ataques ,ya sistemáticos, de las bandas financieras que han sometido los estados de Europa. No hay otro camino. Toda tentación defensiva, de asumir la triste historia de la socialdemocracia, agradecida con virtuales reformas dentro del sistema, supone retomar el tren en el último tramo hacia el desastre al que el Talón de hierro nos envía.

Nuestro deber como comunistas organizados de la Izquierda Abertzale es actuar con realismo y perspectiva, la grave situación así lo exige, con lealtad, sin cortoplacismos absurdos, poniendo toda la carne en el asador de la praxis, sabiendo que es ahí, en la calle y en el día a día, donde se forjan los acuerdos que ponen las bases de futuros entendimientos.

Hoy en Euskal Herria es más que nunca necesario el único camino hacia la libertad sin condiciones.

¡ PATRIA, SOCIALISMO o CAOS!

 

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