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Europa :: 16/04/2020

La guerra sucia contra Assange en su refugio ecuatoriano de Londres

Lourdes Gómez
El espionaje sistemático al que fue sometido permitió al régimen de EEUU bloquear una operación para sacar a Assange del Reino Unido el 25 de diciembre de 2017

El Servicio Nacional de Inteligencia de Ecuador (SENAIN) confió, durante la presidencia de Rafael Correa, la seguridad de la legación londinense al exmilitar español David Morales Guillén y a su empresa Undercover Global (UC Global), para portegerla de posibles interferencias de EEUU o Inglaterra. Sin saber que este militar colaboraba con la inteligencia estadounidense.

Pero en los 18 o 20 meses previos a la ruptura del contrato en el verano de 2018, nadie escapó al cerco de cámaras con sonido camuflado y micrófonos ocultos que se instalaron subrepticiamente en el refugio de Assange, en el barrio de Knightsbridge, según se desprende de la querella iniciada en Madrid por los abogados del periodista australiano, mientras batalla desde prisión contra la orden de extradición a EEUU.

Un 'gran hermano' encubierto

"En esos años los querellados crearon una suerte de 'Gran Hermano' en el que se controlaron todos los movimientos del señor Assange y las personas cercanas al mismo", observa el escrito de la denuncia criminal que está investigando la Audiencia Nacional de España.

Incluso el entonces jefe del SENAIN, Rommy Vallejo, quedó registrado en el servidor y la base de datos de las actividades del "Hotel" (Embajada) y las visitas del "Huesped" (Assange) que Morales puso a disposición de su "cliente [norte]americano", como consta en evidencias expuestas ante el juez.

Vallejo visitó a Assange el 21 de diciembre de 2017 cuando "se estaba dilucidando la posibilidad" de sacarle del país con pasaporte diplomático ecuatoriano y, por tanto, al amparo de "las inmunidades y la inviolabilidad de la Convención de Viena de 1961", según explicó a Sputnik el abogado Aitor Martínez, del equipo internacional que defiende al ciberactivista.

Sospechas de doble espionaje

"Diseñamos la operación entre seis o siete personas máximo. Julian estaba muy paranoico porque sospechaba que la empresa le estaba espiando. Me metía en el cuarto de baño, abría el grifo y allí hablábamos. Algunos no le creímos, pero tenía toda la razón", relata el abogado español.

Vallejo sería la última pieza del plan, el coordinador de la salida del edificio y del viaje a un "tercer Estado", que finalmente zozobró debido al soplo del dueño de UC Global a sus contactos en Las Vegas Sands, el imperio de casinos propiedad de Sheldon Adelson, magnate judío y sionista, patrocinador de la campaña presidencial de Donald Trump, cercano a Mike Pompeo y asiduo donante del Partido Republicano.

"El último paso era el del jefe del SENAIN, Rommy Vallejo, quien visitó a Julian para matizar cómo iba a salir de la embajada, dónde se iba a colocar el coche diplomático, si hacían un ensayo previo con algún diplomático… eran cuestiones de la operativa física de la salida, que iba a ser el 25 de diciembre", recuerda Martínez.

Bolivia, Venezuela, Grecia, Serbia, Bélgica o China se barajaron entre los posibles destinos de la estudiada escapada del Reino Unido del australiano.

"Buscábamos a contrarreloj un país que le admitiera y había muchas opciones, pero Rusia no fue una. Julian no quería ir a Rusia porque eso alimentaba la teoría de la conspiración de que era un agente ruso", señala en la entrevista con Sputnik.

Saltan las alarmas

David Morales recibió, la misma noche del 21 de diciembre, el informe detallado de la visita de Vallejo a la Embajada ecuatoriana y un enlace electrónico con las grabaciones audiovisuales de la jornada, que solicitó "insistentemente" a sus operarios en correos incluidos ahora en la querella.

Al día siguiente, EEUU remitió a Londres una orden internacional de detención del ex director de WikiLeaks. A su vez, el embajador estadounidense en Quito expresó su oposición al plan urgido en forma totalmente secreta entre un puñado de personas, lo que dejó en claro la existencia del espionaje, según consta en documentación judicial a la que ha tenido acceso Sputnik.

"Carece de sentido que el contratista espíe a quien le contrata… evidencia que los servicios de espionaje se realizaban para la inteligencia de EEUU a través de sus intermediarios en Las Vegas Sands", se argumenta en la acción penal contra Morales y UC Global.

Testigos protegidos

La investigación de la Audiencia de Madrid proyecta un foco crucial sobre el proceso británico de extradición, que EEUU activó en cuanto Assange fue detenido en la legación ecuatoriana hace ya un año.

Exempleados de UC Global están dispuestos a testificar por vídeo conferencia si el Tribunal de Westminster garantiza proteger sus identidades a un nivel similar al que gozan en España.

Se trata de tres testigos protegidos que depositaron ante el juez José de la Mata copias de seguridad de los ordenadores de la empresa, bandejas de correos electrónicos y otros testimonios de la abusiva violación de la privacidad de Assange y la intercepción de conversaciones sobre sus opciones legales contra EEUU o su estado de salud, entre otros asuntos delicados.

Martínez considera "inconcebible que la Justicia británica" siga denegando la libertad cautelar a su cliente en plena pandemia del coronavirus y que se mantenga el calendario de las vistas públicas, previstas para reanudarse el 18 de mayo.

"Tienen a Julian absolutamente confinado en la celda 23 horas y media al día; no puede preparar ningún proceso judicial porque sus abogados no le pueden visitar. ¿Qué derecho a la defensa tiene? Es todo un dislate", denuncia.

El letrado cree que "Morales (ahora en libertad condicional) está totalmente pillado" y que las grabaciones efectuadas en la embajada aportarán "sorpresas" en el juicio de extradición contra el fundador de la pionera plataforma de filtraciones.

Sputnik / La Haine

 

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