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Mundo :: 12/01/2012

¿Qué está sucediendo en Escocia?

EHK
En el Parlamento escocés hay muchos pequeños partidos con posiciones políticas variadas pero en los que predomina fuertemente el independentismo

La cosa viene de atrás. Las elecciones del 2007 al Parlamento escocés ya estuvieron protagonizadas por el SNP que lanzó un manifiesto a favor de la independencia, subrayando la capacidad de Escocia para autogobernarse y la viabilidad de un proyecto escocés como un nuevo estado-nación. En todos estos años el SNP ha sido capaz de mantener su hegemonía, ampliar sus campos de acción y atraerse para si a cada vez más sectores de la población.

Es llamativa la reacción generada por ese movimiento en torno al posible referéndum y a su resultado. Voces cualificadas en Londres afirman que pese a no compartir la idea de la independencia de Escocia, sería “impensable intentar bloquearla” en caso de que cuente con apoyo mayoritario.

A nadie se le escapa que la cuestión social no se encuentra encima de la mesa y quizás sea por eso que el Gobierno de londres no se oponga a lo que suceda si en el referendum triunfan las posiciones independentistas. Todo es posible mientras se mantenga el Status Quo capitalista.

La demanda por la independencia escocesa se basa en la idea de que Escocia, como una nación con una cultura e identidad diferentes a las inglesas, puede separarse del Reino Unido y volver al estado de independencia perdido en 1707.

El movimiento por la independencia es muy diverso y abarca desde aquellos que quieren un avance gradual hacia la independencia a través de una “devolución” progresiva de Gobierno, a los que desean convertirse inmediatamente en un estado independiente. En 1999, se creó un Parlamento escocés, devolviendo algunos poderes legislativos. Junto con la reinstitución de una legislatura, el establecimiento del ejecutivo escocés trajo unos mayores poderes administrativos. Los independentistas afirman, sin embargo, que el Parlamento escocés y el ejecutivo representan tan sólo un estado intermedio en la transición hacia un estado-nación separado.

El movimiento independentista es muy variado y abarca muchos campos de la esfera política. El SNP se presenta como un movimiento variado, que subordina las diferentes opciones ideológicas al principio independentista. En el Parlamento escocés hay muchos pequeños partidos con posiciones políticas variadas pero en los que predomina fuertemente el independentismo. En las elecciones del 2003, la subida del Partido Verde Escocés y del Partido Socialista Escocés llevó al aumento de miembros del Parlamento escocés favorables a la independencia. El Partido Socialista Escocés llevó a cabo protestas republicanas contra el Juramento a la Reina.

Los partidarios de la independencia escocesa continuaban teniendo opiniones contrapuestas sobre la autonomía, un movimiento que incluía a muchos partidarios de continuar con la unión, si bien en un marco de descentralización dentro del Reino Unido. Dentro del campo independentista, algunos vieron al autonomismo como un paso hacia la independencia, mientras que otros deseaban llegar inmediatamente a la separación.

Uno de los temores de muchos escoceses no convencidos por los argumentos independentistas es que una Escocia independiente sería económica y políticamente débil. En respuesta a esto, los independentistas citan asiduamente el éxito de otros pequeños países del norte de Europa como Irlanda, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suecia, Finlandia o los Países Bajos. Con la llegada del nuevo milenio, el Partido Nacional Escocés (abandonando su posición anterior contraria a la integración europea) ha empleado el eslogan “Independencia en Europa” sugiriendo que la Unión Europea es el entorno ideal para el florecimiento de los pequeños estados.

Los argumentos económicos a favor y en contra de la independencia son complejos y discutidos. Algunos de los opuestos a la independencia arguyen que Escocia es económicamente más fuerte dentro del Reino Unido, ya que un país de cinco millones de personas (Escocia) nunca sería tan fuerte económica, militar o políticamente como un país de 60 millones, suponiendo que ambos países son igualmente bien gestionados. Otros afirman que, como parte de un estado británico unitario, los escoceses tienen más influencia en asuntos internacionales: una Escocia independiente no tendría asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, por ejemplo. Algunos escoceses europeístas dicen que no es necesaria la independencia en una Europa que tiende hacia unificación, aunque la crecida del euroescepticismo en el Reino Unido desde la década de 1990 hace que estos argumentos tengan menos fuerza.

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