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Medio Oriente :: 18/12/2025

Genocidio con otro nombre

Chris Hedges
El 82% de los judíos israelíes apoya la limpieza étnica de toda la población de Gaza y el 47% apoya el asesinato de todos los civiles en las ciudades capturadas por el ejército de Netanyahu

Primero, fue el derecho de Israel a defenderse. Luego fue una guerra, a pesar de que, según la propia base de datos de inteligencia militar de Israel, el 83% de las víctimas eran civiles. Los 2,3 millones de palestinos de Gaza, que viven bajo un bloqueo aéreo, terrestre y marítimo israelí, no tienen ejército, fuerza aérea, unidades mecanizadas, tanques, marina, misiles, artillería pesada, flotas de drones asesinos, sofisticados sistemas de rastreo para cartografiar todos los movimientos, ni un aliado como EEUU, que le ha proporcionado a Israel al menos 21.700 millones de dólares en ayuda militar desde el 7 de octubre de 2023.

Ahora hay un «alto el fuego». Excepto, por supuesto, que, como de costumbre, Israel sólo ha cumplido la primera de las 20 condiciones. Ha liberado a unos 2.000 prisioneros palestinos recluidos en cárceles israelíes --1.700 de los cuales fueron detenidos después del 7 de octubre-- y ha devuelto unos 300 cadáveres de palestinos a cambio de la liberación de los 20 prisioneros israelíes que quedaban.

Israel ha violado todas las demás condiciones. Ha arrojado el acuerdo --negociado por Trump sin la participación palestina-- a la hoguera junto con todos los demás acuerdos y pactos de paz anteriores relativos a los palestinos. El incumplimiento flagrante y generalizado por parte del régimen israelí de los acuerdos internacionales y el derecho internacional: Israel y sus aliados se niegan a acatar tres conjuntos de órdenes jurídicamente vinculantes de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) y dos opiniones consultivas de la CIJ, así como la Convención sobre el Genocidio y el derecho internacional humanitario, presagian un mundo en el que la ley es lo que dicen los países más avanzados militarmente.

El falso plan de paz --«Plan integral del presidente Donald J. Trump para poner fin al conflicto de Gaza»--, en un acto de sorprendente traición al pueblo palestino, fue respaldado por la mayoría del Consejo de Seguridad de la ONU en noviembre, con la abstención de China y Rusia. Los Estados miembros se lavaron las manos con respecto a Gaza y dieron la espalda al genocidio.

La adopción de la resolución 2803 (2025), como escribe el experto en Oriente Medio Norman Finkelstein, «fue al mismo tiempo una revelación de insolvencia moral y una declaración de guerra contra Gaza. Al proclamar nulo y sin efecto el derecho internacional, el Consejo de Seguridad se proclamó a sí mismo nulo y sin efecto. Frente a Gaza, el Consejo se transformó en una conspiración criminal».

Se supone que en la siguiente fase HAMAS (Movimiento de Resistencia Islámica por sus siglas en árabe) entregará sus armas e Israel se retirará de Gaza. Pero estos dos pasos nunca se darán. HAMAS, junto con otras organizaciones palestinas, rechaza la resolución del Consejo de Seguridad. Afirman que sólo se desarmarán cuando termine la ocupación y se cree un Estado palestino. El primer ministro del régimen sionista Benjamin Netanyahu ha prometido que, si HAMAS no se desarma por las buenas, lo hará «por las malas».

La «Junta de Paz», encabezada por Trump, gobernará ostensiblemente Gaza junto con mercenarios armados de la Fuerza Internacional de Estabilización aliada con Israel, aunque ningún país parece ansioso por comprometer sus tropas. Trump promete una Riviera de Gaza que funcionará como una «zona económica especial», un territorio que operará al margen de la ley estatal y estará gobernado íntegramente por inversores privados, como la "ciudad modelo" respaldada por Peter Thiel en Honduras. Esto se logrará mediante el traslado «voluntario» de los palestinos, a los que se les ofrecerán tokens digitales a cambio de las tierras que tengan la suerte de poseer. Trump declara que EEUU «se hará con el control de la Franja de Gaza» y «será su propietario». Se trata de un retorno al régimen de los virreyes, aunque al parecer no del odioso Tony Blair. Los palestinos, en uno de los puntos más ridículos del plan, serán «desradicalizados» por sus nuevos amos coloniales.

Pero estas fantasías nunca se harán realidad. Israel sabe lo que quiere hacer en Gaza y sabe que ninguna nación intercederá. Los palestinos lucharán por sobrevivir en condiciones primitivas y deshumanizantes. Serán traicionados, como lo han sido tantas veces en el pasado.

Israel ha cometido 738 violaciones del acuerdo de alto el fuego entre el 10 de octubre y el 12 de diciembre, incluyendo 358 bombardeos terrestres y aéreos, el asesinato de al menos 383 palestinos y causado heridas a otros 1.002, según la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza y el Ministerio de Salud palestino. Esto supone una media de seis palestinos muertos al día en Gaza, frente a la media de 250 al día antes del «alto el fuego». Israel afirmó haber matado el sábado a un alto mando de HAMAS, Raed Saad, en un ataque con misiles contra un coche en la carretera costera de Gaza. Al parecer, otras tres personas también murieron en el ataque.

El genocidio no ha terminado. Sí, el ritmo se ha ralentizado. Pero la intención sigue siendo la misma. Es una matanza a cámara lenta. El número diario de muertos y heridos --con un número cada vez mayor de personas que enferman y mueren a causa del frío y la lluvia-- no es de cientos, sino de docenas.

En diciembre se permitió la entrada a Gaza de una media de 140 camiones de ayuda al día --en lugar de los 600 prometidos-- para mantener a los palestinos al borde de la hambruna y garantizar una malnutrición generalizada. En octubre, según UNICEF, se diagnosticó malnutrición aguda grave a unos 9.300 niños menores de cinco años en Gaza. Israel ha abierto el paso fronterizo con Egipto en Rafah, pero sólo para los palestinos que abandonen Gaza. No está abierta para aquellos que quieren regresar a Gaza, tal y como se estipula en el acuerdo. Israel ha ocupado alrededor del 58% de Gaza y está desplazando constantemente su línea de demarcación --conocida como «la línea amarilla»-- para ampliar su ocupación. Los palestinos que crucen esta línea arbitraria --que cambia de forma constante y está mal señalizada, cuando lo está-- son asesinados a tiros o volados por los aires, aunque sean niños.

Los palestinos están siendo hacinados en un campo de concentración cada vez más pequeño, fétido y superpoblado hasta que puedan ser deportados. El 92% de los edificios residenciales de Gaza han sido dañados o destruidos y alrededor del 81% de todas las estructuras están dañadas, según estimaciones de la ONU. La Franja, de sólo 40 kilómetros de largo y 12 kilómetros de ancho, ha quedado reducida a 61 millones de toneladas de escombros, incluidos nueve millones de toneladas de residuos peligrosos que contienen amianto, residuos industriales y metales pesados, además de municiones sin detonar y entre 10.000 y 40.000 cadáveres en descomposición. Casi no hay agua potable, electricidad ni tratamiento de aguas residuales. Israel bloquea los envíos de materiales de construcción, incluidos cemento y acero, materiales para refugios, infraestructura hídrica y combustible, para que no se pueda reconstruir nada.

El 82% de los judíos israelíes apoya la limpieza étnica de toda la población de Gaza y el 47% apoya el asesinato de todos los civiles en las ciudades capturadas por el ejército israelí. El 59% apoya hacer lo mismo con los ciudadanos palestinos de Israel. El 79% de los judíos israelíes afirma que «no les preocupa demasiado» o «no les preocupa en absoluto» las noticias sobre la hambruna y el sufrimiento de la población de Gaza, según una encuesta realizada en julio. Las palabras «Borrar Gaza» aparecieron más de 18.000 veces en publicaciones en hebreo en Facebook sólo en 2024, según un nuevo informe sobre el discurso de odio y la incitación contra los palestinos.

La forma más reciente de celebración genocida en Israel --donde las redes sociales y los canales de noticias se burlan habitualmente del sufrimiento de los palestinos-- es la aparición de sogas doradas en las solapas de los miembros del partido político de extrema derecha Otzma Yehudit, la versión israelí del Ku Klux Klan, incluida la que lleva el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir.

Están impulsando un proyecto de ley en la Knesset que busca imponer la pena de muerte a los palestinos que «causen intencionalmente o por indiferencia la muerte de un ciudadano israelí», si se considera que están motivados por «racismo u hostilidad hacia un pueblo» y con el propósito de dañar al régimen israelí o «el renacimiento del pueblo judío en su tierra», explica el grupo israelí de DDHH Adalah. Más de 100 palestinos han sido asesinados en cárceles israelíes desde el 7 de octubre. Si el nuevo proyecto de ley se convierte en ley --ya ha superado la primera lectura--, se sumará a la oleada de más de 30 leyes antipalestinas promulgadas desde el 7 de octubre.

El mensaje que el genocidio envía al resto del mundo, donde más de mil millones de personas viven con menos de un dólar al día, es inequívoco: lo tenemos todo y, si intentáis quitárnoslo, os mataremos.

Este es el nuevo orden mundial occidental. Se parecerá a Gaza. Campos de concentración. Hambre. Destrucción de las infraestructuras y la sociedad civil. Asesinatos en masa. Vigilancia generalizada. Ejecuciones. Tortura, incluyendo palizas, electrocución, ahogamiento simulado, violación, humillación pública, privación de alimentos y denegación de atención médica, prácticas habituales con los palestinos en las prisiones israelíes. Epidemias. Enfermedades. Fosas comunes donde los cadáveres son arrojados con excavadoras a fosas sin identificar y donde los cuerpos, como en Gaza, son desenterrados y destrozados por manadas de perros salvajes hambrientos.

No estamos destinados al Shangri-La que venden a un público crédulo académicos fatuos como Stephen Pinker. Estamos destinados a la extinción. No sólo a la extinción individual --que nuestra sociedad consumista intenta ocultar con furia vendiendo la fantasía de la eterna juventud--, sino a la extinción total, a medida que las temperaturas aumentan y hacen que el planeta sea inhabitable. Si creen que la especie humana responderá racionalmente al ecocidio, están lamentablemente desconectados de la naturaleza humana. Necesitan estudiar Gaza. Y la historia.

Si viven en el Norte Global, podrán contemplar el horror, pero poco a poco este horror, a medida que el clima se degrada, migrará a sus hogares, convirtiéndonos a la mayoría en palestinos. Dada nuestra complicidad en el genocidio, es lo que nos merecemos.

Los imperios, cuando se sienten amenazados, siempre recurren al genocidio. Pregunten a las víctimas de los conquistadores españoles. Pregunten a los nativos norteamericanos. Pregunten a los herero y los nama. Pregunten a los armenios. Pregunten a los supervivientes de Hiroshima o Nagasaki. Pregunten a los indios que sobrevivieron a la hambruna de Bengala o a los kikuyu que se rebelaron contra sus colonizadores británicos en Kenia. A los refugiados climáticos les llegará su turno.

Este no es el final de la pesadilla. Es el principio.

The Chris Hedges Report

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dD0S