|
Miles de personas marcharon en Madrid para denunciar la farsa de la tregua en Gaza
Miles de personas recorrieron el centro de la ciudad para denunciar lo que consideran un “alto el fuego ficticio” en Gaza y para reclamar que España rompa definitivamente sus vínculos diplomáticos, comerciales y militares con Israel. La manifestación, convocada a las 18:00, avanzó entre Atocha y la Gran Vía en una tarde fría, coloreada por las banderas palestinas y el sonido constante de cánticos que atravesaban el Paseo del Prado y la calle Alcalá.
La marcha coincidió con el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, una fecha que la ONU conmemora desde 1975 y que recuerda la fallida partición de Palestina aprobada por la Asamblea General en 1947. Setenta y ocho años después, los colectivos convocantes sostienen que aquel reparto abrió un ciclo de colonización t desposesión que continúa vigente y que explica, en parte, la situación actual en Gaza y Cisjordania.
Un alto el fuego que los manifestantes consideran “papel mojado”
Diversos participantes rechazaron frontalmente la noción de tregua, argumentando que la pausa humanitaria anunciada por el régimen de Netanyahu se viola a diario y supone la continuación del genocidio para la población palestina. Lo describieron como “un timo para ganar tiempo”. Otros asistentes criticaron la actitud de las potencias occidentales, a las que señalan por permitir —al no vetar resoluciones recientes del Consejo de Seguridad— la continuidad del statu quo.
Las acusaciones de complicidad también alcanzaron al Gobierno 'socialista' español. Las medidas anunciadas por el Ejecutivo “no pasan de un gesto vacío” y no se traducen en un freno efectivo al suministro de material militar al régimen israelí. “Nos han vuelto a vender humo”.
Tres demandas: embargo total de armas, ruptura de relaciones y reconocimiento pleno de derechos
La movilización, apoyada por organizaciones sociales y políticas —entre ellas Podemos, Anticapitalistas, el Sindicato de Estudiantes y la Coordinadora Juvenil Socialista—, articuló un mensaje nítido: frenar todo intercambio militar con Israel, suspender relaciones institucionales y defender el derecho del pueblo palestino a vivir en libertad y con autonomía sobre su territorio.
Los eslóganes coreados durante la marcha insistieron en esa línea, acompañados de kufiyas, pancartas y columnas propias de distintos colectivos.
Un manifiesto que habla de “traición histórica”
La lectura del manifiesto final, a la altura de la calle Montera, acusó a la comunidad internacional de haber fallado en 1947 y de continuar haciéndolo en la actualidad. Para los convocantes, la partición de Palestina dio inicio a un proceso de colonización supremacista que desembocó en expulsiones masivas, desigualdad estructural, genocidio y un régimen de apartheid.
El texto denunció la violencia creciente en Cisjordania, donde —según explicaron— grupos de colonos armados actúan con la protección del ejército israelí. También subrayó que la resistencia palestina se ampara en el derecho internacional y que la comunidad global debe “asumir su responsabilidad política y moral” para detener la devastación de Gaza.
El manifiesto incluyó un llamado explícito a gobiernos y empresas que mantienen vínculos con Israel, a quienes responsabiliza de sostener económicamente la ocupación. “Si no fuera rentable, no continuaría”, afirmaron los portavoces. Entre sus nueve exigencias al Gobierno 'socialista' español figuran garantizar la entrada de ayuda humanitaria, suspender por completo el comercio de armas, romper todos los acuerdos institucionales y empresariales y poner fin a la criminalización de la solidaridad con Palestina, incluida la derogación pendiente de la Ley de Seguridad Ciudadana.
Protestas en todo el país
La concentración en Madrid formó parte de una movilización coordinada por la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (Rescop), que llamó a protestar este fin de semana en una cincuentena de municipios. La jornada volvió a reunir a miles de personas en distintas ciudades. En Barcelona, centenares de manifestantes se congregaron en el Parc de Joan Miró; en València, la protesta multitudinaria fue en la Plaça del Ajuntament.