El cambio superficial del "modelo neoliberal" no altera la condición histórico- estructural de la dependencia, ni su relación con el actual régimen político
"Es falso el discurso gubernamental de la disminución de la pobreza, observamos cómo de forma consistente, tres cuartas partes de la población ocupada se halla en pobreza extrema, y esa situación es indiferente a la máscara de los incrementos de papel que ocultan la verdadera situación de las clases trabajadoras de México".
Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM. Reporte de Investigación n. 138.
Hemos insistido en el carácter nefasto y parasitario del capitalismo neoliberal. Esta fue la forma predominante que asumió en México prácticamente durante casi cuarenta años donde se profundizó la dependencia, el subdesarrollo y el atraso; se desnacionalizaron y/o privatizaron las empresas del sector público en beneficio del capital internacional y se sometió a la población a altos índices de pobreza, desigualdad, desempleo, marginalidad social, precarización sociolaboral y superexplotación de la fuerza de trabajo.
Algunos analistas e intelectuales apostaban a que con el arribo del nuevo gobierno el 1 de diciembre de 2018 las cosas cambiarían en "favor del pueblo" y el eslogan de la "cuarta transformación" se hizo dogma de gobierno. Ciertamente que hubo un cambio en la forma de la política económica que caracterizamos como neoliberal-desarrollismo consistente, hasta ahora, en una mezcla de privatización, libertad de mercado para los poseedores de los medios de producción y los comerciantes, ausencia de una reforma fiscal que grave los ingresos de los multimillonarios, manutención de los esquemas mercantiles impuestos por los gobiernos anteriores en materia de educación, seguridad social (como las Afores), etc. y una cierta intervención gubernamental que ha implicado, por ejemplo, nacionalizar los yacimientos de litio (aunque no se excluye la inversión privada en la explotación del mineral o en la industria petrolera); y sobre todo, mediante programas sociales destinados a sectores considerados "vulnerables" y que ha sido la panacea del nuevo régimen, aunque hay que aclarar que este tipo de programas sociales ya se venían implantando por los gobiernos de derecha anteriores del PRI y del PAN y eran muy bien vistos por el Banco Mundial que los consideraba indispensables, no tanto para erradicar la pobreza, sino para disminuir o anular el conflicto social y la lucha de clases.
Quizás uno de los expedientes del desarrollismo neoliberal, que recuerda los implementados por los llamados "gobiernos del nacionalismo revolucionario" [1929-1982], sea el Plan México implementado por la actual administración. Consiste en impulsar una "estrategia integral de desarrollo" con la participación mixta del capital nacional y extranjero en sectores como automotriz, turismo, manufacturas e informática, además del desarrollo de infraestructura como carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. Este Plan, en algunos puntos, es muy parecido al fracasado Plan Puebla-Panamá (PPP) del expresidente Vicente Fox (2000-2006).
Este cambio superficial del "modelo neoliberal" no altera la condición histórico- estructural de la dependencia, ni su relación con el actual régimen político; por el contrario, hay una adaptación entre ambos con cargo a visibilizar y dar cauce a las profundas contradicciones acumuladas desde los regímenes anteriores para hacer funcional el capitalismo mexicano y evitar no solo un cambio de régimen, sino de modo de producción.
Hasta ahora, esta ha sido la función y el objetivo principal de los progresismos latinoamericanos que han sucumbido, uno a uno, como bolos de boliche, conforme agotan sus proyectos aparentemente anti-neoliberales, al mismo tiempo que las derechas decrépitas, generalmente con el apoyo y asesoría de Estados Unidos, toman la batuta y se erigen nuevamente en gobierno, incluso, con una parte del apoyo popular. Es lo que está ocurriendo hoy en países como Argentina, Bolivia, Ecuador, El Salvador o Chile donde la derecha ha llegado al poder fortalecida, sin necesidad de perpetrar golpes de Estado.
Ante el descalabro y casi extinción de los partidos burgueses PRI y PAN llegó Morena en 2018 con un proyecto "alternativo" cuyo eje era la "lucha contra la corrupción" y una política asistencialista de reparto de beneficios sociales para determinados sectores de la sociedad, además de la implementación de algunos proyectos de carácter extractivista como el Tren Maya, la construcción de una refinería petrolera (en el puerto de "Dos Bocas", en el Municipio Paraíso de Tabasco), el Corredor Transístmico y el Aeropuerto de Santa Lucía "Felipe Ángeles", entre otros.
Es más debido a la incapacidad de esa derecha hasta ahora para recomponerse y construir un proyecto frente al oficialismo, que este mantiene todavía una mayoría parlamentaria y goza de una alta popularidad que promueven los medios de comunicación y las redes sociales.
A pesar del optimismo que día a día pontifica la presidente en turno desde su "conferencia mañanera" heredada de su antecesor, sobre la situación social del país, la realidad para millones de personas, trabajadores y ciudadanos es el desempleo, la informalidad, la miseria, la inseguridad, las desapariciones forzadas, los feminicidios, el narcotráfico, la violencia cotidiana y, cuando hay protestas sociales indeseables para el gobierno, la represión. En este sentido, algunos datos nos permiten constatar la condición socioeconómica y laboral del México contemporáneo.
Según el INEGI ("Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)", 30 de julio de 2025 en: https://www.inegi.org.mx/temas/empleo/) la tasa de ocupación en el llamado "sector informal" de la economía, en porcentaje de la población total ocupada, pasó de un promedio de 27.40% durante el período de 2012-2018 a 27.8% entre 2019 y 2024 y a 28.9% durante enero-junio de 2025, que es el último dato que ofrece el organismo. Es significativo que, en sólo 6 meses, ya bajo el "segundo piso de la 4T", la población ocupada en este sector, que es de hecho una forma disfrazada de desempleo estructural que oculta el INEGI, haya aumentado un punto porcentual que supone varios miles de personas que por diversos motivos se han agregado al ejército industrial de reserva en su forma "informal" y precaria.
A diferencia de la tasa de ocupación, el INEGI ofrece la tasa de informalidad que pasa de un promedio que calculamos nosotros en base a sus cifras, de 57,72% durante el sexenio de Peña Nieto (2012-2018) a uno un poco más bajo de 55,25% en el sexenio de López Obrador, mientras que, en los dos últimos trimestres de 2025, este promedio fue de 54,6%. Falta esperar el cierre del año para cotejar las cifras anuales.
Como podemos ver en el largo plazo, la población ocupada en el sector informal tiende a crecer, mientras que la tasa de informalidad se reduce un poco debido a múltiples factores entre los que figuran, entre otros, los efectos de la Covid-19, el aumento de la población económicamente activa y la creación de empleos en el sector formal. Aun así, en términos estructurales y debido al comportamiento decreciente de la economía nacional, esta condición se mantiene en función del ejército industrial de reserva y de la incorporación de cada vez más personas a los mercados informales de trabajo, cuya función consiste en mantener bajos los salarios, aumentar la competencia entre los trabajadores y presionar al alza las tasas medias de explotación laboral.
Estos datos contrastan con las cifras alegres que el INEGI exhibe respecto al empleo-desempleo y ocupación-desocupación, aclarando que normalmente el organismo nacional no diferencia ambos conceptos. Así, mientras que el INEGI sitúa la "tasa de desocupación" en su pico más alto que alcanzó en junio de 2020 en 5.4% para descender a 2.7% en septiembre de 2025, criticando la metodología del INEGI el CAM (Reporte de Investigación no. 137, disponible en: https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-137-2-parte-la-geografia-del-desempleo-en-mexico-2006-2023/), estima la tasa de desempleo abierto en octubre de 2023 en 10.4%, "...situando a México como el segundo país con la tasa de desempleo más alta, sólo por detrás de España".
En materia de salarios e ingresos de la población ocupada del país, las cifras oficiales ofrecen un cándido panorama de "seguridad y bienestar" que (casi) asemeja al "Walfare state salarial" de los países capitalistas desarrollados que publicitan los medios de comunicación dominantes del "occidente colectivo" y de Estados Unidos.
Respecto a los salarios y su relación con la canasta básica, el Centro de Análisis Multidisciplinario en la Facultad de Economía de la UNAM (Reporte de Investigación n. 138, disponible en: https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-138-el-resultado-real-de-la-politica-salarial-del-sexenio-de-lopez-obrador/), establece que, mientras que el salario mínimo mensual se incrementó 25%, al pasar de $1,870 pesos en 2012 a $7,468 pesos en 2024, el precio mensual de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) compuesta por 40 productos aumentó 41.5%, cuestión que, a pesar de los aumentos oficiales decretados por el gobierno al salario mínimo, el trabajador sólo puede adquirir el 50% de dicha canasta, sin considerar otros elementos básicos del costo de la vida y del valor de la fuerza de trabajo del obrero, colectivo, como salud, vestido, educación, transporte vivienda, calzado, servicios de agua, transporte, luz, internet y recreación.
En contraste, el gobierno de la 4T se contenta con implementar un Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC) que es "... un acuerdo voluntario entre el gobierno federal y el sector empresarial para garantizar precios justos en diversos productos de la canasta básica, con el propósito de proteger el bolsillo de los mexicanos" (véase: "Bienestar para tu Bolsillo", en: https://www.gob.mx/shcp/pacic?tab=Qu%C3%A9%20es%20PACIC) y que está a años luz del sistema de control de precios de productos básicos que practicó el gobierno priista de Luis Echeverría (1970-1976).
Fiel al dogma neoliberal, se aclara que este Paquete "...no representa de ninguna manera un control de precios, ni tampoco implica alguna medida de tipo coercitivo". Es decir, solamente es un referente que puede ser o no asumido por la burguesía de acuerdo con sus intereses de clase y de sus negocios empresariales.
El paquete contempla "precios justos" (¿?) para 24 productos que incluyen 22 alimentos y 2 artículos de "primera necesidad" de la "canasta básica", pero que, en la práctica del comercio, de la especulación y del mercado capitalistas, experimentan todos los días incrementos de precios frente a la política de no controlarlos por parte del gobierno en turno como tampoco castigar a los responsables de los incrementos.
Lo mismo ocurre por el lado de los informes de pobreza y pobreza extrema existente en el país.
Así, mientras que el INEGI ("Pobreza Multidimensional", 13 de agosto de 2025, en: chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2025/pm/pm2025_08.pdf) asegura que se ha verificado una "disminución de la pobreza multidimensional desde un índice de 43.2% en 2016 respecto a la población total, a 29.6% en 2024. De la misma forma durante el mismo lapso, asegura el INEGI, la población en pobreza extrema pasó de 7.2% en 2016 a 5.3 en 2024. Por su parte, en su comparecencia ante la Cámara de Diputados el 19 de noviembre de 2025, la titular de la secretaría del Bienestar sin más pruebas que su propio informe, anunció los "beneficios" producidos por el gobierno morenista que, según ella, logró reducir la pobreza extrema en más de 13 millones de personas entre 2019 y 2024, así como la desigualdad social gracias a la "política de bienestar" a través de múltiples "programas sociales" cuya inversión en 2025 es de alrededor de 851 mil millones de pesos que equivalen al 2.3% del PIB, supuestamente para beneficio de 32 millones de mexicanos.
En contraste de estas cifras alegres de programas que en esencia son de naturaleza asistencialista de la política social del gobierno, con una metodología distinta a la oficial, el CAM (Reporte de Investigación n. 138 cit) concluye, comparando dos sexenios que, mientras que en el del presidente Peña Nieto la tasa promedio de pobreza extrema en el país se sitúo en 73%, en el de López Obrador alcanzó, en promedio, 74% del total, es decir, aumentó más que disminuyó, lo que se deriva de distintas metodologías de medición: unas que subestiman los resultados y otras que los colocan en su justa dimensión arrojando cifras completamente distintas y hasta contradictorias..
Coda
En tres entregas hemos caracterizado al régimen actual de gobierno como neoliberal-desarrollista debido a la combinación que hace de las políticas de privatización de ciertos sectores de la actividad económica heredadas del pasado (v.gr. el esquema de las Afores que controla el sector privado), con la implementación de políticas públicas de participación mixta en las inversiones, por ejemplo, en el sector energético (PEMEX), y de carácter social con el diseño de programas asistencialistas para la población. Un capitalismo mixto muy semejante al que prevaleció en el pasado antes del advenimiento del neoliberalismo en el país.
Hasta ahora ha funcionado este "modelo" debido a la mayoría que en el parlamento detenta el partido en el poder y a la incapacidad de la derecha y la ultraderecha para recuperarse de la grave crisis político-electoral que experimentaron en el Proceso Electoral Federal de 2017-2018.
Sin embargo, la consistencia y durabilidad de las políticas del oficialísimo dependerá de los efectos estructurales internos del decrecimiento de la economía nacional en el marco de la crisis estructural del capitalismo global en curso.
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