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Medio Oriente :: 19/11/2025

Ahmed Al Sharaa: el blanqueamiento de un terrorista

Joaquín Castro
Al Sharaa lideró el Frente Al Nusra, responsable de atentados, degollamientos y masacres sectarias contra la población y el gobierno democrático en Siria

En un giro que roza lo surrealista, el 10 de noviembre, el "presidente" de Siria, Ahmed Al Sharaa --conocido anteriormente como Abu Mohammad al-Jolani, líder y degollador en jefe de una filial de Al Qaeda--, fue recibido en la Casa Blanca por Trump con todos los honores. Quien hace apenas unos meses era un terrorista con una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza, hoy es alabado como un «líder fuerte» y «socio fiable» con el que Washington está dispuesto a hacer negocios.

Este encuentro no es solo histórico por ser la primera visita de un "presidente" sirio al despacho Oval; es un escándalo moral que revela la hipocresía crónica de la política exterior estadounidense, donde los principios se subordinan a los intereses geoestratégicos.

De enemigo público a invitado de honor

Ahmed Al Sharaa no es un desconocido para el Departamento de Estado. En 2013, fue designado «Terrorista Global Especialmente Designado» por sus lazos con Al Qaeda. Lideró el Frente Al Nusra, responsable de atentados suicidas, conversiones forzadas y masacres sectarias contra poblaciones cristianas, alauitas, chiíes y drusas en Siria. Bajo su mando, Hayat Tahrir al-Sham (HTS) --la evolución de Al Nusra-- perpetró crímenes de guerra documentados, incluyendo limpiezas étnicas y torturas brutales. La ONU, la UE y EEUU lo consideraban una organización terrorista hasta julio de 2025, cuando Washington revocó esa designación tras la disolución formal de HTS y promesas de «moderación».

Solo días antes de la visita, el 8 de noviembre, EEUU eliminó a Al Sharaa de su lista de terroristas. En mayo, Trump ya había levantado la mayoría de las sanciones contra Siria tras un encuentro en Riad. Y ahora, en la Casa Blanca, se suspenden por 180 días las del Caesar Act, se integra a Siria en la coalición anti-ISIS y se promete inversión masiva. Trump lo describió como un «tipo duro» de un «lugar duro», con un «pasado complicado», pero que «todos hemos tenido pasados difíciles». ¿En serio? ¿Comparar el historial de un jihadista con «pasados difíciles» es el nuevo estándar moral de Washington?

Imágenes repugnantes de un blanqueamiento descarado

Las fotos y videos de esta visita son nauseabundos. Al Sharaa, vestido de traje y corbata, saludando a simpatizantes fuera de la Casa Blanca. Trump sonriendo y estrechando su mano en el despacho Oval. Y, para colmo, el día anterior: Al Sharaa jugando a baloncesto con generales del CENTCOM estadounidense, los mismos que hace años habrían ordenado su captura.

¿Un exinsurgente que luchó contra tropas estadounidenses en Irak, ahora jugando con ellos? Es el colmo de la farsa. Estas escenas no son diplomacia; son propaganda que normaliza a un hombre con las manos manchadas de sangre.

Crímenes bajo la alfombra por conveniencia geopolítica

Los crímenes de Al Sharaa no han desaparecido. Bajo su liderazgo, HTS cometió atrocidades que la ONU y organizaciones de DDHH han documentado: ejecuciones sumarias, torturas en prisiones y ataques contra civiles. Sin embargo, Washington los ha «metido bajo la alfombra» porque ahora Siria es útil supuestamente contra el ISIS (en realidad para contrarrestar a Irán y Rusia) y para posibles acuerdos con Israel (incluyendo los Altos del Golán ocupados). Trump presiona por los Acuerdos de Abraham. Es realpolitik pura: ayer terrorista, hoy aliado si sirve a los intereses.

Este blanqueamiento no es nuevo --recordemos a los muyahidines afganos o a dictadores respaldados por EEUU en Centroamérica--, pero es particularmente cínico. Mientras miles de víctimas de HTS siguen sufriendo, Al Sharaa posa como «reformado». ¿Dónde queda la justicia para las minorías masacradas? ¿Para los que murieron por sus bombas?

EEUU modula su discurso según convenga: terrorista cuando se opone, socio cuando se alinea. Esto no es liderazgo moral; es oportunismo que erosiona la casi nula credibilidad global de Washington. El mundo observa, y las víctimas sirias pagan el precio.

nuevarevolucion.es

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dE9m